martes, 28 de enero de 2020

POR EL SUR Y CAMINITO DEL REY (DESFILADERO DE LOS GAITANES)

Enero de 2020
Playa de Almuñecar.
             Diez días por el sur dan para mucho o para poco, según se mire, además en esta ocasión no son las montañas las protagonistas de esta página, es el sur de las Hispanias y las huellas que allí dejaron unos y otros y que recorremos a pelo, es decir, sin botas guays ni demás accesorios montañeros. Nos vestimos el equipo "guiri" y ¡hale!:
             Con el centro de operaciones en Almuñecar, en pleno Valle y Costa Tropical, los seis componentes de la partida, Maite, Anuncia, Alfredo, Mª Ángeles, Enrique y un servidor, con la ayuda de una "furgo" y el "auto de San Fernando" (un ratico a pie y otro andando), nos damos paseo sumergidos en esas sensaciones que nos enseñan el camino que nos ha llevado hasta nuestros tiempos.

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Almuñecar
Fábrica de salazón.
        La turística Almuñecar encierra, entre sus bloques de edificios, una larga historia que aquí dejaron varias culturas desde la edad de bronce. Recorriendo sus calles, en carteles publicitarios de diverso rango, nos llama la atención la palabra "Sexi" ––¿será que proliferan garitos de turismo "activo"?–– Nada de eso, fueron los fenicios quienes se establecieron en esta tierra creando prolíficas factorías para fundar, ocho siglos antes de nuestra época, la ciudad de Sexi (topónimo conocido del fenicio Ṣekṣ ο Ṣekṣi, que en griego se conocía como Héxi y en latín Sex o Sexi) creando las estructuras urbanas de
Castillo de San Miguel.
la colonia de Ex, de tal forma que, cuando, a finales del siglo III a.d.n.e., llegaron los romanos, encontraron una ciudad bien estructurada, con una pujante economía basada en la salazón de pescado, fabricación de garum y moneda propia, economía que remodelaron construyendo templos, teatro y acueducto, y la llamaron Sexi Firmum Iulium en reconocimiento a 
la ayuda prestada a Julio César en la segunda guerra púnica.
          Nazaríes, moriscos, cristianos y especuladores urbanísticos conformaron la actual ciudad, que en el estío multiplica por diez su población.
                    En la actualidad se conservan gran cantidad de vestigios de la época romana como son los restos de un maravilloso acueducto, el Castillo de San Miguel, y la fábrica de salazones, ubicada en el Parque del Majuelo.
                  Con la "furgo" recorremos su Valle Tropical del Río Verde, embriagándonos con los olores y sabores de la fruta subtropical como son el mango, la papaya, la carambola, el aguacate, la chirimoya, la guayaba... ¡uf, que gozada!.
Plaza de La Rosa.

Acueducto romano.


