lunes, 6 de agosto de 2018

TUCA DE MULLERES (3010 m.) (Desde el hospital de Vielha)

Día 22 de Julio de 2018
Alborea por Levante.
           Por aquí le llaman Molières, en la otra vertiente adopta el nombre aragonés de Mulleres (de ambas formas la denominaré). Se trata de una montaña que por esta cara (algo más técnica) lo intentamos en otra ocasión, justamente hace hoy dos años cuando realizamos el trekking del Tour del Aneto y la lluvia nos lo impidió. En aquella ocasión éramos Armando, Chema y yo.   
            Son las cinco de la mañana, suena el despertador. Quince minutos después estamos tomando el desayuno que Mario nos ha preparado. Lo que habrá madrugado el buen hombre.
Allá vamos.
            Esta vez somos seis: los dos Javier, Armando, Toño, Chema y yo. Chema se ha levantado a decirnos que no nos puede acompañar, la herida que se produjo en una reciente caída le molesta con las botas más duras que debemos calzar para usar crampones. Acompañará al resto del grupo que, más tarde, subirán hasta el refugio de Mulleres.
          Los cinco que quedamos subimos hasta la boca sur del túnel de Vielha (1620 m.). A las 6:15, con el crepúsculo de la mañana, comenzamos a caminar.
          La primera parte del recorrido transita por una fresca zona de bosque y ciénaga, las flores esperan pacientemente a que el sol aparezca por el Port de Vielha, pues por el momento, mal que les pese a algunos, "el sol aparece por levante y se esfuma por poniente" (¿se me entiende?).
Cascada.
Esas manos.
               Caminamos por la margen izquierda del barranco, sus aguas salvan el terreno dejándose caer por la primera de las cascadas (1700 m.). A esta altura debemos de salvar un paso, usando levemente las manos, para aparecer en una pequeña plana que nos da un respiro.
                Seguimos ganado metros, la senda nos acerca a otro salto de agua, el de Mulleres (o Molières) (1860 m.). Más adelante, salvamos una pequeña canal; arriba divisamos el refugio de chapa (2390 m.) al que debemos llegar tras salvar un fuerte desnivel.
               Del cubículo amueblado salen un grupo de jóvenes, nosotros nos quedamos un momento, no mucho pues "queda tajo que cortar".
Granito.
Cuestas que cuestan.
El refugio.
Vistazo hacia atrás (Montardo, Besiberris, Comtessa...)
              Reanudamos la marcha, ahora pasamos sobre los cuatro lagos (estanys) de Mulleres (2440 m.) cubiertos de un hielo que se resiste a licuarse. Están preciosos, el color del agua y el hielo se reparten la totalidad de azules y blancos. La retina y las cámaras se encargan de captar semejante belleza.
             Poco a poco va apareciendo la nieve bajo nuestros pies. Los jóvenes del refugio, sin equipar, entre jolgorio, tratan de subir. Afortunadamente la mayoría desisten.
                 Tan solo una pareja, de la que luego hablaré, se aventura a desventurarse.
Estany superior de Mulleres.
Iceberg de montaña.
Hasta luego Armando.
             Cuando la nieve gana en verticalidad, sacamos el piolet, nos calzamos los crampones y... ¡zas!, Armando que ha traido los instrumentos pediculares automáticos, son escupidos por sus botas. Sabiamente decide bajar al refugio para, posteriormente, unirse al resto de la tropa.
          Los cuatro que quedamos vamos ganando metros, ciertamente es más cómodo caminar sobre nieve que sobre bloques de granito.
            Ya divisamos el collado que debemos de alcanzar, debajo de él dos de los jóvenes del refugio, como si de un divertido juego se tratase, suben: ella, atada con una cuerda a una baga, viste bonito short; él: con menos equipo que conocimiento la sujeta; ella cae ladera abajo; él, con dificultad la sujeta. Javier y otro montañero echan una mano para izarla hasta la base del collado.
La jóven (pulsa y amplía para ver el detalle de su equipamiento)
En un completo equipo no debe faltar el "brachirulo"
Hacia la cima.
              A lo nuestro, nos quitamos los crampones (de momento vamos a avanzar por roca), trepamos para alcanzar el collado de Mulleres (2920 m.) y ¡oh!... Delante de nosotros, nuestra tierra: Aragón y, entre nubes, todo el macizo del Aneto: Russel, Margalida, Tempestades, el propio Aneto, Maldito, Maladeta, ibón del Toro (este sí le puedo nombrar en aragonés, de momento aquí está)...
             Tan solo nos queda salvar la cresta para alcanzar la Tuca de Mulleres (3010 m.). Que ¡caray!, le teníamos ganas.
        Pese a algunas nubes, el día invita a gozar del lugar; a dejar volar todos los sentidos; a captar con la retina lo que las modernas cámaras fotográficas jamás conseguirán; a acordarnos de Chema y su pie, de Armando y sus crampones, de Maite y su rodilla, a la que hoy ha dado descanso, y del resto de amigos que, más abajo, estarán subiendo hasta los lagos de Molières.
En la cumbre de la Tuca de Mulleres (o Molières)
Aneto.
Atrás, la Tuca del Toro.
         Con el fin de mandar, vía whatsaap, una foto de "este mi cuerpo serrano" en la cima, le dejo a Toño mi "esmarfone", le doy un pequeño empujón, el aparato cae y "RIP".
          Llega a la cima la "pareja del refugio", ella dice: ––¡mi primer tresmil!–– le comentamos: ––podía haber sido el último, si sigues así... –– (lleva las piernas mas rojas que los tomates de mi pueblo, es lo que tiene el short en la nieve, además llevaba mallas largas en la mochilita, tras nuestro consejo se las pone)
         Con sumo cuidado, destrepamos hasta el lugar en que hemos dejado crampones y piolets, los cogemos e iniciamos el descenso (por aquí sigue la pareja).
Hay que bajar.
Cascada de Mulleres.
               El resto es desandar por el camino de subida, solo que ahora apuramos todo lo posible por nieve, bajar por este terreno cunde más.
          Los lagos siguen tan hermosos como por la mañana, evitamos subir y bajar al refugio de Mulleres. Bajo una piedra sacamos los bocadillos, Toño extrae de lo más profundo de su mochila la bota de vino y en pocos minutos los manjares han desaparecido ––nos los hemos ganado, ¿no?.
             Diez horas y media después de la salida estamos en el parking del Hospital de Vielha, junto al túnel. Armando nos espera para volver a Aneto, el resto de personal, que está en Conangles, hace lo mismo.
                   En Casa Moliné nos tomamos una cerveza, creo que a mí no me ha sentado bien, pero eso es "otra historia".
               Es domingo, los tres (Ana, Javier y Toño) tienen que regresar a Zaragoza. Nos da mucha pena, pues se van tres buenos amigos, pero lo que más pena nos da es que Toño se lleva su bota de vino y... ¡la colectiva! ––¡cagüen!.
               Cenamos, digo cenan, lo de la "otra historia" ha hecho mella en mí.
               Buenas noches.
Datos técnicos
Recorrido

