jueves, 21 de noviembre de 2019

DE ORÓS BAJO A LARREDE

Día 16 de noviembre de 2019
Temporal en el norte.
              Así como el que no quiere, con algo de anticipación, tras un reciente y caluroso verano, ha llegado el invierno. La piel de toro hispana, prematuramente, se ha teñido de blanco, las costas del norte son sacudidas por enormes olas; Venecia, la llamada "Reina del Adriático, se hunde bajo las aguas de sus canales; en las antípodas arden los bosques... ¿qué está pasando?.
                Lo que sí pasa es que los de Esbarre, un año más, nos reunimos en torno a unas mesas bien surtidas de viandas y renombrados caldos de las viñas del Somontano, para celebrar la "fiesta anual" del grupo.
"Guerrilleros de Esbarre".
Iglesia de Santa Eulalia.
             Pero como no hay fiesta sin aperitivo, los jefes de la banda nos han preparado una ruta cuya senda recorre una buena porción del patrimonio natural y arte románico del Serrablo.
              Entre los que salimos de Zaragoza, recogemos en Huesca, y se nos juntan en Senegüé, somos casi cuarenta personajes los que aterrizamos en Orós Bajo, esa pequeña localidad asentada en la margen izquierda del río Gállego en la que se pueden ver ejemplos de la arquitectura popular. Este pueblo alberga una de las varias joyas del románico serrablés: la iglesia de Santa Eulalia del siglo XI, que presenta la nave rectangular con el clásico ábside semicircular.
Remontando el barranco.
            Como el tiempo amenaza borrasca, no perdemos ni un minuto en contemplaciones y comenzamos a caminar pero no, no vamos hacia nuestro destino, hay por aquestas tierras otro monumento, este natural, que vamos a visitar: la cascada "d´os Lucas".
           Remontamos el barranco del mismo nombre por una senda cubierta de nieve que asciende en paralelo hasta que llegamos a una presa que sorteamos por la izquierda. No tardamos en alcanzar la cascada, en realidad son dos cascadas unidas por una poza que el agua se ha encargado de crear, agua que trae el barranco, que corre entre piedras, que sabe adonde va, y que en su camino esculpe bellos rincones como este d´os Lucas. El resto lo ponen los carámbanos que descuelgan en las paredes del desfiladero. Un hermoso lugar para darse un baño (¡en verano!).
Cascada d´os Lucas a la que...
...yo también llegué, bueno...
...¡todos llegamos! aunque algunos se quedaban como...
...¡carámbanos!
Ermita de la Virgen de las Canales
          Con la prudencia que requiere el estado del camino volvemos "de propio" sobre nuestras  huellas hasta Oros Bajo con el fin de tomar el sendero GR.16 en dirección sur. A nuestra derecha corre el río Gállego, en su vereda se adivinan los campos de cultivo gracias a los linderos dibujados sobre la nieve; al otro lado, en lo más alto de una montaña teñida de blanco, observamos la cima de Punta Güé, coronada por Esbarre hace un año en la fiesta del 2018.
                 La senda discurre entre robles cuyas hojas, pintadas de rojo, se debaten entre caer o resistir el peso de la nieve. En el camino nos encontramos con la ermita de la Virgen de las Canales (o de los Condes) de reciente rehabilitación.
Punta Güé.
Oliván.
         No tardamos en alcanzar la localidad de Oliván que nos ofrece visitar su iglesia de San Martín, de estilo románico, construida en el siglo XI. Afortunadamente las puertas del templo se encuentran abiertas y la introducción de una moneda ilumina el ábside decorado por cinco arcadas ciegas que descansan en seis lesenas. Encima de esta arquería ciega, se encuentra el típico friso que aparece en la mayoría de iglesias del Serrablo. Dicho friso está ornamentado por baquetones verticales. En el S. XVI se amplió la iglesia con una nave más en el muro meridional. En el exterior la torre de planta cuadrada,está adosada al muro septentrional. Parte de la torre se restauró en el S. XVI coincidiendo con la época renacentista.
Ábside y Torre de San Martín de Oliván.
Siguiendo el camino.
             Abandonamos esta joya del arte románico por el mismo sitio por el que hemos accedido, por el cementerio ubicado, como era habitual en estos templos, en el exterior de la iglesia.
          Tomamos el camino que lleva a Ainielle, uno de los pueblos abandonados del Sobrepuerto, conocido por la novela "La lluvia amarilla" de Julio Llamazares, triste monólogo del último habitante de la población.
          Pero hoy no vamos a Ainielle, nuestro próximo objetivo está más cerca, así que caminamos por una pista que cruza el puente sobre el arroyo del barranco de Oliván, camino que pronto abandonamos para introducirnos en un agradable bosque de pinos y robles, con algún ejemplar de gran porte.
Estampa navideña.
Susín.
           Bajo nuestros pies, la nieve va cubriendo el suelo; arriba, las ramas de los árboles teñidas de blanco, nos trasladan a ambientes navideños, imposibles de imitar en las ciudades por muchas bombillas que adornen calles y paseos.
         El sendero, que no ha dejado de ascender, nos coloca en Susín, uno más de los pueblos abandonados del Serrablo, que si bien no tiene novela (que yo sepa) como Ainielle, en sus calles se siente la presencia de la última habitante, Angelines Villacampa, fallecida hace casi siete años, quien asumió la labor de contar la historia de Susín.
Santa Eulalia de Mérida.
          Este pequeño pueblo se emplaza en un lugar elevado, rodeado de prados y bosques, con unas impresionantes vistas de Tierra de Biescas, surcada por el río Gállego. Una pequeña calle empedrada alberga algunas casas: Casa Mallau, Casa Ramón y Casa Canales. Y a su alrededor hay varias bordas, con la ferrería y el resto de edificios secundarios. A todo esto se añade la iglesia de Santa Eulalia de Mérida, perteneciente al conjunto de iglesias del Serrablo. Del románico inicial bajo influencia lombarda, conserva elementos prerrománicos en su ábside y junto a él, una preciosa ventana de dos vanos con falsos arcos de herradura.
         
