lunes, 22 de junio de 2020

POR LA SIERRA DE LUESIA

Día 17 de junio de 2020

Vista de Luesia
        Parece que estemos abonados a estos montes que, a la sombra de la Sierra de Santo Domingo, nos enseñan  la gran variedad de sorpresas que se esconden a uno y otro lado de sus caminos. En esta ocasión dejamos la de Sierra de Biel para adentrarnos en la de Luesia.
        Como viene siendo habitual en las salidas post-confinamiento, componemos el grupo Alfredo, María Ángeles, Maite y un servidor.
        El viaje hasta el destino no es largo, unos cien kilómetros desde Zaragoza. Pronto estamos calzándonos las botas en Luesia, villa que duerme tranquila a las orillas de uno de los dos cursos fluviales que conforman el río Arba antes de que tribute sus aguas al Ebro.
San Salvador y castillo
        Luesia es una de las poblaciones de las Cinco Villas que mejor ha sabido conservar su esencia medieval, si bien es cierto que, quizás eclipsada por la riqueza monumental de otras localidades del entorno como Sos del Rey Católico y Uncastillo (esta última origen de mi existencia), suele pasar injustamente desapercibida para muchos de los visitantes de la comarca.
        El trazado urbano de Luesia conserva su esencia medieval. Bajo la sombra de su castillo se alojan las iglesias románicas de San Salvador y San Esteban.
           Si a todo esto le sumamos la cuidada extensión de senderos  que recorren los montes que jalonan la "Bal de Luesia", ni que decir tiene que "por algo estamos aquí".
Primeras cuestas
        Comenzamos la ruta desde la entrada del camino que sube a Puy Moné, girando en un camino que sale a la derecha y que nos coloca en unas escaleras que nos abren las puertas de lo que va a ser una jornada especialmente agradable.
        Entre pinos, boj, enebros, tomillos y una gran variedad de plantas, que nos muestran los colores primaverales de sus flores, alcanzamos  la Fuente Isicar o Fuentisicar.
        El entorno en el que nos encontramos no tiene nada que envidiar a cualquier otro de sierras de mayor renombre.

Fuentisicar
Por el cordal de Gozopaño
        El sendero, perfectamente señalizado, nos lleva por todo un cordal que se eleva entre el barranco de Bal, al oeste, y la Bal de Biel, al este.
        Con más "alegría que pena" (faltaría más) alcanzamos la Punta Melero (1160 m.) desde la que el paisaje se va abriendo, más si cabe, paisaje que nos exhibe la senda que nos transporta hasta la Punta         Cementolera (1173 m.). No sé el origen del nombrecito pero, adaptándolo a la de hoy, podría ser: "hay que ser de cemento para que no se te lleve la ventolera", pues sopla el cierzo con ganicas.
       La ocasión anterior que pasamos por aquí, en dirección opuesta, llovía con viento y no veas cómo nos pusimos.
Punta de Gozopaño
        Ahora el cordal desciende unos metros para, en la base (1148 m.) de la próxima subida decidir si tirar "p´arriba" o rodear la Punta Gozopaño (1248 m.). Por mayoría absoluta se decide rodear pero un servidor se salta las normas y en unos minutos se presenta en la cima de la mencionada punta. El paisaje se abre en los 360º que la vista alcanza. Abajo, Biel descansa a las orillas de su Arba; aquí arriba, no toca descanso.
        El descenso lo hago por una descarnada senda que transita por un bello hayedo, el de la Bal, el mismo que, abajo, los otros tres amigos han disfrutado en su recorrido.
Biel desde la Punta de Gozopaño (zoom)
Hayedo de la Bal
            Nos reencontramos en el Collado del Correo (1161 m.), en otros tiempos era usado para llevar los "mails" de aquellos tiempos entre Biel y Luesia.
        A lo lejos vemos Puy Moné, pero para llegar allí aún queda tajo, así que toca seguir "cordaleando", asunto que nos lo tomamos con espíritu deportivo, no sin detenernos unos instantes a reponer fuerzas.
        A nuestra derecha, el terreno que se deja caer sobre el barranco de Biel, nos muestra una curiosa formación que la erosión ha creado, se trata del paraje denominado Ripas Altas, una zona de conglomerados que forman unas cárcavas a las que da congoja asomarse.
Ripas Altas
Mal Paso (al fondo las Peñas de Santo Domingo)
        Poco a poco vamos accediendo a las cimas más altas de la jornada, cimas flanqueadas, por la derecha (norte), por la impresionante cresta de Mal Paso.
        Puy Fonguera (1307 m.) ejerce de antesala para dar paso a la Punta de Cabo Bal (1312 m.), cumbre de la Sierra de Luesia.
     Casi al alcance de la mano vemos ya Puy Moné (1303 m.), un ligero descenso nos deja en la caseta de vigilancia forestal, la gran cantidad de antenas la delata. La puerta está abierta, dentro no hay nadie. Es igual, cuando uno se encuentra aquí descubre  porqué, no siendo la mayor altitud de la zona, han elegido este puy para tal fin.
Llegando a Puy Moné
Peñas de Santo Domingo (al fondo, bajo las nubes, el Pirineo)
Hay que volver
        La panorámica es única, se domina, prácticamente, toda la Sierra de Santo Domingo con sus peñas y los bosques que la rodean. Pero los ojos se van más allá: aunque son cubiertas por las nubes, adivinamos que bajo ellas se esconden montañas y valles del Pirineo, Moncayo, Riglos... ¡Uf!, lástima que nubes y bruma no nos dejen capturar con cámaras y retinas semejante paisaje.
        Hemos de volver. Por unos metros caminamos sobre nuestros pasos, hasta que, bajo la Punta de Cabo Bal, nos desviamos hacia el sur para alcanzar el collado de Balsiruela (1204 m.).
Hayedo en la senda botánica 3
        