Perfil:
Distancia, 14 Km.
Desnivel positivo, 1537 m.
Desnivel negativo, 1537 m.

sábado, 4 de agosto de 2018

ESTANY BESIBERRI

Día 21 de Julio de 2018
Capaceo montañero.
               Los planes para hoy eran otros pero el cansancio acumulado y, sobre todo, los avisos climatológicos aconsejan no subir muy altos, lo sentimos por los que han venido de fin de semana.
        Solución: buscar una alternativa más corta, por lo que decidimos acercarnos hasta el estany de Besiberri, sus picos tendrán que esperar.
       Nos acercamos hasta el aparcamiento del refugio de Conangles, en la boca sur del túnel de Vielha. 
            La GR.11 y el río Noguera Ribagorzana nos guían, en dirección sur, hasta el barranco de Besiberri. Lo cómodo del camino nos anima en mil y una conversaciones:
Bosque de La Comtessa.
–– ¿lloverá?
–– si llueve que llueva, mientras no jarree
–– ese pájaro que canta, ¿es un carbonero?
–– creo que sí
–– ¡Cuánta agua baja por el Noguera Ribagorzana!
–– año de nieves...  
           Un cartel indica que debemos de tomar la senda que discurre (y sube) paralela a las aguas del barranco, concretamente por la margen derecha del curso.
         A la izquierda, sobre nosotros, la Tuca de La Comtessa (condesa), luce sobre sus faldas un hermoso bosque.
Barranco de Besiberri.
El agua se funde con las "máquinas" (muy usadas).
Rascacielos del pico picapinos.
                El desnivel de subida de la senda es proporcional a la belleza que la enmarca: el agua cristalina nos regala la vista de cascadas, rápidos, remansos; y el bosque, abetos, pinos (alguno de ellos taladrado por el "pico picapinos") y flores, mil flores en las que los insectos revolotean dudando cual de ellas dará más y mejor néctar.
                Un puente nos facilita cruzar a la otra orilla del barranco, el agua baja con gran fuerza. El bosque, cada vez más, va ganado en belleza; de entre las hayas me parece ver un duende que observa el paso de estos otros seres del bosque.
          Despierto de la alucinación cuando alcanzamos el estany de Besiberri; sobre sus aguas de plata se reflejan los picos del mismo nombre que el lago; los abetos se estiran para buscar el fondo del estany, pero el espejo líquido los pone en su sitio. A lo lejos, sobre una roca, adivinamos el reflejo metálico del refugio de Besiberri, desde el que se suele atacar el ascenso a los picos. En nuestro caso, programado estaba pero, amigos, el Besiberri Sur habrá de esperar.

