jueves, 11 de junio de 2020

BARRANCOS DE PANIAGUA Y CALISTRO

Día 10 de junio de 2020
Peñas de Santo Domingo
Río Arba de Biel
        No sé que tienen estos rincones de la sierra de Santo Domingo que retornamos una y otra vez: ¿será por el color que la naturaleza ha pintado en los cuadros que adornan los tronos de castillos y palacios de las Cinco Villas?; ¿serán los caminos enamorados de los arroyos, arroyos hoy, torrentes ayer, novios de vidas paralelas?; ¿serán esos dulces y tiernos pajaritos que, en esta verde primavera, a nuestro paso trinan?; ¿será la historia de aquel año 47 del siglo pasado, de aquel viaje de novios que, desde la villa de Uncastillo, no les llevó a ninguna playa caribeña, que llevó a mis padres a Biel en su "viaje de novios"?.
        Lo cierto que aquí estamos repitiendo la salida que ya publiqué en este humilde rincón hace poco más de un año. ¿Motivo?: en primer lugar quería que nuestros amigos Alfredo y María Ángeles tuvieran la oportunidad de admirar estos rincones y, en segundo lugar, recorrer senderos tranquilos, lejos de aglomeraciones, por aquello de desescalar prudentemente el confinamiento al que nos ha sometido la Covid19.
Todo no es verde
Barranco de Paniagua
        Al norte los Pirineos, al sur el Valle del Ebro, la Sierra de Santo Domingo se configura como un mosaico de formaciones boscosas naturales, pinares de repoblación, matorrales de transición, pastizales de gran valor ecológico y formaciones rocosas con vegetación incipiente.
        Hoy no arrancamos a caminar en Biel, lo hacemos desde el parking que se encuentra a orillas del río Arba de Biel, cerca de los desagües de los barrancos Nacelagua y Paniagua, y es este último el que, en una fresca y bella mañana, comenzamos a remontar.
        Las aguas del Paniagua, que bajan cristalinas, las vadeamos una y otra vez con gran habilidad y, entre salto y salto, disfrutamos con el paisaje que rodea el barranco. 
Vadeando
        Abajo, el arroyo ¡a lo suyo!: culebrea con sus  saltos, pozas, rápidos, remansos, regalándonos la música de su rumor, armonía a la que se suma el trinar de los pájaros que hoy esgrimen una obra primaveral escrita para orquesta y flauta dulce.
        China chana, seguimos remontando un sendero que a duras penas se abre paso entre la hierba que todavía llora el rocío de la noche, sendero que nos regala una exhuberante vegetación de un bosque de pinos repoblados en el pasado siglo, pero que van dejando paso a una densa masa forestal autóctona formada por quejigos, carrascas, boj, algún acebo, nogales, abedules; y no faltan las zarzas, aliagas y otros matorrales que nos muestran su bellas flores. ¡Todo un espectáculo!.
Orquídea piramidal (anacamptis pyramiladis)
Hierba cupido (catanache caerulea)
Un alto en el corral de Melchor
        Poco a poco vamos ganado altura, la troupe de hoy camina con mejor semblante que en la anterior.
        El barranco Paniagua va quedando a la izquierda, nosotros subimos el cuerpo por el bosque de pinos hasta alcanzar el Corral de Melchor, que a sus 1080 metros, nos marca la cota más alta de la jornada.
        Un buen lugar para descansar y echar algo al cuerpo que ahora sí, ahora nos lo hemos ganado.
        Además, el lugar nos ofrece una bella panorámica de las Peñas de Santo Domingo, con sus paredones de roca caliza que dan cobijo a multitud de rapaces. 
Peñas de Santo Domingo

