Montados en los carros (así les llaman en Cuba), pasamos por Arties para tomar el camino de Valarties hasta el puente de Ressèc (1390 m.).
Pronto tomamos la senda transpirenaica GR.11 que nos guía por una camino plagado de flores en las que los insectos realizan la dulce tarea de "libar y libar hasta hartar".
En el puente de Rius (1647 m.), el camino se torna en una serpenteante senda que se hace sitio en un bosque, el de Restanca, de lo más variado (hayas, pinos, abedules, helechos...).
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Río Valarties. |
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Por el bosque de Restanca. |
Son cerca de cuatrocientos metros de desnivel que, unidos a la humedad reinante, arranca de nuestros poros más de una gota de sudor, esfuerzo que se ve recompensado cuando divisamos la presa de La Restanca.
Encaramados sobre el dique nos acercamos al refugio del mismo nombre, la guardesa nos saca unas latas de cerveza para reponer los líquidos gastados en la subida (¿habrá agua por aquí?).
Lola se queda a acompañar a Maite que no quiere castigar en demasía a su recién operada rodilla, el resto nos echamos las mochilas a la espalda y tomamos ¿las de Villadiego?, ¡no!, tomamos el sendero que rodea, por su cara SE, La Restanca para ir ascendiendo por el barranco que baja desde el Lac de Mar.
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La Restanca. |
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Manando a chorros. |
Este tramo es verdaderamente espectacular, abajo va quedando el lago y su refugio (y Maite y Lola), una "pequeña trepadica" para alcanzar el puente que nos deja en la orilla izquierda de un impresionante río que, filtrado del lago, surge de las entrañas de la roca con gran fuerza para, en fuerte caída, alimentar el río Valarties y este al Garona ––son los caprichos de la naturaleza––.
Pronto alcanzamos las orillas de Lac de Mar (2280 m.) con su isla central a la que en aranés llaman "Unhòla" (piedra). En la otra orilla cuelgan las paredes de los Besiberris, pero eso es otra historia.
Un rato aquí, fotos y más fotos: Los de Mayencos y Stadium Casablanca sacan y exponen sus respectivos banderines (el de Esbarre ha quedado en la "capital").
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En el Lac de Mar. |
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Refugio de La Restanca. |
Con prudencia, desandamos el camino hasta Restanca y, todos juntos, cumplimos con esa grata tarea de aplacar los sonidos gástricos con las reservas del fondo de mochila. El vino de la bota hace el resto.
Tarea concluida y ¡p´abajo!, llevamos intención de parar un rato en Vielha pero, a nuestra llegada, una nube, negra como el carbón, se encapricha con nosotros y nos manda a "escaparrar".
Con los "bugas" nos vamos en dirección a Aneto, el túnel que une (o separa, según se mire) los valles de Vielha y Barrabés nos traslada en el tiempo. Aclaro lo de "tiempo": me refiero a la acepción relacionada con la climatología pues entramos en él con un gran chaparrón y en la salida... ¡luce el sol!.
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Casa Moliné. |
Me han telefoneado los tres que vienen de Zaragoza (Toño, Javier y Ana), dicen que están de camino, que les esperemos a cenar, que traen buena gana y... otra bota de vino.
En Aneto (1425 m.) nos recibe Pilar hija para acomodarnos en las habitaciones. Llega Mario cargado con material hortelano propio. Más tarde veremos a Pilar madre. Una familia, la de Casa Moliné que tienen ese puntito que da a los clientes de sentirse como en casa, bueno corrijo, más alimentados que en casa.
Ya estamos los catorce, un paseo y a cenar (copiosamente) en casa Moliné, cena que a más de uno nos impedirá conciliar el sueño a la primera.
Pero... zzzzzzzzzzzz
Datos técnicos
(El track se puede descargar clicando sobre la palabra wikiloc de abajo)
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