Día 3 de julio de 2022
Bisaurín |
Son valles que albergan parajes tan emblemáticos como la Selva de Oza, Aguas Tuertas, hayedo de Gamueta y picos como el Castillo d´Acher, Peña Ezcaurri, Bisaurín, Aspe, Mesa de los Tres Reyes, Peña Forca... No digamos nada de los ibones que la retirada de los glaciares dejaron reposando en espectaculares cubetas, como los Acherito y Estanés.
Un regalo a la vista |
Primeros pasos |
Como anuncian tormentas para la tarde y no queremos "chipiarnos", madrugamos y pronto estamos atacando la serpenteante carretera que sube hasta el refugio de Lizara (1540 m.).
La primera dosis de crema protectora ya la hemos traído puesta, así que nos calzamos las botas y ¡hale!, cogemos la senda que sale detrás del refugio y comenzamos a darle al calcetín.
Vamos subiendo |
Entre los últimos pinos, asoma la chimenea del refugio de Ordelca (1700 m.) que de pillarnos la tormenta, bien podría acogernos. Pero de momento no toca, así que seguimos nuestro camino que, carente de arbolado, nos regala la presencia de hermosas flores.
Atravesamos una puerta metálica para el control del ganado, delante vemos el trazado de la senda que se dibuja en el canchal, senda que en este tramo transita entre los macizos de Aspe y Bisaurín.
¿Dónde las flores están ... |
... dónde crecieron ... |
... en qué monte, dime amigo ... |
... han florecido? |
Refugio de los forestales |
Peso esto sigue tirando "p´arriba", hay que salvar unas rocas en un simple y florido zigzag que desemboca en la proximidad del refugio de los forestales (1970 m.). Un buen lugar par sentarnos cinco minutos, tomarnos unos "carbohidratos de Canarias" y taparnos la azotea mental, pues el sol ya ha superado la línea de las montañas del este.
No tardamos en alcanzar la Plana Mistresa (2000 m), una especie de paraíso del ganado vacuno. Hacia el oeste, asoma la cara norte del Bisaurin y el espectacular cuello de Secús.
Cara norte del Bisaurín y cuello y puntal de Secús |
A nuestra derecha, un grupo de sarrios (rebecos), pacen, beben y, los más jóvenes, andan enfrascados en juegos caprinos; también observan el paso de esta pareja sin inmutarse en absoluto.
China, chano, como el que no quiere nada, alcanzamos el punto más alto de la travesía, el Puerto de Bernera (2115 m.).
Frente a nosotros, pese al cada vez más preocupante cambio climático, algunos neveros se resisten a fenecer, gracias a la umbría que se aloja bajo el Puntal del Bozo. Otro que se resiste a morir es el Ibón Biello, aunque creo que tiene los días contados
Los sarrios, a lo suyo |
Por la Plana Mistresa |
Selfie (autorretrato) en el puerto de Bernera |
En el Valle de los Sarrios |
El recorrido es de lo más reconfortante; bajo nuestras botas, una esponjosa hierba parece aliarse con nosotros para olvidar el cansancio acumulado hasta aquí. En las laderas de nuestra derecha divisamos la presencia de alguno de los mamíferos que dan nombre al valle.
El valle desemboca en un fuerte descenso que se dibuja en el paraje denominado "La Trinchera". La senda zigzaguea hasta alcanzar un profundo valle. Aquí tenemos dos opciones: seguir la nueva GR. 11 y desviarnos por la antigua, o encaramarnos a una especie de mirador y disfrutar de las vistas sobre el Ibón de Estanés; decidimos la segunda de ellas y, con un pequeño esfuerzo, asomarnos a este balcón y echar la vista hacia ese lago que regala sus aguas sobrantes a los vecinos galos.
Ibón de Estanés |
Al fondo asoma el Middi d´Ossau |
Sobre todo este regalo de montañas, el firmamento vestido de azul celeste y encaje de nubes blancas, se añaden al lienzo de este museo y, aunque la obra parece completada, quedan bellos paisajes que contemplar.
Lejos estamos de Teruel, pero el jamón, los "guëbos duros" y el queso que sacamos de las mochilas, ¡qué cerca están!; bueno, estaban, pues como dice el refrán: "el buen alimento cría entendimiento".
Siluetas de Anayet y Vértice |
Genciana lutea |
Al regresar sobre nuestros pasos, lo que antes era subida, ahora es bajada y lo que fue camino "p´abajo" ahora tira "p´arriba". Edad y cuestas se alían para poner a prueba a esta pareja, pero no somos amigos de "reblar", pues abajo, en el refugio de Lizara, nos esperan unas cañas de cerveza y esas, amigos, esas las tenemos conquistadas. Hasta llegar allí, disfrutamos de las flores que ahora, con pleno sol, muestran todo el esplendor que para sí quisieran algunos de los más famosos jardines.
No es Versalles |
Hasta pronto
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Datos técnicos:
(el track, pulsando sobre la palabra wikiloc del mapa)
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