Besiberris.

Bella y desconocida flor.
Un rincón del paraíso.
De bajada... ¿mal de altura?
          Nosotros, los catorce, captamos con la retina el espectáculo que nos ofrece este rincón del Pirineo. Y tal es así, que algunos deciden acercarse hasta el refugio y Estanyet, el resto, ante las previsiones meteorológicas, decidimos bajar hacia el refugio de Conangles, sacar el bocadillo y ¡leches!, las dos botas de vino se las han quedado los que se han quedado por arriba... ¡ojalá les llueva!...
       ...dos horas más tarde que nosotros llegan a Conangles, bajo un buen chaparrón y... ¡con las botas de vino!, las otras, la de los pies, caladas. Quedan excusados.
           Con los coches volvemos a Aneto, las jornadas acumuladas merecen un descanso, tras el cual nos acercamos al Centro de Interpretación del Parque Natural Posets-Maladeta; una modesta exposición nos descubre la riqueza de estas montañas y su relación con el hombre.
               En una pantalla dedicada a audiovisuales, Chema nos muestra las fotografías de su cámara realizadas hasta la fecha.
               Como cada noche, la cena que nos sirve la familia de Casa Moliné es rica, rica y... suficiente, muy suficiente.
                    En los postres, decidimos las personas que vamos a intentar mañana ascender a la Tuca de Mulleres, si el tiempo lo permite, en principio seremos media docena, o sea que esos seis, "a dormir que hay que madrugar".
                      Buenas noches.

Datos técnicos
(Al track se puede acceder pulsando sobre la palabra wikiloc del mapa)

jueves, 2 de agosto de 2018

RESTANCA Y LAC DE MAR

Día 20 de Julio de 2018
Ya "escampará".
            Hoy toca despedida de Bagergue, el cuerpo nos pide guerra y vamos a cambiar de aires. 
             Por el momento tomamos el desayuno en el Seixes, cargamos el equipaje en los "bugas" y nos despedimos de Carmen. Quizás nos veamos para Febrero.
             Montados en los carros (así les llaman en Cuba), pasamos por Arties para tomar el camino de Valarties hasta el puente de Ressèc (1390 m.).
              El cielo esta cubierto, pero todo apunta a que "escampará" por lo que conviene darse una mano de "mejunge antilorenzo".
Entre flores.
            Tras la marcha de ayer, hoy nos lo tomamos con relativa calma, las nubes comienzan a levantar y hay que disfrutar del paisaje que nos ofrecen estos parajes.
           Pronto tomamos la senda transpirenaica GR.11 que nos guía por una camino plagado de flores en las que los insectos realizan la dulce tarea de "libar y libar hasta hartar".
           En el puente de Rius (1647 m.), el camino se torna en una serpenteante senda que se  hace sitio en un bosque, el de Restanca, de lo más variado (hayas, pinos, abedules, helechos...).