Balsa de Narciso
        Hoy, como los yogures, tenemos, más que fecha, "hora de caducidad", así que recogemos las mochilas y bajamos hasta el collado de Fayanás, auténtico cruce de los caminos que vienen de Longas, Fuencalderas, Luesia y Biel.
        Esta vez no nos dejamos engañar por un camino que hace un año nos llevó a meternos en algún que otro problemilla, aquella experiencia nos sirve para alcanzar la pista que nos lleva hacia la balsa de Narciso, aquí nos introducimos, literalmente, en el barranco de Calistro.
        Si el de Paniagua era espectacular, este de Calistro no lo es menos, si acaso muestra un aspecto más salvaje, además derivado del hecho de que sea poco transitado, no hemos visto ni un alma.
Por el barranco de Calistro
        De nuevo vadeamos "montón de veces" el curso del agua, vadeos que hay que cruzar por los sitios más insólitos, buscando qué piedra pisar sin resbalar.         Algunos pasos se encuentran ubicados sobre grandes losas de la roca que se resisten a ser engullidas por la erosión de un arroyo que camina entre prados y juncos buscando la oportunidad de abrazar al Arba de Biel. Sus aguas bajan bravas a veces, otras se vuelven tiernas y bondadosas.
        El arroyo, culebra que lo fue, ahora se desliza por una roca muy pulida, especie de tobogán, que los aragoneses denominamos "esbarizaculos" y que da entrada a un hermoso rincón, "la Poza de Calistro".
Una pareja en la Poza de Calistro

Un trío en la Poza de Calistro
Nadie en la Poza de Calistro
Vadeo número...
        En este remanso, el agua refleja todo lo que la rodea, incluso refleja los sentimientos de quienes intentamos mirar más abajo del fondo, quizá por ver si allí se esconde la cordura que algunos perdieron.
        Abandonamos este soplo de frescor, también la senda que ahora desemboca en la pista que lleva a Biel, alcanzando el punto en el que el arroyo de Calistro da de beber al Arba, en sus primeros momentos de vida, para guiarnos en lo que queda de camino.
        La exhuberante vegetación cubre la fuente de Pompillo, que pasamos de largo. Tampoco nos detenemos en el refugio de los Estrechos, restaurante que fue en la anterior ocasión, para continuar por la pista. Nos llama la atención una construcción que asoma entre el bosque, se trata de un antiguo abejar.
Abejar
        Aceleramos el paso, pues como decía arriba, vamos con hora pues hoy sí, hoy, después de las varias veces que hemos aterrizado en Biel, vamos a darnos el gustazo de darle rienda suelta al pecado capital de la gula.
        Del bello pueblo de Biel no voy a contar de su historia, de sus calles y plazas, de sus casas, de  su iglesia, de su torre, etc, ya lo hice en las anteriores ocasiones (abajo dejo enlaces).
        De vuelta a casa, las curvas de la carretera y la alegría del buga colaboran a digerir el abundante y rico, riquísimo alimento que nos han servido en el afamado garito de Biel.
        Bien claro me habéis mostrado, compañeros que, como el Calistro y el Paniagua, la fuente de la amistad, aquí entre el bosque, como agua del arroyo, unas veces se embravece y otras se remansa pero que, al final, torna en ancho mar.
        Hasta pronto

Datos técnicos:
Recorrido

Perfil
Distancia: 12 Km.
Desnivel positivo: 360 m.
Desnivel negativo: 360 m.

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3 comentarios:

  1. Qué agradable excursión y bonitos los barrancos y arroyos. Lástima que el tiempo no acompañe para darse un chapuzón en esas pozas.

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  2. Hola.

    Pues si queríais una desescalada tranquila, desde luego que mejor lugar que este Espacio Protegido de la Sierra de Santo Domingo, porque yo por más veces que vaya no consigo creer, que allí no vaya ni Dios!.

    Como todo en esa cierra, el recorrido es precioso, ahora ya con estos calores, no estaría mal un baño en esa poza de Caslistro, el abejar todo un descubrimiento.

    Un saludo

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  3. Pues... hacemos programa para Biel. Venga Joaquín ¡a considerarlo!

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