viernes, 12 de julio de 2024

PICO EL CUEZO (circular desde Espierba)

 Día 10 de julio de 2024
        Aprovechando que estamos alojados en Espierba, hacemos esta ruta circular con el objetivo de alcanzar aquella punta que divisamos desde nuestra "casa".
        Espierba es una aldea con sus construcciones dispersas, incluida la iglesia; algunas mantienen la arquitectura típica de montaña, pero gradualmente están surgiendo nuevas casas, no tanto para actividades agrícolas o ganaderas, sino como residencias de vacaciones. Lugareños del valle nos cuentan que, durante todo el año, tan solo es habitada una de las casas, madre e hijo, este último dedicado al pastoreo.
Iglesia de Espierba
        ¡Al lío! Aunque la ruta atraviesa nuestra ubicación (1350 m.), la PR-HU.92, subimos con el buga hasta lo más alto de la aldea (1410 m.).
        Como ya hemos llegado con las botas ajustadísimas, el ungüento antisolar untado milimétricamente y la cabecita cargada de sabiduría, nos lanzamos a la aventura avanzando por la mencionada senda, la cual, con un desnivel que más bien parece un desafío personal para nosotros, va dejando atrás las últimas casas de Espierba.
Dejamos Espierba
        El sendero, perfectamente señalizado, se abre paso por un umbrío bosque que en principio nos muestra una buena población de hayas y boj. En algún claro, el prado deja que las flores muestren su pleitesía al sol, como la blanca achilea. Conforme vayamos ganando altura aparecerá el pino negro.
Achilea
        Chino chano, no sin esfuerzo alcanzamos el collado de Espierba (1809 m.), a la izquierda arranca el camino que sube al pico Comodoto, pero nosotros cogemos el de la derecha, en dirección SE, que nos lleva por un cordal desde el que contemplamos, a nuestra derecha, las impresionantes montañas que cierran el Valle de Pineta
: Pala de Montinier Sierra d’as Zucas y sus Tres Marías, así como de las Puntas Verdes, de los rocosos mallos Gran (2475 metros) y Embasador (2550 metros), de la cresta de Monesma y de las Treserols.
En el collado de Espierba
        Estamos en una buena posición para admirar los dos valles, pues a la izquierda queda el Valle Del Real, desde donde ya se visualizan el el río que da nombre al valle, la montaña de Ruego y el pico de La Mota, por encima del pequeño pueblo de Chisagüés.
Valle del Real
Chisagües (zoom)
         Nosotros, en nuestra infinita sabiduría, nos lanzamos a "llanear" por la pista, como si fuéramos expertos en la materia, en dirección sureste, rodeando la Punta Taller. Después de unos extenuantes 15 minutos, salimos a una zona más despejada, donde podemos respirar aliviados y presumir de nuestra hazaña, para finalmente alcanzar el collado de Sarratillons (1790 m.).
Collado de Sarratillons
        En este punto, el camino gira hacia el noroeste y desciende hacia el valle de Chisagüés, también conocido como el valle del río Real. Abandonaremos la pista y nos dirigiremos hacia el este, atravesando prados por una senda poco marcada.
        Caminamos por un paraje conocido como "Ereta Tolosa", donde avanzamos cresteando durante unos metros. A lo lejos, en lo alto, se vislumbra el cordal que nos acercará a nuestro objetivo. Sin embargo, por el momento, disfrutamos de un bosque de pinos cubierto de abundante musgo.
Entre pinos
        Cada vez la panorámica se vuelve más espectacular. Al este, se pueden admirar las puntas Suelza, Fulsa y Urdiceto, junto con el imponente macizo de Cotiella, más al sur. El valle de Pineta también nos deleita con la vista de la Pala de Montinier, la Peña Altura y el hermoso Portillón de Tella.
Una buena panorámica
        Solo nos queda enfrentar los últimos y desafiantes metros hasta alcanzar la cima, a través de un terreno abierto y rocoso, que nos llevará a la cumbre del imponente y poco conocido pico, o punta, del Cuezo (2034 m.). 
Ahí queda
En la cima del Cuezo
        Si lo comparamos con las cumbres que tenemos la suerte de contemplar, este pico exhibe una buena carga de humildad. Pero, ¡ay, amigos!, el paisaje que se divisa desde su cima es de sobresaliente:
        Al noroeste destaca el Comodoto, detrás de esta sierra de Espierba, que separa los valles de Pineta y Chisagüés. Detrás están los Montaspró y el Pic Blan. En el valle de Chisagüés, se ve la zona de Petramula. Encima, se encuentran el Chinipro, la Punta de las Puertas y el acceso a los ibones de La Munia, así como Peña Blanca, Robiñera y La Munia.
Desde la cumbre
             Dominando el circo de Pineta, se adivinan, tras las nubes, el Cilindro, Monte Perdido, su glaciar, el pico Añisclo, el Soum de Ramond, el collado de Añisclo, La Suca y las Tres Marías, así como parte de la zona visitada hace un par de días, como la impresionante cascada del Cinca. ¡Vamos, una explosión de belleza para los ojos! Abajo divisamos las edificaciones de Espierba, incluso vemos con claridad nuestro alojamiento, una vieja casa de la aldea.
¡A ver si se quitan las nubes que tapan las Treserols!
        ¡Uf! Por poco se me pasa mencionar que llevamos un suculento lastre en las mochilas: un tesoro compuesto de longaniza y chorizo de Sarrión (Teruel), cuidadosamente aromatizados con el hongo típico de aquellas tierras. ¡Cualquiera diría que hemos estado cargando con la charcutería más exclusiva de la comarca! 
Así que a "mover el bigote".
        Habiendo logrado nuestros grandiosos objetivos, es hora de bajar. Por supuesto, podríamos simplemente volver por el mismo camino, pero ¿quién haría algo tan predecible? No, nuestra misión es trazar una ruta circular, así que nos aventuramos hacia un florido sendero, apenas visible, que serpentea por la cara sur del Cuezo.
Comienzo del descenso, entre...
... flores
        ¡Vaya con el sendero! Nada más y nada menos que unos cuatrocientos metros de desnivel, en un tramo que, francamente, es de todo menos amigable para estos dos aguerridos y solitarios montañeros. Pero claro, "no problem". Tomamos todas las precauciones necesarias para no rompernos el "pesCUEZO" (quizás de ahí viene el nombre del piquito, ¿no?).
¡Uf!
        La cosa se 
suaviza cuando alcanzamos la senda que une Javierre con Espierba, un camino que transita por el Llano de Diera. Un pequeño despiste nos quiere enfilar por la senda del error (no horror),  pero nada que el gps no pueda corregir, así que, chino chano, seguimos "p´alante". 
        Poco a poco el camino va tornando en pista, esa pista que nos devuelve al punto de partida.
En el Llano de Diera
        En cinco minutos, el buga nos deja en casa. Ha sido una jornada en la montaña vivida en completa soledad, una soledad que rara vez se encuentra en otros lugares mucho más populares, donde las multitudes restan el encanto de visitarlos. Quizás por eso hemos elegido este pico. No ha sido una hazaña épica, pero el hecho de haber compartido la experiencia solo con los pájaros, los bosques, las flores, el paisaje y, claro, con Maite, sinceramente, ha hecho que valga la pena.
        Hasta pronto

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Datos técnicos:
Recorrido
Perfil:
Distancia, 9,5 Km.
Desnivel positivo, 700 m.
Desnivel negativo, 700 m.
(654 en Wikiloc)
(Track)





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