Río Valarties.
Por el bosque de Restanca.
          Son cerca de cuatrocientos metros de desnivel que, unidos a la humedad reinante, arranca de nuestros poros más de una gota de sudor, esfuerzo que se ve recompensado cuando divisamos la presa de La Restanca. 
            Encaramados sobre el dique nos acercamos al refugio del mismo nombre, la guardesa nos saca unas latas de cerveza para reponer los líquidos gastados en la subida (¿habrá agua por aquí?).
           Lola se queda a acompañar a Maite que no quiere castigar en demasía a su recién operada rodilla, el resto nos echamos las mochilas a la espalda y tomamos ¿las de Villadiego?, ¡no!, tomamos el sendero que rodea, por su cara SE, La Restanca para ir ascendiendo por el barranco que baja desde el Lac de Mar.
La Restanca.
Manando a chorros.
          Este tramo es verdaderamente espectacular, abajo va quedando el lago y su refugio (y Maite y Lola), una "pequeña trepadica" para alcanzar el puente que nos deja en la orilla izquierda de un impresionante  río que, filtrado del lago, surge de las entrañas de la roca con gran fuerza para, en fuerte caída, alimentar el río Valarties y este al Garona ––son los caprichos de la naturaleza––.
Pronto alcanzamos las orillas de Lac de Mar (2280 m.) con su isla central a la que en aranés llaman "Unhòla" (piedra). En la otra orilla cuelgan las paredes de los Besiberris, pero eso es otra historia.
            Un rato aquí, fotos y más fotos: Los de Mayencos y Stadium Casablanca sacan y exponen sus respectivos banderines (el de Esbarre ha quedado en la "capital").
En el Lac de Mar.
Refugio de La Restanca.
           Con prudencia, desandamos el camino hasta Restanca y, todos juntos, cumplimos con esa grata tarea de aplacar los sonidos gástricos con las reservas del fondo de mochila. El vino de la bota hace el resto.
            Tarea concluida y ¡p´abajo!, llevamos intención de parar un rato en Vielha pero, a nuestra llegada, una nube, negra como el carbón, se encapricha con nosotros y nos manda a "escaparrar".
           Con los "bugas" nos vamos en dirección a Aneto, el túnel que une (o separa, según se mire) los valles de Vielha y Barrabés nos traslada en el tiempo. Aclaro lo de "tiempo": me refiero a la acepción relacionada con la climatología pues entramos en él con un gran chaparrón y en la salida... ¡luce el sol!.
Casa Moliné.
           Me han telefoneado los tres que vienen de Zaragoza (Toño, Javier y Ana), dicen que están de camino, que les esperemos a cenar, que traen buena gana y... otra bota de vino.
         En Aneto (1425 m.) nos recibe Pilar hija para acomodarnos en las habitaciones. Llega Mario cargado con material hortelano propio. Más tarde veremos a Pilar madre. Una familia, la de Casa Moliné que tienen ese puntito que da a los clientes de sentirse como en casa, bueno corrijo, más alimentados que en casa.
            Ya estamos los catorce, un paseo y a cenar (copiosamente) en casa Moliné, cena que a más de uno nos impedirá conciliar el sueño a la primera.
                 Pero... zzzzzzzzzzzz

Datos técnicos
(El track se puede descargar clicando sobre la palabra wikiloc de abajo)

miércoles, 1 de agosto de 2018

LA BONAIGUA-SABOREDO-GERBER (Circular)

Día 19 de Julio de 2018
Puerto de La Bonaigua (por la tarde)
       Seguimos por el Pirineo aranés, sus montañas viven ajenas a conflictos territoriales, solo saben de ofrecernos toda su belleza y su dureza y, créanme, hoy nos va a enseñar ambas caras.
         La climatología sigue aliada con nosotros, el cielo luce gala festivalera. La jornada de hoy se lo merece pues, salvo el paso por el refugio de Saboredo, se trata de terreno desconocido para todos.
             Nos trasladamos hasta lo más alto del serpenteante puerto de La Bonaigua para repartir los coches en los puntos de salida y llegada.
      Mientras los conductores realizamos la maniobra, el resto ha comenzado a caminar descendiendo los casi trescientos metros que restan hasta alcanzar la pista que transita el valle de Ruda. Aquí ya estamos todos agrupados.
                Como en días anteriores, las flores visten de colores las praderas; aquí predomina la gentiana lutea asomándose por encima del resto con sus flores amarillas.
La cuadrilla y la gentiana lutea.
Así es ella.

