lunes, 25 de agosto de 2014

BULGARIA - TREKKING POR LAS MONTAÑAS DE RILA Y PIRIN (Capítulo V - Día 8 de Agosto)

Día 8 de Agosto de 2014
Parking del Refugio Virhen
Hoy volvemos a la normalidad, si es así como se debe  describir a trasladarnos con el microbús al Refugio de Virhen (1970 m.), para una vez calzados y preparados, ascender al pico del mismo nombre. Solo han sido 25 minutos de viaje por una carretera de esas que le gustan a Dimitri, es decir con ciento y una curvas. Eso sí, el paisaje es espectacular, grandes pinos y abetos a un lado del valle, al otro el río Banderitsa deja correr sus aguas que caen con fuerza desde lagos más altos.
En una fuente, cargamos las cantimploras de fresca agua, hace calor y conviene ir bien hidratados.
Primeras cuestas.
Uno a uno, nos despedimos de Lola a la que se suma Luis Casao (buena compañía), que con envidia y resignación se quedan en los alrededores del refugio. Todos tenemos grandes deseos de que se recupere del todo y pueda compartir con nosotros esas cuestas. Y hablando de cuestas, comenzamos a caminar por una de ellas, por una senda que entre muchas plantas bajas, destacan las gencianas, Neli nos lleva a un paso suave (calienta-piernas) intentando en algún caso, no desviarse del trazado que, en alguna ocasión, es algo confuso. Tras  ella, Maite y Luis Casao agradecen el ritmo marcado.

Entre granito.
Para los que vamos al monte, cuando subimos un pico, sabemos que no todas las sendas son verdes y floridas: finas pedreras en zonas calizas y bloques  en las graníticas,  se atacan con sumo cuidado para no aterrizar en pista indeseada. Este último caso va a ser compañía de viaje para hoy.
Tras cruzar un pequeño barranco, en un cruce, tomamos la senda de la derecha. Al ser circular la etapa de hoy, bajaremos por la que dejamos a la izquierda.
Por un rato, abandonamos las piedras y de nuevo, la genciana parece querer acompañarnos hasta que las circunstancias se lo permitan.
Genciana lútea.
Por la cresta.
Hasta ahora hemos llevado nuestros pasos en dirección norte-nordeste, pero cuando estamos a unos 2350 m., giramos en dirección noroeste, por una bonita y aireada cresta (no confundir con la del gallo que fecundó a la "clueca de Ledeno Ezero"). Nos detenemos a cargar combustible al cuerpo en forma de barritas de chocolate y otras guarrerías de las que solemos alimentarnos en estos parajes. Mil metros abajo, se adivina el valle que ya he nombrado y que alberga el refugio desde el que hemos partido, ¡Ay, Lola!, al otro lado se divisan unas instalaciones de esquí.

Cara este del Pico Virhen (2914 m.)
Neveros bajo las paredes del Virhen.
Y delante de nosotros, imponente, el Pico Virhen que con sus 2914 m. es el más alto de la Montaña  Pirin y segundo de la Península Balcánica, tras el Musala.
Bajo su pared E., con una caída de 520 m., una olla alberga algunos neveros que se resisten a licuarse.
Coincidimos con una pareja con dos niños, que van a ser compañeros de viaje casi todo el día. Con admiración y envidia, observamos a los dos pequeños que suben sin mochila en la espalda y con poco lastre de edad en sus cuerpos. Benito, en recuerdo de lo que fue, le da la mano al mas pequeño, ¡bonita estampa!
Caballero de bella estampa.
Esto se empina.

Y mira tú, que entre unas y otras cosas, pues que estamos ganando altura sin darnos cuenta. El Virhen es testigo mudo de ello, su pared nos parece cada vez más baja, aunque mirando arriba, las diminutas siluetas de algunos montañeros que ya se acercan a la cima, nos delatan que aun queda trecho que subir. Y nuestros huesos comparten sensaciones, pues la senda se pone mas vertical y hay que esforzarse en salvar una pequeña, pero desagradable pedrera que a 2540 m, se suaviza un poco, mostrándonos un collado desde el que atacaremos el pico.
Llegando al collado...

Se trata de un lugar llamado (prepárate José Luis) "Premkata Virhen Kutelo".
Nos detenemos a coger fuerzas, recoger los bastones, protegerme   una uña del meñique que se ha afectado en el camino y mirar p´arriba.
Pero antes echamos un vistazo alrededor. Hacia el norte, se adivina una senda que cresteando,  lleva a varios picos de unos 2800 m., bajo uno de ellos, nos indica Neli, una cadena ayuda a salvar un paso llamado "el del Caballo".
Blancas nubes se dibujan en esa dirección, formando caprichosas formas en un cielo completamente azul.