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Frigiliana
Bella estampa.
         Ahora nos vamos a Frigiliana del que dicen es el pueblo más bonito de Andalucía. No quiero entrar en esa especie de loca competición pues cada cual vemos algún rincón bonito en cualquiera de los lugares que pueblan la geografía de aquí y de allá.
           Frigiliana huele a cal, a mango, a miel; su blanco semblante nos deslumbra desde la lejanía y, ya en sus calles, nos sentimos abrazados por sus trazados laberínticos y empedrados; buscamos en cada uno de sus rincones detalles de sus casas, sus azulejos, barandillas, rejas, y bellas puertas espectacularmente mimadas por los habitantes que, además, adornan con maceteros en los que crecen hermosas plantas viendo como pasamos ante ellas. ¿Tenderetes?: ¡a tutiplén!, pero no importa, cierro los ojos y veo un bello cuadro.
Blanco, azul y verde.
Vista de Frigiliana.
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Salobreña
Sobre el peñón.
          Abro los ojos y ¡zas! estamos en otro de los pueblos más bonitos de... ¡qué sé yo!.
            Blanco como todos los de estas tierras, encaramado en un peñón en el que se erige su castillo,  es el ejemplo de lo importante que fue Salobreña en otro tiempo. De origen fenicio, fue posteriormente reconstruido por los romanos y los árabes conforme fueron conquistando la ciudad.
              Las vistas de la sierra que ofrece su parte más alta son de película, casi tanto como las que ofrece el mismo peñón sobre el que se ubica Salobreña. Fue Abdelaziz el que conquistó Salobreña y pasó a llamarla Salubania hasta que fue reconquistada por los Reyes Católicos en 1489.
                           Desde lo más alto de la población vemos irse el sol; poco a poco se esconde allá lejos, en la mar; las lumbres del ocaso prenden las últimas piedras de Salobreña.
Castillo de Salobreña.
Las lumbres del ocaso.
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La Alpujarra
Iglesia de Órgiva.
            Con las primeras luces de la mañana, la "furgo" ataca las serpenteantes carreteras de La Alpujarra, esa comarca que, bajo las faldas de Sierra Nevada, mira al mar con el blanco semblante de sus pueblos  de arquitectura tradicional de casas blancas y techo plano, construidas en las laderas contrastando con el verdor del entorno que las acoge.
            Antes de encarar el Valle de Poqueira hacemos un alto en Órgiva con la intención de tomar un café y, de paso, dar una vuelta por sus bulliciosas calles, visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Expectación y el exterior de la casa-palacio de los Condes de Sástago del que se destaca el torreón construido en época árabe.
Casa.palacio de los Condes de Sástago.
                         Será por tratarse Órgiva de un importante nudo de carreteras o por ¡quién sabe qué!, pero el GPS se ha vuelto tonto y nos manda a "tomar pol saco". Lo ignoramos y damos la vuelta para tomar la vertiginosa carretera que nos acerca a Soportújar. En la entrada a la localidad ya adivinamos que estamos en un pueblo de brujas.
En Soportújar.
            Deambulando por las calles descubrimos varios rincones que delatan que se ha hecho de la brujería la seña de identidad de Soportújar y sobre todo, un eficaz reclamo turístico. Con escasos 300 habitantes cuenta con varios espacios vinculados con el tema, como la Era de los Aquelarres, la Cueva del Embrujo, el Ojo de la Bruja, el Mirador del Embrujo. 
             A punto de abandonar el pueblo, una bruja (gentilicio de los lugareños) nos enseña el Centro de Interpretación de la Brujería, ubicado en las antiguas escuelas, en el que nos mimetizamos con lo allí expuesto. Cuenta (la bruja) que tras la segunda expulsión de los moriscos en la comarca, Soportújar se llenó de apellidos gallegos y celtas, vecinos que llegaron con sus meigas, sus queimadas y las leyendas que les aportaron el sobrenombre de brujos que ahora llevan “con deportividad”.
Calle de Soportújar.

Las brujas.
De brujas a lavanderas.
            Montados en las escobas volamos a Pampaneira, otro de esos pueblos considerados los "más bonitos de...". Puede ser pues bajo la mirada del Pico Veleta nos encontramos en un pueblo llamativo, con sus casas construidas de forma escalonada pintadas de blanco, en sus tejados muchas de ellas tienen chimeneas de sombrilla, con balcones adornados con macetas, sus calles son callejuelas serpenteantes empinadas, donde se pueden apreciar un gran número de tinaos o pasadizos que, hoy en día, se conservan. Por algunas de sus estrechas calles corre el agua que desciende desde Sierra Nevada, para alimentar lavaderos, acequias y fuentes.
El aguas corre en las calles.
                  La Iglesia de la Santa Cruz fue construida en el siglo XVI, sobre los restos una antigua mezquita, de planta rectangular de estilo barroco, su fachada tiene un color ocre en sus tejas; el rojizo de sus ladrillos resalta entre las blancas viviendas. 
                  Las calles de Pampaneira son verdaderos miradores que nos descubren la Granada más rural, los productos artesanos se encuentran en cada esquina, los tejados de las casas en los que destacan sus pintorescas chimeneas, y la abundante gastronomía de la que somos víctimas.


Al fondo asoma el pico Veleta.

