Me considero afortunado de pertenecer a esa generación donde los viejos llevamos en los ojos un niño travieso. Sí, ya sé que los niños de hoy nos ven como venerables ancianos. Pero me queda la esperanza de que mis nietos, cuando alcance la cima sin bajada, me recuerden como yo recuerdo a mi abuelo Vicente. Al menos esa es la idea.
Pues mira tú por dónde, el abuelo José Luis está como las pilas Duracell, ¡nunca se agota! Para prolongar su existencia hasta el infinito y más allá, Maite y yo hacemos nuestros esfuerzos. Hacemos ejercicio (bueno, ella más que yo, que trabajar "el ganchillo" cuenta como actividad física, ¿no?), intentamos comer de manera decente (aunque eso sí, no decimos que no a una birrita de vez en cuando, que alegra el espíritu y lubrica las articulaciones). Y cada tanto, nos vamos a hacer "retiros espirituales" en algún balneario. Ahí no solo "tomamos las aguas" con toda la seriedad del mundo (como si fuéramos a sanarnos de alguna enfermedad medieval), sino que también nos dedicamos a explorar los alrededorcitos. ¡Qué más da si esos garbeos son solo una excusa para recordar que nos sigue atrayendo el movimiento de garras!
––¡Mientras el cuerpo aguante...! |
"El Paraíso" |
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Balneario - Manzanera - Balneario
El primer paseo lo realizamos el pasado día 15, que nos llevó, en un recorrido fluvial, por las orillas del río Torrijas (o Manzanera), entre olmos cabeceros y el canto de pájaros. A su izquierda, el pueblo de Los Cerezos se recuperaba de su noche de fiesta. El recorrido nos llevaba a Manzanera, entrando por la Puerta de Arriba hasta la plaza del Castillo, antigua fortaleza estratégica. Recorrimos la calle Mayor hacia el Portal de Abajo, símbolo del municipio.
En el Portal de Abajo |
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Chelva en familia
El día siguiente, el 16, nos dirigimos a Chelva, en Valencia. En solo una hora de camino, ya estábamos deleitándonos con la belleza de este encantador pueblo. Allí nos reunimos con mi hermano Carlos y su esposa Angelina, quienes habían viajado desde Paterna con el mismo propósito que nosotros: disfrutar de un día lleno de hermosos paisajes y de grata y entrañable compañía.
En familia |
Caminando hacia la Ruta del Agua, las calles de Chelva delataban que allí habían convivido tres culturas diferenciadas en tres barrios:
- "Barrio andalusí de Benacacira": La antigua medina árabe de Chelva fue construida entre los siglos XI y XII y se caracteriza por sus soportales, sus casas encaladas y sus callejones sin salida.
- "Barrio judío de Azoque": los callejones de la judería de Chelva conservan a la perfección el aire misterios de las aljamas medievales. Pasear por ellos es un auténtico viaje al pasado de la localidad.
- "Barrio morisco – mudéjar de Arrabal": recibe su nombre por haber sido construido en los arrabales del recinto amurallado de Chelva durante el siglo XIV. Entre sus principales monumentos destacan la Ermita de los Desamparados y la Ermita de la Santa Cruz, la antigua Mezquita de Banaeça.
- "Barrio Cristiano de la Ollería": también datado en el siglo XIV, recibe su nombre por los muchos hornos de cerámica que había en sus calles.
Por el Barrio Árabe |
Túnel de Olinches |
Río Tuetar |
La Playeta |
Aún daremos algún que otro paseo por los alrededores del "Paraíso", pero de momento nos adentraremos en la Sierra de Gudar
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PEÑARROYA
Día 18 de junio de 2024
¡A lo que vamos! |
Tras los baños, ¡a gastar energía! |
Continuamos por una vieja vereda de ganado por entre muros de piedra seca, en la partida "Solanas Bajas", un nombre tan evocador que casi huele a polvo y nostalgia. Giramos al noreste y el prado se convierte en un desfile de pinos, como si estuviéramos en el pase de moda arbórea de la temporada. Seguimos subiendo suavemente y dejamos a nuestra izquierda, en una cota inferior, la Masía del Hontanar, una joya arquitectónica olvidada por el tiempo.
Masía del Hontanar |
Ahora, el sendero serpentea por una cañada abrazada por muros de piedra seca, una verdadera obra maestra que prolifera generosamente en estas tierras.
Cañada entre muros de piedra seca |
Ganando metros |
Alcanzada la Masía del Corralejo, emprendemos una senda casi invisible que sube con suavidad por las "Solanas Altas", siguiendo las curvas de nivel y regalándonos la vista del urbanizado Valle de la Virgen de la Vega (¡una verdadera lástima!), hasta llegar a la Masía de la Solana, otra más, igualmente en ruinas.
Desde la Masía de la Solana, el sendero avanza por una impresionante pista forestal que penetra en un exuberante bosque de pino albar (Pinus sylvestris), notable por su excelente estado de conservación y la presencia de antiguos ejemplares de considerable tamaño. Este tramo es verdaderamente impactante debido a la belleza del bosque y la serena soledad del entorno.
Pinar |
Avanzando por el cortafuegos |
En la cima |
En el Peñarroya |
Pero hay que descender, así que recogemos los bártulos y, ¡hale, p´abajo! En principio descendemos por la misma zona de subida, hasta alcanzar una pista que nos lleva al Collado de la Imagen, cruce de 3 caminos con señales indicadoras: a la izquierda la fuente de la Chaparrilla, a la derecha Gudar y por el centro Peñarroya.
Descendiendo |
Este no es vaca |
Ahora sí, ahora regresamos a la placidez del balneario, ahora no tomaremos las aguas, tomaremos una buena dosis de serenidad y, cómo no, un par de birras que, ¡caray!, nos las hemos ganado con creces.
Dica lugo
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Qué guapiños , que diría la rubia gallega, y juveniles se os ve en en el dibujo Disney.....
ResponderEliminarComo siempre: un regalazo. Muchas gracias. No es para leerlo de carrerilla. Hay que disfrutarlo una tarde tranquila, sin prisas, saboreando la prosa de José Luis y el acercamiento que nos prodiga con la naturaleza.
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