Día 8 de julio de 2023
"Arremojate la tripa que ya viene la calor", cantaba el abuelo Labordeta. Aunque con más compasión que en el pasado año, el calor (o "la calor" como dice la canción) se deja notar en mañanas como esta en las que hasta al propio "Iulius Caesar" se le derretirían las suelas de las sandalias de fabricación romana.
Los de Esbarre preveíamos una floja asistencia a esta de hoy, pues calor, vacaciones, sumadas a la previsible dureza de la travesía, nos hacían pensar en ello. Nada de eso, entre los que salimos de la heroica "Caesaragusta", los que recogemos en la "Ôsca" y "Sabinianus" y los que se suben a la cuadriga (bus), conducida magistralmente por Miguel, en la "tabernae" de Senegüe, sumamos la nada desdeñable cantidad de 28 unidades, dispuestos a afrontar la dura jornada que se nos presenta.
En el viaje podemos ver los embalses, no hace mucho tiempo, sedientos, bastante nutridos de agua, producto de las recientes lluvias. El de Lanuza viste los colores propios de estas fechas en las que sus aguas acogen el Festival Pirineos Sur, acontecimiento en el que las músicas y las culturas del mundo se dejan oír entre las montañas que rodean a este magnífico rincón del Pirineo.
Descabalgamos a un paso de la frontera que nos separa (o nos une) de Las Galias, aquí en el aparcamiento de Espelunciecha (1740 m.). No sé si al resto, pero a mí me pone algo irritado la actuación que el humano hemos desarrollado en este imponente paisaje. Todo sea por el "€".
No tardamos nada en calzarnos las botas, ni en darnos una buena capa de crema solar, ya que el cielo está totalmente despejado y nuestra estrella está dispuesta a dejarse notar.
Primeros pasos en perfecta formación |
Poco a poco vamos ganando altura. Desde que hemos arrancado, el bicéfalo Middi d´Ossau vigila que no nos desviemos. Lo hará durante buena parte de la marcha. Además. Como todo buen monte que se precie, este también tiene su leyenda. Nos cuenta: "varios milenios atrás, el Valle de Ossau tenía que hacer frente a unas hordas de invasores. Los habitantes, desbordados, fueron ayudados por dos gigantes, Jean y Pierre, quienes rechazaron a los asaltantes. Murieron en el combate. Entonces, los habitantes del valle los sepultaron bajo piedras, creando, pues, a “Jean-Pierre” que es como lo conocen los habitantes de la zona". Bueno, más o menos así es la leyenda que acompaña a esta impresionante montaña.
Midi d´Ossau (Jean y Pierre) |
La quinta del 86 |
Salvamos una pequeña pendiente hasta alcanzar el collado de Batallero (2041 m.). Afortunadamente, sopla viento, cosa que se agradece en días como el de hoy.
Ibón de Batallero |
La senda nos va llevando por una ladera que discurre por encima de la GR.11 por la que vemos subir a algunos senderistas, algunos de ellos acompañados por sus mascotas. ¡Ah, amigos!, pero nosotros llevamos un "brioso" montañero que retorna sobre el camino en busca de una gorra que uno de los "bosses" del grupo ha extraviado. Y créeme amigo: montañero y gorra no se encuentran, pues la "tapacrestas" anda agazapada en la mochila del susodicho "boss". Son esas cosas que ocurren cuando se sobrepasa el límite de la aburrida normalidad.
Allá el Midi, aquí el ibón de Anayet |
En las aguas se refleja el pico Anayet (2575 m.), pero no es lo único: hacia el norte asoma esa montaña de la que hablaba arriba y que, como decía, no nos ha dejado de vigilar: el Midi d´Ossau (2884 m.). Pero ahora parece emerger de lo más bajo de su valle. A sus faldas se aloja humildemente el Peyraget (2488 m.). Echando un vistazo hacia el oeste, divisamos nuestro objetivo, pero para ello aún queda tajo.
