miércoles, 4 de mayo de 2022

A LA SOMBRA DEL MONCAYO CASTELLANO (Vozmediano, Aldehuela de Ágreda, Hayedo de Peñarrajada...)


Día 1 de Mayo de 2022
Vista de Vozmediano
        Desde antes de la pandemia no había podido reunir a este cuarteto compuesto por Piedad, Toño, Maite y... ¡ah!, yo. Y no es que el motivo de tal encuentro fuera contentar a la nominada en primer lugar, acercándola a la tierra que la vio nacer. No, mis deseos era conocer uno más de los cientos de rincones que se esconden en las faldas de esa montaña que se asoma por un lado, al Valle del Ebro y por el otro, a la  Meseta Castellana: el Moncayo.
        No madrugamos mucho (el día es largo y la distancia corta) para orientar el morro del buga hacia el pequeño, pero encantador, pueblo de Vozmediano. En el camino, la claridad de la mañana, nos enseña la inconfundible silueta que se dibuja en toda la sierra moncaina; Peñas de Herrera, Morrón, Lobera, Cerro de Morca, San Miguel, Negrilla... todos ellos con manchas, cual seta "coprino blanco" pintadas con el pincel de la nieve.
Castillo de Vozmediano
        Aparcamos en el centro del pueblo. Antes de emprender el camino tomamos un café en uno de los bares, recordando aquella ocasión que estuvimos aquí mismo con las gentes del Nordic Walking CAI, hace ya nueve años. La señora que nos atiende lo hace con simpatía, veremos si a nuestro regreso le dura tal estado.
        Comenzamos a caminar por las calles de Vozmediano, a nuestra izquierda, en lo alto de una peña, destaca la presencia del castillo, testigo que fue de las disputas de los reinos de Aragón y Castilla, aunque su estructura va más allá pues, según los investigadores, delata distintas etapas constructivas: recinto exterior romano, torre árabe y la muralla almenada medieval
Agradable mañana
        Salimos de la población por la margen derecha del río Queiles, cuyas aguas comienzan a enseñarnos su cauce, aquí algo embravecido por las gradas construidas para alimentar una piscifactoría.
        Unos metros más adelante nos desviamos a la izquierda para acercarnos a echar un vistazo al "Nacedero del Río Queiles". Ya lo decía el historiador romano Plinio cuando glosaba las excepcionales propiedades de unas aguas que nacían, allá en las Hispanias, al pie del Moncayo. Y es que los 1500 litros por segundo (hoy se superan ampliamente por el deshielo) que la tierra escupe en este acogedor rincón, colocan este manantial como el segundo de más flujo de Europa. Ciertamente, aunque ya lo conocíamos, es un nacedero verdaderamente espectacular.
El Queiles en Vozmediano
Nacedero del Queiles
Camino Antonino
        Dejamos el rincón para regresar al camino que antes habíamos abandonado y que en un par de kilómetros coincide con el llamado Camino Antonino, o del Agua, una ruta que une las llanuras de Soria con la huerta de la ribera del Ebro.
        Con permiso del "Nacedero" (las aguas del Queiles vienen de más arriba), a nuestra derecha, el rumor del agua delata la presencia de sus primeros pasos, engalanados con chopos, sauces, álamos, etc. Hermosos rincones que me llevan a entender como Gustavo Adolfo Becquer se inspirara en estas tierras para hacer del Moncayo eternamente poético.
        El camino se encuentra protegido para el caminante por una valla de madera hasta el cruce de un pequeño y necesario vadeo para pasar al la otra margen del, ahora ya, riachuelo.
Iglesia de San Lorenzo
        La presencia de algunos huertos nos indican que pronto estaremos entrando en las calles Aldehuela de Ágreda. Atravesando el casco Urbano, ya en la calle Mayor,  vemos las típicas construcciones del Moncayo y una de sus joyas: la Iglesia de San Lorenzo, del siglo XVII, de una sola nave central y de construcción de mampostería.
        Seguimos el camino siguiendo las indicaciones hacia el Hayedo, en cuyos carteles observo la falta de denominación completa, pues unos le dicen de Vozmediano, otros de Aldehuela y los más de "Peñarrajada". Sea como sea, allá que vamos caminando en  dirección hacia el este.