El río en caída libre.
            La pista discurre por la margen derecha del río Ruda, que antes se ha llamado Saboredo y antes Pishader, para finalizar en un parking bajo el bosque de Locampo.
           A partir de aquí la senda se adentra en un claro-bosque en el que predominan el pino y el abeto, siempre a orillas del mencionado río. En el suelo va apareciendo el rododendro, sus flores nos recuerdan la primera vez que pisamos estas montañas, once años atrás.
        A nuestra derecha observamos la senda que asciende al collado de la tuca Gran Sendosa, camino que recorrimos la segunda vez que hicimos Carros de Foc.
Rododendro.
Refugio Saboredo.
                Un arreón más, a orillas del río, y ya estamos en el refugio de Saboredo (2310 m.) a cuyo guarda le envié, unos días antes, un mail para preguntar por el estado del recorrido y...
            Un buen lugar para meternos un tentempié, descansar un rato, untarnos una capa más de protección solar y... ¡vamos, que nos vamos!.
           Abandonamos el refugio, descendemos unos pocos metros para comenzar a ganar altura y admirar uno de los lagos de la jornada (unos 15 conté), el Mayor de Saboredo (2340 m.) que salvamos por su ladera Este.
Salvando el Lago Mayor de Saboredo.
         La altura nos permite descubrir que por encima del Mayor se encuentra el lago Naut (alto) (2360 m.).
          Por camino poco agradable seguimos ganando altura hasta alcanzar otro lago, el Glaçat (helado) (2530 m.) que, pese a su nombre, se encuentra sin hielo. Un pequeño descanso, hay quien se atreve a probar la temperatura del agua y ¡brrrrrrr!.
         Al fondo del Glaçat se adivina el collado del mismo nombre por el que tenemos que pasar. Me he informado que para llegar a él hay dos posibilidades, una por la orilla con algún paso complicado y otra ganado altura con unas pequeñas trepadas. No hay duda: ¡p´arriba!.
Félix capta el momento.
A las orillas del Glaçat.
Un pequeño esfuerzo...
...empujón y...
...ya estamos en el collado (abajo, el Glaçat)
                    Con la destreza que cada cual posee vamos ganando metros hasta alcanzar el collado mencionado, el del Lac Glaçat (2580 m.). Un excelente balcón desde el que admirar la cantidad de lagos de una y otra vertiente. No solo lagos, por encima asoman los picos más representativos de la zona (Amitges, Saboredo, Ratera, Montardo, etc) y a lo lejos el macizo del Aneto.
Aqueras montañas.
¡P´abajo!
           Ahora nos toca descender de lago en lago salvando, primero un nevero de cornisa y posteriormente montañas de bloques de granito que nos van a dejar las garras temblando.
           Sobre el Estany Negre de Dalt, realizamos una parada para dar cuenta de los bocadillos y de la bota de vino.
      Terminado el asunto reanudamos la marcha rodeando el lago por su margen derecha para ¿bajar? ¡no!, ascender hasta el refugio de Gerber Mataró (2460 m.).
            Más y más lagos, estanys o como les llamen las gentes de aquí, van pasando sobre nuestros ojos, corrijo, vamos pasando sobre los miles de metros cúbicos de granito que los envuelven:
––¿qué te pasa?
––¡me duelen las garras!
––Félix, si tu esto lo manejas como si fuera espuma
––estoy de los bloques hasta las...
Granito para dar y vender.
Reflejados.
              Bromas aparte, es un terreno que castiga a los débiles y debilita a los fuertes. Afortunadamente el paisaje compensa el esfuerzo, máxime cuando ante nosotros aparece una pequeña cascada que baja del estany Redó atomizando el agua de su curso y pintando un hermoso arcoíris. La atravesamos con cuidado, pues las rocas recogen la humedad de tan espectacular rincón.
             Ante nuestro paso, estany Gerber se se ha vestido de gala, sus aguas reflejan la luz como guirnaldas de la "Festa Major"; incluso los bloques de granito dan paso a una senda que nos parece alfombra de "oscar hollywoodense"; la tuca de Serós pone ese grano de arena en un escenario que solo se puede admirar "in situ".
Bajo el arcoíris.
Estany Gerber.
Hacia la estanyola de Gerber.
           Aprovechando un breve descanso, el grupo se merece, los conductores de los coches nos adelantamos para que cuando lleguen el resto no deban esperar.                 Los tres, Marisa, Armando y yo, aunque ligeros, descendemos admirando el paisaje pues son más los lagos, barrancos, bosque.. que atravesamos.
          Por fin vemos la serpenteante carretera del puerto de La Bonaigua y, a lo lejos, el parking en el que nos esperan dos tercios de los coches. Hay que ir a buscar el tercero.
         Con la maniobra "autoagrupadora", los tres cambiados de calzado, vemos aparecer el grupo que llega hasta nosotros, no con cara de cansancio sino con la satisfacción de haber realizado una travesía espectacular en todos los sentidos.
               Vuelta a Bagergue, cerveza y cena aunque en esta ocasión la celebración de algún cumpleaños ha repercutido en el servicio; teníamos ganas de adoptar la posición horizontal. No importa, somos comprensivos y por esto, no vamos a dejar de recomendar el garito de Bagergue.
Como decía... zzzzzzzzzzzzzz
Buenas noches.

Datos técnicos
Distancia: 16,2 Km.
Desnivel positivo: 1066 m.
Desnivel negativo: 1225 m.
(El track se puede descargar pulsando en la palabra wikiloc de abajo).


Nota.- Muestro los datos de las grabaciones del GPS, wikiloc tiene la costumbre de comerse algunos metros.