Rincón.
Iglesia de Capileira.
                   Remontamos el Valle de Poqueira para alcanzar la localidad más alta de la jornada (1436 m), Capileira (del latín capillaris-e, que significa cabellera, relacionado con cabecera, es decir, lo más alto del barranco donde se asienta). 
          Recorremos su entramado urbano compuesto por casas, encaladas y encajadas sobre la ladera de la montaña formando estrechas y sinuosas calles por las que  callejeamos para adentrarnos en una quietud intemporal. Su edificación más sobresaliente es la Iglesia Parroquial Ntra. Señora de la Cabeza construida en el Siglo XVI, de estilo mudéjar.
Capileira.
Tinao en Bubión
              Comienza a refrescar, toca regresar pero antes nos detenemos en Bubión a recorrer sus calles y contemplar su arquitectura, similar a las del resto de pueblos del valle, con casas con los llamados terraos (cubiertas planas acabadas con launa, material arcilloso impermeable y aislante de la zona que caracteriza la arquitectura alpujarreña), siendo típicos además los tinaos (porches que hay en las entradas de las casas utilizadas como zonas de tránsito entre la calle y la vivienda) y las callecitas estrechas y blancas repletas de flores y macetas.
Bubión.
Fotografías de La Alpujarra
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Jardín Nazarí de Vélez de Benaudalla
Casa palaciega.
               Se va notando, poco a poco el día va alargando las horas de luz, lo que nos facilita acercarnos a  Vélez de Benaudalla, nos han contado que tiene un jardín muy chulo, le llaman el Jardín Nazarí. Pues allá que vamos.
             En menos de media hora estamos pasando por taquilla en la entrada ubicada en una casa palaciega, cuyo patio porticado y una fuente nos introducen en un  espacio sobrecogedor, sobre todo después de haber sido debidamente instruidos por la taquillera del lugar. Al entrar a este espacio encontramos una acequia que cruza el jardín longitudinalmente, acequia que surte un molino con el agua que discurre por ella, que cae por una cascada que contemplamos como si fuera la Cascada de Ordesa. Sin lugar a dudas el agua es el elemento vertebrador de este vergel.
Cascada.
Alberca.
            Paseamos por el huerto y el jardín, dispuestos en tres bancales. Las características de los jardines-huertos de la cultura nazarí se mantienen en este lugar. Fuentes, pérgolas, acequias, albercas, y el murmullo que hace el agua al caer, se entremezclan con agradables aromas e intensos colores de flores y frutos. Por algo le identifican con el sobrenombre de “El Jardín de los Sentidos”. 
            Colgada, sobre el tajo del río Guadalfeo, una resbaladiza  escalinata, tallada sobre la roca, nos da acceso a las grutas del jardín, unas espectaculares cavidades de sugerentes formas originadas por la lenta y prolongada sedimentación de la cal a lo largo de los tiempos.
Cueva.
En el Nacimiento.
              Un bello rincón, el Jardín Nazarí, que te transporta a tiempos del dominio musulmán del Reino de Granada.
              Ha anochecido; con la luz de las farolas, nos acercamos hasta un manantial al que llaman "El Nacimiento", se trata de uno de los muchos drenajes de la Sierra de Lújar. Sobre unos azulejos, unos versos dedicados a los que allí recalamos:
Si no has nacido en el sur
moja tus manos en mí
tendrás amor y salud
y te llevarás de aquí
la alegría de vivir
que tiene el pueblo andaluz


Si quieres ver más fotografías de Vélez de Benaudalla pulsa aquí
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DESFILADERO DE LOS GAITANES - CAMINITO DEL REY