        Aquí tomamos el sendero señalizado como "Botánico 3" por el que, bajo la sombra de un hermoso bosque de hayas, pinos y robles, alguno de ellos trabajados por un picapinos que escuchamos en plena labor, descendemos los 200 metros que nos dejan en el refugio de L´Artica.         Inmejorable lugar para sentarnos en torno a una de las mesas y sacar de las mochilas la artillería necesaria para el elemental sustento de los cuatro únicos personajes de aquestos lugares, artillería regada con un buen vino de Lécera.
        El viento ha amainado y la temperatura es más templada que en lo alto de la ruta, motivo por el que parece que mover el cuerpo cuesta lo suyo.
Miran al cielo
Cumpliendo
            Pero, amigos, hay que seguir.
        Con la alegría de haber rebajado lastre, cargamos las mochilas en la espalda y nos adentramos en el Fayar (hayedo) de Gozopaño en el que parece esconderse aquel bandolero de la leyenda:
        "Cuenta que un sastre de Luesia fue requerido para  ir presto, no se sabe porqué, a Biel en plena noche. Habiendo alcanzado el Collado del Correo notó la presencia de un bandolero en su retaguardia, ya que sentía que algo  tocaba su espalda continuamente, entonces le grito varias veces sin volver la cara ¡déjame en paz que voy a Biel! ¡Ay, amigos! pero el bandolero no le hacía caso, así, que, harto de que le diera la tabarra, decidió girarse con sus tijeras abiertas dispuesto a herir al bandolero. Fue entonces cuando se dio cuenta de que en realidad no había tal bandolero, se había enganchado con una zarza y entonces le dijo muy serio a la zarza pero a la vez todavía atemorizado : ––lo mismo me hubiera dado que hubieras sido un hombre––”
Fayar de Gozopaño
Geranio sangriento (geranium sanguineum)
No estamos solos
        Leyendas aparte, la senda que se adentra en el fayar es preciosa. A las hayas le acompañan abundantes ejemplares de acebo; aquí nos damos cuenta de que, a pesar de no encontrar ni un alma en todo el día, no estamos solos. En el cielo vuelan, digo planean, con la majestuosidad que les caracterizan los buitres leonados; aquí abajo, de entre las hojas de los árboles sale el bello cantar de los pájaros que en esta primavera parecen estar más animados que nunca; reptiles, mariposas y demás insectos, además de las vacas, completan el elenco que nos acompaña todo el día.
        Este bello sendero nos devuelve a la Fuentisicar cerrando así el círculo que hemos comenzado por la mañana. Solo nos queda descender hasta Luesia y concluir una ruta que, aunque parte de ella ya la conocíamos, resulta sorprendente.
        Hasta pronto
Datos técnicos
Recorrido

Perfil:
Distancia. 16,8 Km
Desnivel de ascenso, 810 m.
Desnivel de descenso; 810 m.




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