Atacando el Virhen.
Ya repuestos del esfuerzo realizado y preparados para el que viene, comenzamos a ascender por la cara norte los 250 m de desnivel que nos quedan. Las manos han relevado a los bastones y el personal ataca la subida con verdadera destreza. Nos cruzamos con un grupo de Valencia del que ya teníamos conocimiento que andaba por aquí. Este tramo está bastante frecuentado, incluso nos cruzamos con un individuo con cuerpo de armario, sandalias por calzado, vaso de vino en una mano y mochila en la otra, con pinta de ir "cocido", ¡horror!, vamos, una persona con mucho conocimiento ¡no lo usa!.
Ya queda poco.
Pero "os estalentaos", que tenemos más talento, pasamos de estos personajes y seguimos trepando. Poco a poco, la cosa se va suavizando y ya nos encontramos a la altura en la que andaban aquellas siluetas que desde más abajo divisamos.
Atrás, Benito ha encordado, por prudencia, a aquellos miembros del grupo que suelen "mirar hacia abajo desde muy arriba". Luego confiesan que "no es pa tanto".
Algunas nubes se esfuerzan en subir más deprisa que nosotros para aguarnos el tema, más no lo consiguen (de momento), pues hacemos cima en el Virhen (2914 m.) con buen tiempo y mejor cara.
"Os estalentaos" y algún simpático intruso en el Pico Virhen (2914 m.).
Yo también soy "estalentao".
Como siempre que alcanzamos una cima y siendo conscientes de nuestras edades, nos embarga una emoción muy especial. Lo mismo sea el Kala Patthar (5545 m.) que el Moncayo (2315 m.), arranca de nosotros esa sensación de que el esfuerzo realizado, que bien ha valido la pena,  queda enormemente compensado por la paz que en las alturas aspiran nuestros poros. Algunos dirigentes mundiales, deberían de tomar ejemplo y cargarse el alma de estos pacíficos aires.
Las cámaras echan humo, apetece quedarse aquí más tiempo, pero queda mucho trecho por bajar, así que "p´abajo".
"As estalentás", dedican este retrato a Lola.
¡Que bien nos bajan estos chicos!
Como la idea es comer en el refugio de Virhen, con Lola, comenzamos a bajar. Lo hacemos en dirección sur, los primeros 300 m., bajamos por una pedrera de granito, mucho más cómoda que la de subida.
Los niños y sus padres, van a nuestro lado, los peques se caen varias veces pero, "redios", son de goma. Seguro que yo lo hago solo una vez y hay que avisar a rescate.
Abajo, vemos un collado, parece ser que se llama Kabata, Neli comenta que en invierno sopla mucho viento y que las cornisas de nieve suelen gastar pasar malas pasadas a los practicantes de esquí de travesía.
Descenso.
En el collado, giramos en dirección E. Tenemos dos motivos para bajar a buen ritmo, el primero se trata de que las nubes están, cada vez, más cargadas y el segundo, es que tenemos más hambre que el "zapatero de Tarzán" y las "chuches", no son lo bastante contundentes como para apaciguar la rebeldía de nuestros estómagos.
Comienza a gotear, ya vamos divisando el refugio. Un rebeco (sarrio), anda solo y con dificultad por un barranco. Luego nos enteramos de que le acaban de poner un localizador y que anda algo aturdido, se le pasará.
Entre cardos.

Poco a poco, deja de gotear, ¡llueve!. La cercanía del refugio es patente y algún que otro árbol nos protege, por lo que no llegamos a impermeabilizarnos. Luis y Lola han salido a nuestro encuentro. Luis Lasala, se lanza en tumba abierta en los brazos de Lola (così è l'amore), los demás hacemos lo mismo (per amicizia), con la moza a la que le sobra cariño para repartir.
La ruta ha cerrado el círculo en el mismo punto que lo comenzamos y ya estamos en el refugio.
Deja de gotear, deja de llover, ¡ahora diluvia!, por lo que damos cuenta de la comida, dentro del refugio. Afuera la tormenta se hace dueña del paisaje, un rayo ha caído cerca. Dentro, el garito está abarrotado, estamos mucho personal, eso sí, secos. ¡Hemos tenido mucha suerte!
Por "las mismas curvas" de subida, Dimitri nos devuelve a Bansko. Algunos (pocos), se apuntan a una sesión de sauna, el resto, una vez acicalados y perfumados con "maderas de oriente", nos vamos al centro, a las 19 horas comienza el Festival Internacional de Jazz, es al aire libre y queremos ver alguna actuación. Solo que a esa hora en punto, se vuelve a abrir el cielo y a descargar toda el agua, de la que sus nubes eran propietarias. Anuncian (nos lo traducen) que el radar anuncia mejoría para las 20 h. y que comenzará a esas horas. ¿Qué se puede hacer mientras tanto?, pues sentarse en una terraza cubierta y con una cerveza en la mano, esperar que "escampe".
El sol se esconde, llega la noche.
No se como ha sido, pero Benito, Javier Lacadena, Fernando y yo, nos encontramos sentados en sillas secas junto a las autoridades y en localidad privilegiada. Tras las palabras (que no entendemos) de autoridades y organizadores, comienza la actuación. A nuestro lado, unas muchachas nos escuchan hablar en castellano, una de ellas, búlgara, trabaja hace años en Valladolid.
Comienza la actuación con Camellia Todorova, una mujer búlgara con una voz impresionante y de reconocida fama internacional.
A las nueve de la noche, estamos cenando en la mehana del hotel, esta vez en el interior ya que, afuera está todo mojado. Vuelve a sonar la música, mismo clarinete, mismas canciones. Como dicen en nuestra tierra: ¡lo poco gusta, lo mucho cansa!, y cansado se ve al personal. A los de la sauna, el sudor los ha dejado sin un gramo de sales en su cuerpo y al resto, al resto se nos cierran los ojos al mismo ritmo que nos marca la percusión de la banda y el clarinetzzzzzz. Buenas noches.

Capítulos anteriores:

Datos técnicos de la etapa:
Mapa del recorrido.

Perfil.- Distancia: 7,6 Km. - Desnivel acumulado de ascenso: 1004 m. , de descenso: 1004 m.

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