Desfiladero de los Gaitanes.
              Nos adentramos en un lugar en el que lo horizontal pierde todo su sentido; el otro, el sentido acrofóbico, deja la partida en cinco miembros.
              Zigzagueando por la parte baja de sus paredes, de 10 metros de ancho y hasta 300 metros de altura, discurre el río Guadalhorce, culpable de la erosión de la piedra, para formar este espectacular desfiladero.
             Dos saltos hidroeléctricos, el salto del Chorro y el salto del Gaitanejo, fueron el primer resultado de tal empeño que, lógicamente, hubo de conectar entre sí. Por tanto, y contra toda lógica, suspendido sobre el abismo de los tajos de la Sierra de Huma, discurre esta enloquecida obra de ingeniería del Desfiladero de los Gaitanes.
De vértigo.
             Cuentan que fueron los pescadores, acostumbrados a columpiarse en las altas jarcias de los barcos, los que, reconvertidos en albañiles, tejieron esta pasarela de unos tres kilómetros de longitud y escasamente un metro de anchura en su punto más estrecho. Otras leyendas cuentan que a la obra eran destinados los presos, muchos de ellos condenados a muerte.
             El nombre de "Gaitanes" viene de los quebrantahuesos que sobrevolaban esta zona, hoy vemos otros carroñeros, como el buitre, elevando su majestuosa estampa a lo más alto del cielo.
Allá van.
          Lo del "Caminito del Rey", pues nada, que aprovechando la inauguración del pantano del Guadalhorce, el amigo Alfonso XIII se dio un garbeo por la pasarela, al menos eso se cuentan, como también se dice que cuando llegó a la entrada de la garganta dijo: yo no me meto ahí ni loco. Y desde entonces la denominan "Caminito del Rey". 
              En el año 2000, tras varios accidentes, las pasarelas que atraían a senderistas, escaladores y curiosos, que costaron la vida a más de uno, se cerró para invertir en la construcción de la actual que se inauguró en 2015.
                  Pues bien, no íbamos a pasar estos días sin recorrer esta popular ruta, y he aquí que, tras cruzar un túnel y recorrer una fresca senda, estamos luciendo cascos de mineros, paseando por estas vertiginosas paredes con la vista puesta en el paisaje, y el pensamiento en lo que debieron ser las antiguas pasarelas que se dejan ver bajo las actuales. 
Puente colgante.
             De los más de siete kilómetros del recorrido, unos tres, separados por un pequeño alivio, transitan por unas seguras pasarelas, eso sí, a más de cien metros del cauce del río Guadalhorce, colgadas en las paredes, compitiendo con el ferrocarril que vemos pasar entre túnel y túnel que, desde aquí, nos parece un tren de juguete.
        Tras cruzar un puente colgante desembocamos en los alrededores del apeadero del Chorro, junto al Embalse Tajo de la Encantada, un buen lugar para echar un bocado y esperar a que el "acro" nos venga a recoger con la "furgo".
                No es una gran caminata pero ha valido la pena recorrer las paredes del Desfiladero de los Gaitanes de las que tanto habíamos oido hablar y de cuya organización deberían aprender algunos otros lugares similares.
Pasa el tren.
Puente colgante.
Si quieres ver más fotografías del Caminito del Rey pulsa aquí
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VÉLEZ MÁLAGA
Vista de Vélez Málaga
                   El buen tiempo del que estamos disfrutando, parece querer abandonarnos para dejar Granada, una de las más bellas ciudades del viejo reino andalusí, para otra ocasión pues el paso de la borrasca Gloria nos ha invitado a quedarnos en la costa para no ser víctimas de sus efectos.
           Así que nos trasladamos a la ciudad que vio nacer a María Zambrano para visitar la población, cosa que hacemos de la mano de un guía, bajo una intermitente y fina lluvia.
         No voy a reproducir la locuacidad del guía pues agotaría el disco duro del "ordenata" en el que escribo; un hombre que se ve que disfruta escuchándose y extendiéndose de lo lindo, cosa que nos ha llevado a que el reloj haya dado al traste con alguna  que otra visita.
Convento de San Francisco
           Pero, amen de las calles, algo sí que hemos visitado, como la Iglesia de Santiago adosada al Convento de San Francisco, hoy convertido en un centro polivalente en el que observanos una curiosa exposición: "La Plastihistoria de la Humanidad", una curiosa muestra compuesta por veinte obras realizadas en plastilina que representan las diferentes etapas evolutivas del hombre.
               Hablando del hombre, este que nos acompaña nos sube hasta la Ermita de la Virgen de los Remedios situada en la parte más alta de la población; desde sus jardines se pueden contemplar unas vistas espectaculares de todo el entorno, tanto de la ciudad como de la Axarquía Malagueña. 
Ermita.
         El interior de la iglesia contrasta con el blanco semblante de su exterior, pues un pintor, Evaristo Guerra, se puso las botas de darle al pincel y no dejo ni un centímetro de las paredes libre de su arte, pese a que el artista pretendía "hacer los muros transparentes" para que la Virgen de los Remedios pudiera ver a través suyo los paisajes de la Axarquía que se corresponden con los alrededores de la Ermita. 
         Aunque se nos ha hecho tarde, con el favor de una persona que nos abre por unos minutos la puerta del Palacio de los Marqueses de Beniel nos asomamos a su patio y contemplamos los arcos que sustentan el edificio  en el que se alberga la Fundación María Zambrano.
               El resto de monumentos, que los hay a patadas, quedan para otra ocasión, hay que volver a Almuñecar, que allí nos espera el mantel.
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MÁLAGA
Calle Larios.
               Otros lugares que estaban en mente quedan para otra ocasión, pues hemos de regresar a Saraqusta, capital del Palacio Taifa de la Aljafería, no sin antes pasar un día, con su noche, en Málaga que aunque ya la conocemos, no  nos deja de sorprender.
         Todavía con adornos navideños, la calle Larios nos traslada hacia el centro de la ciudad, nos lleva por sus rincones plagados de típicos bares y tascas con olor a "pescaito frito" y a especias morunas. En las fachadas, los azulejos nos cuentan historietas y momentos de sus gentes, algunas tan ilustres como Picasso.
Junto a otra malagueña ilustre.
             Monumentos a Málaga, no le faltan como la Catedral de la Encarnación, popularmente conocida como "La manquita". ¿Por qué lo del mote?: viendo su fachada se puede observar que quedó inacabada (quedaron sin construir una torre, el tejado, la sacristía mayor, la espadaña central, la ornamentación escultórica, etc.), lo que no es óbice para enseñarnos una majestuosa estética exterior muy variada en su estilo pues fue construida en la época de transición arquitectónica de los siglos XV al XVIII. 



