Día 14 de Enero de 2017
Recorremos la carretera, en dirección hacia Calcena durante un kilómetro, hasta que tomamos una senda a la derecha que nos sube hacia las moles pétreas que dominan este paraje.
Cara ciercera del Moncayo.. |
Hola amigos.
Terminadas esas "minivacaciones de mayores" por tierras levantinas, nos hemos apuntado al estreno de temporada del "Esbarre Group", con veintitrés valientes participantes que hemos obviado las predicciones climatológicas que nos anuncian el comienzo de un ola de frío en tierras aragonesas.
Terminadas esas "minivacaciones de mayores" por tierras levantinas, nos hemos apuntado al estreno de temporada del "Esbarre Group", con veintitrés valientes participantes que hemos obviado las predicciones climatológicas que nos anuncian el comienzo de un ola de frío en tierras aragonesas.
Nosotros que siempre solemos observar la silueta del Moncayo (2314 m) desde su cara más "ciercera", nos vamos a sus espaldas, a esas tierras calladas bañadas por el río Isuela, tierras que ya recorrimos en la primavera del trece (enlace aquí), tierra de escaladores, y... cielo de buitres y águilas.
La vieja autovía de Madrid nos deja en una serpenteante carretera que nos lleva por un paisaje agreste en el que tan solo algunos cazadores se atreven a compartir con nosotros.
Illueca. |
A nuestra izquierda dejamos Sabiñán, patria de la oliva bolvina; poco más adelante el autobús pasa cerca de Brea e Illueca, conocidas por su calzado. "Fue Illueca, también, la que vio nacer a Pedro Martínez que, ya convertido en el Papa Benedicto XIII, marchó un verano de vacaciones a Peñíscola, subió a la gaviota (barca turística) con los guiris, y cayó su anillo papal al Mediterráneo, por lo que hubó de tallar una escalera sobre la roca que sustenta el castillo, para bajar a buscarlo". Bueno, esto último es de mi cosecha pero "bien podría haber ocurrido así".
A lo que vamos: En el albergue de Calcena nos tomamos un inmerecido desayuno y arrancamos a caminar por el puente que cruza las aguas del Isuela.
Primeras cuestas. |
La temperatura es baja pero soportable, las nubes están abrazadas al Moncayo aunque, de vez en cuando, alguna se desprende y deja caer sobre nosotros algunos pequeños copos de esos que por aquí llamamos "matacabras".
Como en la senda no han instalado hilo radiante, nada mejor que una buena cuesta para calentar el cuerpo, cuesta que, serpenteando, nos deja en la ermita de San Cristóbal, que más que ermita parece soporte de antenas, pues sobre su estructura se sustentan montones de hierros de comunicación.
Ermita de San Cristóbal- |
Se encuentra cerrada, cuentan que en su interior alberga elementos góticos, testero recto con bóveda de crucería del s XV, así como un crucifijo medieval y un retablo con pinturas de transición del gótico al renacimiento.
Pero lo mejor es el paisaje que se domina desde este cerro de San Cristóbal, situado a 1.141 m de altitud en la “cara oculta del Moncayo”. Hoy se esconden tras las nubes, pero algunos que tuvimos la suerte de hacer este recorrido, veinte días antes, pudimos disfrutar de sus vistas: Hacia el norte, una excepcional panorámica de la localidad de Calcena, el valle del Isuela, la cara sur del Moncayo, las muelas (relieves elevados, tabulares constituidos por una plataforma horizontal sobre materiales resistentes).
Paisaje de hoy. |
La vertiente sur oriental del Parque Natural del Moncayo se caracteriza por su relieve peculiar con un destacado conjunto de montañas: las muelas de Beratón, Lobera (2.226 m, segunda cumbre del macizo), Cerro Morrón (1.731 m), Plana de Valdeascones (1.382 m), Peñas de Herrera , Peñas Albas, Cabezo del Fraile, La Tonda y Canteque.