La ferrería.
Angelines Villacampa.
            Un pueblo muy mejorado en los últimos años (tras su abandono en la década de los sesenta) gracias a Angelines y a toda la gente que  colaboró en torno a la asociación Mallau - Amigos de Susín para mantener el pueblo vivo. 
        Así es, al pasar por sus calles da la sensación de encontrarse en un pueblo deshabitado del Sobrepuerto, pero no abandonado; un pueblo, Susín, como los otros que salpican el territorio de la Tierra de Biescas que nos hablan de la apasionante historia de unas personas que convirtieron estas duras y bellas tierras en su hogar. De Angelines, el poeta Antonio Pérez Morte escribía: 
Hablar contigo, al lado del fuego,
de todas esas cosas importantes
que no pueden comprarse
y que tú encontraste muy cerca de aquí,
en Susín, en Sobrepuerto,
muy cerca del cielo.
Bella instantánea.
            Abandonamos esta porción de la triste historia del abandono de muchos pueblos cuya vida han engullido y siguen engullendo las grandes ciudades, para retornar a la GR.16, senda que ahora discurre bajo las faldas del Oturia.
              Comienza a nevar, echando la vista al cielo concluyo "q´esto va p´a cutio", así que toca impermeabilizar cuerpos y mochilas y caminar con más "rasmia".
            Los primeros de la comitiva ya han llegado a la Torraza de Larrede (o Torre del Moro) que se dice fue levantada en el siglo XI. En los últimos años del siglo XV se construyó, sobre la base de la primitiva torre, la fortificación que hoy podemos ver.
La Torraza.
Larrede.
            Se trata de una torre defensiva que pudo formar parte de un castillo. Domina el valle del río Gállego y estuvo integrada en el sistema defensivo del Campo de Jaca con el también castillo de Larrés y las torres de Boalar y Escuer, en la orilla opuesta del río.
             Pero la nevada arrecia y no es cosa de seguir admirando la Torraza, así que toca descender unos metros para alcanzar la población de Larrede, cuyo "Centro de Interpretación de las Iglesias del Serrablo", ubicado en una antigua herrería, nos sirve de refugio.
          Al lado se encuentra la iglesia de San Pedro, construida en el siglo X. 
Herrería y San Pedro de Larrede.
         El tiempo no está para contemplaciones, San Pedro habrá de esperar. No obstante en el centro de interpretación, uno de los murales informa que se trata de otra de las joyas del románico serrablés con la nave en forma de cruz latina y ábside semicircular. La torre-campanario le confiere a la iglesia personalidad propia, una imagen que la cámara fotográfica no consigue plasmar tras la nevada que está cayendo.
             Nuestro objetivo es Javierre del Obispo del que nos separan unos cuatro kilómetros pero... no sé si San Pedro o algún otro santo de los que abundan en Esbarre, ha telefoneado a nuestra conductora, pues nos tiene aparcado el bus en las mismas puertas de la iglesia (¿milagro?).
Imagen del camping.
            Como la nevada no cesa nos trasladamos a Sengüe, el cobertizo del restaurante Casbas se tornará en improvisado vestuario y el bar en "punto de hidratación" (todo un lujo). 
            Hidratados y acicalados nos vamos a la ¡Fiesta de Esbarre´19! que, un año más, se desarrolla en el concurrido restaurante del camping Valle de Tena.
         Viandas, caldos, licores, bromas, alegrías... corren por las mesas. La "gacela de Ordesa" se estrena en estas juergas, saludables en su justa mediada, en las que un año más el "boss de bosses" Julián dedica unas palabras a la concurrencia, palabras que se pierden entre el ensordecedor murmullo de mesas ajenas. No obstante "gracias Julián". Finalmente, como de costumbre, se procede al sorteo de material montañero.
Esperando llenar mesas y mentes.
              El regreso a casa es placentero: camino, nieve, comida y algún exceso mal digerido, hacen del viaje un camino de paz y gloria. Da la sensación que en el autobús hubieran cogido billete de vuelta, tanto el santo Pedro como los dioses Baco y Morfeo.
                Hasta pronto

El ratón de Vieja Mochila 
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Diapositivas



Resto de fotografías

 



Datos técnicos
Recorrido
Distancia, 9,5 Km.
Desnivel de ascenso, 370 m.
Desnivel de descenso, 417 m.

2 comentarios:

  1. Me has alegrado la tarde. Me gustará, en la primavera, "ir de propio" a recorrer estos caminos y ermitas. Tal vez en verano y así cae un bañito. Igual hasta me acompaña la " gacela de Ordesa".
    Gracias por hacernos pasar tan buenos ratos.

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  2. Que bonito es el Sobrepuesto y con ese manto de nieve aún más!

    Sin duda un recorrido con muchos puntos de interés, tanto culturales como paisajísticos, bien rematado con unas ricas viandas.

    Salud y montaña!

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