Acebo
        La senda va ganando altura por esta cara norte del Moncayo soriano, lo que nos permite disfrutar de amplias vistas hacia la dehesa moncaína  con el castillo de Vozmediano presidiendo el paisaje.
        Antes de alcanzar las primeras hayas, el camino nos ofrece una buena dosis de acebos, lástima que las hembras no se encuentren vestidas de gala con sus rojos frutos; no importa, el brillo de su follaje compensa lujos de otras fechas.
        Los abetos, poco a poco, van dando paso a las hayas, con sus hojas recién nacidas, de un intenso verdor: estamos entrando en el Hayedo de Peñarrajada.
        Alcanzamos la pista que lleva hacia Agramonte, por la que llega el "séptimo de caballería" en dirección contraria a la nuestra, incluso un corcel pretende venirse con nosotros, pero Toño le susurra en la oreja, agarra las riendas y el animal se va con el regimiento de "Custer".
Vista hacia el norte (Vozmediano)
Por el hayedo de Peñarrajada
En el barranco de Agramonte
        Giro a la derecha y, poco más adelante, a la izquierda, para seguir el camino y embriagarnos con el verdor del entorno. Habrá que volver en otoño, seguro que este rincón estará precioso.
        Hemos cambiado la pista por un agradable sendero tapizado de hojas, con la cumbre del Moncayo frente a nosotros, sendero cuya traza deja de ascender para llevarnos al barranco de Agramonte, o de Castilla, que en este tramo ejerce de frontera natural entre Soria y Zaragoza.
        ¡Vaya frontera, vaya barranco! Las recientes nieves y la alta temperatura de estos días, convierten estos arroyuelos en auténticos ríos que, como este, van al encuentro de tierras sedientas de agua, remansados unas veces y de bravo poderío en otras. Junto a este barranco, el de Agramonte, nos detenemos un instante para capturar una porción de esa belleza que en rincones como este podemos admirar.
Aguas bravas
También estuve

        Retomamos la marcha por un descendente camino en el que mana el agua por doquier, lo que nos lleva a estar atentos pues no es cuestión de "esbarizar y manchar la culera".
        La senda desemboca en aquel camino que habíamos recorrido por unos metros, el de Agramonte, que discurre por un bosque de pino negro y que pronto dejamos para ir perdiendo altura por alguno de los muchos caminos que alberga este macizo. 
        Son estos caminos los que podemos recorrer para observar las distintas variedades de vegetación que aquí, en el Moncayo, se muestran como en un libro abierto debido a claro escalonamiento de las formaciones vegetales: encinar, rebollar, pinar, robledal, hayedo y hacia la cumbre el prado con matorrales de genistas, sabinas rastreras y enebros.
Castillo e iglesia de Vozmediano
        Así, entre camino y camino, vamos acercándonos al final de la ruta. De nuevo se nos presenta a figura el castillo de Vozmediano, esta vez es su cara opuesta la que atrae nuestra mirada. Bajo su muralla, adosada a las casas del pueblo, se encuentra la iglesia de Nuestra Señora del Puerto.
        Entre muralla y templo, van estos cuatro caminantes en busca de otro monumento, uno que se encuentra en la plaza cuya terraza nos acoge para, sentados a la sombra, calmar el apetito e hidratar cada uno de nuestros poros con esa especie de agua bendita de color dorado. De la simpatía mostrada, hace cuatro horas, de los meseros, me abstengo comentario alguno.
        Hoy han sido caminos desconocidos, caminos cargados de historia, caminos en busca de una cumbre que mira, no sé si con chulería, no sé si con gallardía, a la ancha Castilla, amada por Machado, por un lado, y por el otro, a esa tierra que cantara Labordeta, que es Aragón.
        Hasta pronto

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Datos técnicos

Recorrido
Perfil:
Distancia, 14,9 km
Desnivel positivo, 495 m.
Desnivel negativo, 495 m.

1 comentario:

  1. Hola.

    Bonita circular, las faldas del Moncayo, albergan preciosos rincones como los que nos muestras en este recorrido y ahora, ya con las hayas vistiendo sus mejores galas, aún más.

    Yo, las veces que he almorzado en Vozmediano, siempre voy al que esta más arriba, el de la plaza está demasiado concurrido.

    Salud y montaña.

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