Hacia el sur del Parque Natural de la Dehesa del Moncayo se localiza la Sierra de la Virgen a 1.417 m, que forma parte de una estribación del Sistema Ibérico, y está dentro de tres valles: el Aranda, el Ribota y el Jalón.
Paisaje de hace veinte días. |
Al oeste, la sierra del Tablado, 1.472 m formando una muralla fronteriza con las tierras castellanas
En este lugar, los de Esbarre nos autofotografiamos y, como "sopla el cierzo", retomamos la marcha que ¡p´aeso hemos venido!, cosa que hacemos durante unos metros por una pista en dirección Sur.
Pronto dejamos este camino para descender por un barranco entre encinas, carrascas y traidoras aliagas, de esas que te dejan marcado, aunque con la cantidad de prendas que hoy portamos...
El sendero termina en los corrales de Valderromper, lugar de encuentro de nuestro barranco con el de Calcena, así como con la carretera por la que, bien temprano, nos ha traído el bus.
Corrales de Valderromper. |
Junto a la Cueva |
Aunque se puede evitar, el grupo atraviesa una estrecha senda entre dos enormes rocas para, una vez fuera del desfiladero, alcanzar la Cueva Honda.
En el interior se han formado estalagtitas y estalagmitas, algunas juntándose en columnas. En la prehistoria se utilizó como cueva sepulcral, en ella se han encontrado "materiales de época neolítica (dejo aquí un enlace para ver el interior en 360º).
La cueva se encuentra cerrada, pues es habitada por varias especies de murciélagos como el grande de herradura, murciélago pequeño de herradura, murciélago de cueva y murciélago de borde claro.
Yo también fui. |
Boca de Cueva Honda. |
El descenso hasta la carretera lo realizamos por un fuerte atajo. Llevamos caminados nueve kilómetros cuando a la entrada de Calcena, con el círculo casi cerrado, tomamos la GR- 90.2 que se dirige hacia Purujosa.
El primer tramo lo realizamos por la margen derecha del Isuela hasta el barranco del Roble, que seguimos durante un rato, no sin antes detenernos diez minutos a recuperar fuerzas, pues ahora nos tocará subir una larga cuesta (¿la de Enero?) y se va notando el cansancio en las garras, pero "estos esbarristas no reblan jamás" y no hay subida ni matacabras que pueda con ellos.
Coronada la "cuestecica" con la Peña Negra (2172 m.) frente a nosotros, descendemos hasta la confluencia de los barrancos De la Peña y Palancar para, otra vez, subir hasta alcanzar el Collado de Mescuezo (vaya usted a saber el origen del nombrecito).
De nuevo ¡toca descender!, y van...,veces, hasta el barranco de Matarranas y... ¡hale!, otra vez "p´arriba" por una pista que alcanza un collado en el que se unen varios caminos ("esbarres" en aragonés). Cogemos el que nos baja hasta el puente que cruza el Isuela, ya en Purujosa, donde nos espera el autobús.
Nos cambiamos de calzado bajo una nube que deja caer sobre nosotros, pequeños copos de nieve en forma de estrella de seis puntas que se disuelven como se disuelve esta caminata que se ha desarrollado en un ambiente verdaderamente amistoso, bajo la atenta vigilancia de "Monte Cano" y en un comienzo de temporada que promete muchas emociones.
Nos acercamos hasta Calcena y en el albegue sacamos toda nuestra artillería gastronómica que acompañamos con fresca cerveza. Algunos toman café y otros toman...
Caminando... |
De nuevo ¡toca descender!, y van...,veces, hasta el barranco de Matarranas y... ¡hale!, otra vez "p´arriba" por una pista que alcanza un collado en el que se unen varios caminos ("esbarres" en aragonés). Cogemos el que nos baja hasta el puente que cruza el Isuela, ya en Purujosa, donde nos espera el autobús.
Purujosa |
Nos acercamos hasta Calcena y en el albegue sacamos toda nuestra artillería gastronómica que acompañamos con fresca cerveza. Algunos toman café y otros toman...
Hasta pronto.
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