Un buen lugar para hacer un descanso e ingerir algún tentempié que, por cierto, el mío parece gustarle a una de las mascotas que andan por aquí, y es que "no lleva atado al amo". Mirando el pico de Anayet me viene el recuerdo de diez años atrás, en aquella ocasión lo ascendí en compañía de Maite y Piedad (crónica)
Vértice (izd) y pico de Anayet (dcha) |
Pico de Anayet |
En el Cuello de Anayet |
Poco a poco vamos llegando, aquí nos reagrupamos para, todos juntos, salvar el tramo, algo expuesto, que nos dejará en el Vértice de Anayet o Punta O Garmo (2555 m.).
Si abajo, en el ibón, el paisaje era "pa´quitarse las legañas", aquí arriba nos encontramos en un mirador de auténtico lujo. Al norte, otra vez, el sempiterno Middi d´Ossau; Girando la vista hacia el oeste, el Aspe, la Zapatilla, Bisaurín, Castillo D´Acher, Anie...; en el sur, más allá de la Canal de Izas, la pala de Ip deja que asome el gorro de Collarada. Un último giro de cabeza nos enseña una verbena de tresmiles y sus satélites: Garmo Negro, Infiernos, Bachimaña, Balaitus, Palas..., ¡todo un espectáculo!
Hacia el Vértice |
En la cima del Vértice de Anayet |
Por el cordal |
Eso es, la juerga continúa. Ahora nos toca caminar por un hermoso cordal que comienza con el descenso, algo incómodo, hacia el collado de O Porté (2382 m.) con la esperanza de que la inercia de bajada nos encarame a lo alto de la punta del mismo nombre, o sea, O Porté (2440 m). Nada de eso, las garras van acumulando cansancio, pero no sé qué tiene esta gente de Esbarre que cuando hay que subir, se sube.
Atrás van quedando esas montañas, el Midi d´Ossau, el Anayet, el Vértice. El sendero que han pisado nuestras botas se pierde en la lejanía del cordal
Accedieno a la punta de O Porté |
Vista hacia el oeste, desde la "cantina" |
Además de todo, esta improvisada cantina disfruta de grandes vistas, pues se ubica entre dos grandes canales; a un lado la de Izas y al otro Las Negras que nos invita a mirar un poco más allá, donde se aloja la Canal Roya, tan deseada por los amigos de invertir euros y llenar este espacio paradisiaco, de más y más acero (cambio y corto que si no, me enciendo).
Hay que levantar el campamento, pues aún queda camino que recorrer. Enseguida alcanzamos un hito, es la punta de Chiniprés (2400 m.).
Descenso |
La Menorias las dejamos a nuestra izquierda para ir descendiendo hacia el barranco de Chiniprés. Quizá haya alguna senda, pero si es así, se esconde bajo el manto vegetal, así que tiramos "p´abajo, a las bravas", hasta vadear dicho barranco.
Un poco más abajo se ve el que llaman Refugio de Chiniprés, o las ruinas de lo que fue, al que debemos dirigir nuestros pasos. Y sí, los dirigimos por donde podemos, los que van de corto, prueban las caricias de las ortigas, planta que, dicen, es muy nutritiva en tortilla, pero, así a pelo, muerde.
Por la Canal Roya |
Desafortunadamente, en esta vertiente el viento brilla por su ausencia. No importa, abajo se oye el rumor del agua.
Unas cuantas lazadas nos dejan en el fondo del valle, aquí tomamos la GR.11. Tras cruzar un puente, la sombra del bosque nos alivia gratamente, más todavía cuando pasamos por la fuente del Cerezo, de la que mana una fresca agua.
Pronto alcanzamos el lugar en el que Miguel, con maniobra de marcha atrás incluida, nos espera, allá en la vieja carretera. Algunos, los más veloces, se han pasado de largo, andan flojos de frenos, y han de retornar si es que quieren alcanzar los deseos de todos: mudarnos, subir al bus y en Canfranc meternos al cuerpo unas birras que hoy sí, hoy nos las hemos ganado.
Rehidratación |
Hasta pronto
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Datos técnicos
Bonita e interesante excursión.👍
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