La Manquita.
Interior de la Catedral.
En su interior se encuentran numerosos rincones artísticos de distintos estilos, desde el gótico hasta el renacentista, como el altar mayor (1541), el coro de estilo barroco sobre cuyos laterales se hallan los órganos de trompetería horizontal, mientras que el trascoro está presidido por un altar, con una Piedad de mármol. 
                Otros monumentos como La Alcazaba, el Castillo de Gibralfaro, y el Teatro Romano completan ese mosaico de la ciudad, bellos ejemplos de su historia.
Torre y media.
               Hablando de historias, esta concluye en la estación Maria Zambrano de Málaga, en la que nos subimos al tren para regresar a una gélida Caesaraugusta, o Saraqusta, o Salduie, o... que mi Zaragoza también tuvo lo suyo.
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              He mostrado aquí los lugares que me parecen más interesantes pero como decía en la introducción, diez días dan para mucho: Nerja, Otivar, Valle Tropical, con sus rincones, vistas y sabores quedan, como el resto, en el recuerdo de este viaje. A otros como Alhama de Granada, la propia Granada y algún que otro rincón de este trocito de Andalucía, nos ha sido imposible viajar, la "borrasca Gloria" nos lo ha impedido. Pero no importa, como los montes, las ciudades quedan allí.
                Hasta pronto

4 comentarios:

  1. Hola, José Luis muchas gracias por poder disfrutar de tus Fotos, pero sobre todo, ( al menos para mi) Tú forma tan sencilla y amena de relatar, tus visiones fotográficas.-
    Un Saludo Roberto.-

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  2. Como siempre, un placer leerte. Qué bonitas las fotos que acompañan el relato. Cuánto aprendemos de esos vuestros paseos por nuestra geografía. Desde el sofá nos cansamos un poco menos que vosotros, pero tampoco podemos sentir, vivir y oler los espacios por los que os movéis. Por eso, gracias por acercarnos otros mundos con los que soñar.

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  4. Hola.

    Solemos pensar en visitar otros países, cuando no conocemos casi nada del nuestro. El Sur es una zona que apenas he visitado (tan solo la provincia de Almería). Granada y Córdoba son dos destinos que me apetecen mucho, y por supuesto, caminar por esos bellos pueblos blancos de la Alpujarra.

    La ubicación de Salobreña, es espectacular, y caminar a más de 100 metros de altura por el cañón, una bonita experiencia, no me extraña que el rey al verlo se rajase!

    Un saludo

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