Día 14 de abril de 2022
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Pico Maz desde Linza |
Antes de nada, aclarar el tema de la dualidad con que se denomina esta curiosa montaña: l
a cima se encuentra en la divisoria de los Valles de Ansó (Aragón) y Roncal (Navarra). Y en cada una de las vertientes recibe un nombre diferente. Mientras que en Ansó se bautiza como Maz, al otro lado de la muga la llaman Txamantxoia. No sé si por recordar aquel día como hoy de 1931, en que se proclamaba la II República, no sé si por aquel otro de 1975 en el que me nacía el pequeño (hoy no tanto), pero la cosa es que Maite y yo nos tiramos al monte, a subir un pico que ya lo probamos hace unos cuantos años con "mes amis" de Esbarre. Pero en esta ocasión lo hacemos en dirección inversa y, echándole un poco de sal, haciendo algunos escarceos "made in atajo" por algunos andurriales. Otra diferencia es el paisaje, el de hoy saliendo del invierno, aquel en pleno otoño, uno de los más hermosos que mi retina y mi cámara captaron (
crónica) (
fotografías).
¡Al lío!: estamos pasando unos días en Siresa, ha dejado de llover, aprovechamos y nos vamos hacia Ansó, allá compraremos pan. Las aguas del río Veral bajan limpias y bravas; la carretera se dibuja, ora por su derecha, ora por su izquierda, abriéndose paso entre los Alanos y Peña Euzcaurre, para dejarnos en el refugio de Linza (1340 m.).
Nos cambiamos el calzado guay por las botas y comenzamos a caminar, retrocediendo algo más de un kilómetro por la carretera, hasta cruzar el barranco del Rincón de Maz por un ¿puente? Nada, que el agua se ha llevado el asunto, pero no hay agua que unas piedras no puedan salvar, así que ––JL, echa una aquí, otra allí––.
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Atajando |
Pronto estamos avanzando por una pista que se sumerge en el llamado Rincón de Maz, el sol nos invita a despojarnos de alguna capa. Cuando dicha pista se dispone a cruzar el barranco del Rincón de Maz realizando varios giros, decidimos cortar por la tangente y subir por un claro que, no sin esfuerzo, nos deja en lo alto del camino (ya se sabe, "no hay atajo sin trabajo").
Es un buen momento para retomar la senda reglamentaria que sube al Maz, en estado post-lluvia, por lo que el suelo se encarga de embarrar las botas.
Ciertamente, este rincón de la travesía resulta sumamente agradable, más si caminamos bajo impresionantes ejemplares de abetos y hayas, estas últimas carentes de vestido alguno, pero en cuyo ramaje los pájaros interpretan a nuestro paso un dulce y melodioso concierto primaveral.
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Por el collado de Maz |
Alcanzado el collado de Maz, nos introducimos en tierras navarras, aunque a decir verdad, aquí en la montaña, al contrario que en algunas mentes, lo de las fronteras carece de importancia; además, un cartel nos indica de que este tramo coincide con la "Ruta de las Golondrinas", en recuerdo de aquellas mujeres roncalesas, ansotanas y alacenas que en una migración, a principios del S. XX, transitaban estos caminos en busca de trabajo en la vertiente francesa de los Pirineos.
A lo nuestro: seguimos caminando por este sendero que, posteriormente, desemboca en una pista que viene desde tierras roncalesas. Una fuente con abrevadero incluido y, poco más adelante, un refugio de pastores nos invitan a hacer un descanso, apoyados en una piedra con vistas hacia el Valle del Roncal y la mole de Peña Ezcaurre.
Algunos neveros nos obligan a salvarlos e, incluso, cruzarlos para alcanzar la senda que sube desde el camping de Asolaze, ya en el cordal que divide los valles del Rincón de Belagua y el de Maz. Nuestra soledad llega a su fin, aquí nos cruzamos con el primer montañero de la mañana
Las nubes que, pocos a poco, han ido apareciendo en el cielo, ahora se quedan por debajo de nosotros, ofreciéndonos un espectacular paisaje con unas montañas asomándose por encima del mar de algodón.
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Salvando neveros |
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Cima el Maz |
Arriba ya vemos el objetivo que nos ha traído hasta aquí. Una cómoda subida por un pastizal dotado de pinceladas de nieve nos deja en la cima del pico Maz (1941 m.).
El espectáculo que se divisa desde este inmejorable balcón es de escándalo: aunque las nubes nos tapan el Anie, otros se dejan admirar: Peña Ezcaurre, Mesa de los Tres Reyes, Petrechema, Mallo de Acherito, Chipeta, Gamueta... y toda la verbena de picos de los Alanos. Los valles que dividen estas montañas, quedan bajo las nubes.
Aquí arriba, por unos instantes, el tiempo se detiene, nos traslada a océanos de nubes que cubren lo limpio y lo sucio que se esconde allá abajo, en la tierra.
Alcanzamos una cresta desde la que, ahora sí, podemos divisar el paisaje que nos tapaban las nubes con sitios como el bosque de Gamueta, el Paso del Caballo, etc.
La senda se adentra en el bosque, el suelo se alfombra con las hojas que el pasado otoño dejó caer desde las hayas, hojas que cubren el barro, lo que convierte el camino en una especie de "Candanchú" (yo mismo he debido utilizar técnicas de esquí como la cuña, el derrape, etc.).
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Desde la cresta, zona de Gamueta |
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Cerca de la meta |
Poco a poco vamos perdiendo altura, ya se escucha el sonido del agua que desciende con bravura por el barranco de Maz; el sol anima a los pájaros a elevar el volumen de sus trinos y a nosotros a alcanzar el refugio de Linza, punto final de la jornada.
Para ser días festivos, no hay mucho personal, pero lo que no falta en el garito es un grifo que mana una especie de líquido de color oro, con unas burbujitas que, acompañando a nuestra carga gastronómica, constituye un broche final de una agradable mañana.
Solo queda regresar a Siresa, la familia de Maite está en pleno, es la hora del café y de la siesta, así que...
Hasta pronto
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Datos técnicos
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Recorrido |
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Perfil |
Hola.
ResponderEliminarTodas las épocas del año, ofrecen una perspectiva diferente del paisaje, aunque está claro, que el otoño, con sus colores, es diferente. Una ascensión corta pero potente, muy similar a la de su vecina Peña Ezkaurre, aunque yo creo, que si se evitan los atajos, mucho mejor.
Salud y montaña.