Vista de Vozmediano |
No madrugamos mucho (el día es largo y la distancia corta) para orientar el morro del buga hacia el pequeño, pero encantador, pueblo de Vozmediano. En el camino, la claridad de la mañana, nos enseña la inconfundible silueta que se dibuja en toda la sierra moncaina; Peñas de Herrera, Morrón, Lobera, Cerro de Morca, San Miguel, Negrilla... todos ellos con manchas, cual seta "coprino blanco" pintadas con el pincel de la nieve.
Castillo de Vozmediano |
Comenzamos a caminar por las calles de Vozmediano, a nuestra izquierda, en lo alto de una peña, destaca la presencia del castillo, testigo que fue de las disputas de los reinos de Aragón y Castilla, aunque su estructura va más allá pues, según los investigadores, delata distintas etapas constructivas: recinto exterior romano, torre árabe y la muralla almenada medieval.
Agradable mañana |
Unos metros más adelante nos desviamos a la izquierda para acercarnos a echar un vistazo al "Nacedero del Río Queiles". Ya lo decía el historiador romano Plinio cuando glosaba las excepcionales propiedades de unas aguas que nacían, allá en las Hispanias, al pie del Moncayo. Y es que los 1500 litros por segundo (hoy se superan ampliamente por el deshielo) que la tierra escupe en este acogedor rincón, colocan este manantial como el segundo de más flujo de Europa. Ciertamente, aunque ya lo conocíamos, es un nacedero verdaderamente espectacular.
El Queiles en Vozmediano |
Nacedero del Queiles |
Camino Antonino |
Con permiso del "Nacedero" (las aguas del Queiles vienen de más arriba), a nuestra derecha, el rumor del agua delata la presencia de sus primeros pasos, engalanados con chopos, sauces, álamos, etc. Hermosos rincones que me llevan a entender como Gustavo Adolfo Becquer se inspirara en estas tierras para hacer del Moncayo eternamente poético.
El camino se encuentra protegido para el caminante por una valla de madera hasta el cruce de un pequeño y necesario vadeo para pasar al la otra margen del, ahora ya, riachuelo.
Iglesia de San Lorenzo |
Seguimos el camino siguiendo las indicaciones hacia el Hayedo, en cuyos carteles observo la falta de denominación completa, pues unos le dicen de Vozmediano, otros de Aldehuela y los más de "Peñarrajada". Sea como sea, allá que vamos caminando en dirección hacia el este.
Acebo |
Antes de alcanzar las primeras hayas, el camino nos ofrece una buena dosis de acebos, lástima que las hembras no se encuentren vestidas de gala con sus rojos frutos; no importa, el brillo de su follaje compensa lujos de otras fechas.
Los abetos, poco a poco, van dando paso a las hayas, con sus hojas recién nacidas, de un intenso verdor: estamos entrando en el Hayedo de Peñarrajada.
Alcanzamos la pista que lleva hacia Agramonte, por la que llega el "séptimo de caballería" en dirección contraria a la nuestra, incluso un corcel pretende venirse con nosotros, pero Toño le susurra en la oreja, agarra las riendas y el animal se va con el regimiento de "Custer".
Vista hacia el norte (Vozmediano) |
Por el hayedo de Peñarrajada |
En el barranco de Agramonte |
Hemos cambiado la pista por un agradable sendero tapizado de hojas, con la cumbre del Moncayo frente a nosotros, sendero cuya traza deja de ascender para llevarnos al barranco de Agramonte, o de Castilla, que en este tramo ejerce de frontera natural entre Soria y Zaragoza.
¡Vaya frontera, vaya barranco! Las recientes nieves y la alta temperatura de estos días, convierten estos arroyuelos en auténticos ríos que, como este, van al encuentro de tierras sedientas de agua, remansados unas veces y de bravo poderío en otras. Junto a este barranco, el de Agramonte, nos detenemos un instante para capturar una porción de esa belleza que en rincones como este podemos admirar.
Aguas bravas |
También estuve |
Retomamos la marcha por un descendente camino en el que mana el agua por doquier, lo que nos lleva a estar atentos pues no es cuestión de "esbarizar y manchar la culera".
La senda desemboca en aquel camino que habíamos recorrido por unos metros, el de Agramonte, que discurre por un bosque de pino negro y que pronto dejamos para ir perdiendo altura por alguno de los muchos caminos que alberga este macizo.
Son estos caminos los que podemos recorrer para observar las distintas variedades de vegetación que aquí, en el Moncayo, se muestran como en un libro abierto debido a claro escalonamiento de las formaciones vegetales: encinar, rebollar, pinar, robledal, hayedo y hacia la cumbre el prado con matorrales de genistas, sabinas rastreras y enebros.
Castillo e iglesia de Vozmediano |
Entre muralla y templo, van estos cuatro caminantes en busca de otro monumento, uno que se encuentra en la plaza cuya terraza nos acoge para, sentados a la sombra, calmar el apetito e hidratar cada uno de nuestros poros con esa especie de agua bendita de color dorado. De la simpatía mostrada, hace cuatro horas, de los meseros, me abstengo comentario alguno.
Hoy han sido caminos desconocidos, caminos cargados de historia, caminos en busca de una cumbre que mira, no sé si con chulería, no sé si con gallardía, a la ancha Castilla, amada por Machado, por un lado, y por el otro, a esa tierra que cantara Labordeta, que es Aragón.
Hasta pronto
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Datos técnicos
Recorrido |
Perfil: Distancia, 14,9 km Desnivel positivo, 495 m. Desnivel negativo, 495 m. |
Hola.
ResponderEliminarBonita circular, las faldas del Moncayo, albergan preciosos rincones como los que nos muestras en este recorrido y ahora, ya con las hayas vistiendo sus mejores galas, aún más.
Yo, las veces que he almorzado en Vozmediano, siempre voy al que esta más arriba, el de la plaza está demasiado concurrido.
Salud y montaña.