sábado, 18 de junio de 2022

BRONCHALES, PEÑA DEL CERVERO Y SIERRA ALTA (circular)

 Día 18 de junio de 2022
        Previsión temperatura máxima en Zaragoza ¡43 ºC! Previsión temperatura máxima en Bronchales ¡30 ºC. No cabe duda, huyendo de "chicharrigoza" nos vamos a calentarnos a la Sierra de Albarracín, que allá calor pasaremos, pero cocer, lo que se dice cocer, no nos coceremos.
        Tras pasar una calurosa noche, docena y media de esbarristas (algunos se han quedado al albor del A/A) subimos a al autobús que, cabalgando por la Mudéjar, nos lleva camino del sur d´Aragón, allá donde las primeras brisas nos recordarán aquellas mañanas en que existía el fresco. Queda confirmado en la parada de rigor, allá en los llanos de Singra.
        En Santa Eulalia, dejamos la autovía para tomar la carretera que se adentra en yermos páramos, pasando por el pequeño pueblo de Pozondón, para alcanzar Bronchales, puerta de entrada a la sierra y principio y final de la ruta de hoy.
Bronchales
        Pronto nos encontramos cambiando el fresco calzado por el "guay de monte", nos untamos ungüentos antisolares hasta las cejas y ¡hale, allá que vamos!.
        Abandonamos Bronchales (1575 m.) por una amplia y polvorienta pista; a la izquierda queda la fuente del Chorrillo, cuyo nombre nos anuncia el caudal de otros manantiales que iremos encontrando en el camino.
        Afortunadamente, pronto tomamos una senda que discurre por un bosque de pino albar, única especie que protagonizará todo nuestro recorrido. La jara, con su blanca flor, aporta una pizca de color a la mañana.
    Estamos atacando la primera pechugada de la mañana, salvando un buen desnivel para alcanzar la primera de nuestras tachuelas: la Peña del Cervero (1764 m.). Un vistazo al paisaje nos permite ver Bronchales y un gran territorio dominado por el citado pino.
En la Peña del Cervero
Los de morado
            Aquí 
en la cima, el color morado de las camisetas que lucen los compañeros que recientemente anduvieron por las montañas de Gredos, nos anima a bromear en relación con el mencionado tono.
        Descendemos unos metros para alcanzar el paraje denominado "Cruz de las Almas" donde la tradición dice que hay que depositar una piedra. (¡"cagüen" las tradiciones: menudo montón de "stones" fuera de su sitio!). Efectivamente, como colgada de un poste telefónico, allí está "la de las almas".
        Por un momento dejamos nuestro camino para acercarnos a visitar (y refrescarnos) la Fuente del Ojuelo. El que más y el que menos, tomamos un pequeño trago del agua fresca que suelta la del Ojuelo. Pero, amigos, queda bastante trecho que caminar, así que retrocedemos hasta la cruz de las "stones" para, tras cruzar una carretera, seguir el camino que habíamos abandonado.
En la fuente del Ojuelo
En el Mirador de las Tejedas
        El bosque por el que transitamos, pese a ser pinar, nos hace olvidar las altas temperaturas que padecemos en nuestra ciudad. El camino va ganando altura para alcanzar el Mirador de las Tejedas (1770 m), al que nos encaramamos para echar un vistazo al paisaje que se nos abre al oeste. Abajo discurre el barranco que da nombre al mirador. Un buen lugar para realizar un primer descanso y echarle algo de combustible al cuerpo.
        Retomadas las fuerzas, poco a poco, vamos ganando altura por el camino que, emulando todo mi ser, se va volviendo calvo; este tramo discurre por un amplio cordal al que llaman "Loma de la Negradela". Aquí se suma otra planta, unas pequeñas sabinas, representando a una de las pocas especies que osan crecer aquí.
Vista de Noguera de Albarracín
        Tras descender unos metros, alcanzamos otra especie de mirador que se eleva sobre el Puntal de la Retama (1766 m). Abajo, hacia el S., entre las copas de los pinos, asoma el pequeño pueblo de Noguera de Albarracín y volviendo la vista hacia el NE., vemos la cumbre a la que hemos de subir, pero, ¡leches!, si hemos de subir, ¡p´a qué bajamos!
        Efectivamente, el sendero desciende hasta alcanzar la ancha pista de las Tejedas, por la que transitamos unos metros para abandonarla por un sendero que nos deja en la Fuente de la Rosa (1609 m.), en pleno barranco del Portichuelo. Su hilito de agua no da para beber a toda la tropa, pero sí para mojar alguna cabeza, pues el sol comienza a pegar fuerte.
Fuente de la Rosa
Tira p´arriba
        No son las conciencias calenturientas, ni el manantial, ni el recuerdo de lo que hemos dejado en el ardiente asfalto de Zaragoza, ni tampoco el sol que cae a plomo sobre nosotros; lo que nos calienta de verdad es un escondido sendero que asciende sin compasión, por un terreno descarnado y que, con la lengua afuera, nos sube hasta la cima de Sierra Alta, que con sus 1856 m. y unas vistas de 360º, es un inmejorable punto de observación, para lo que existe una caseta antiincendios, controlada por un operario. Por fortuna, en esta sierra no se ve humo; son días en que el fuego está arrasando una buena parte de nuestra geografía.  Tan solo la calima nos impide ver mucho más allá de una buena parte de los Montes Universales. 
La tropa en la cima de Sierra Alta
Sierra Alta
        Sombra de ancho pino acoge seres felices de haber alcanzado la cumbre; seres de fácil posadera; posaderas ansiosas de pétreo asiento... En fin, sombra, pino, posaderas y asiento, bien batidos, son una buena excusa para proceder al santísimo momento de darle movimiento al bigote con los alimentos que cada cual a portado hasta este digno comedor.
        Vaciadas las mochilas, y saciada la gula, nos retratamos en grupo e iniciamos el descenso que, al contrario del ascenso, discurre por el hermoso pinar de Portichuelo, y con un desnivel más amable.
        Tras alcanzar una fuente (esta carece de nombre), el sendero discurre bajo las crestas de Las Corralizas Altas: piedras que, al contrario que la de la Cruz de las Almas, no las ha puesto nadie, ya estaban aquí.
Descenso
        Por ser zona rica en setas, una especie de monumento hace honor a la "marzuelo" exquisito hongo cuyo nombre se lo debe al mes de su desarrollo, marzo. Estamos en el Sendero Micológico de Bronchales.
    Rodeamos el camping Las Corralizas, del que dicen ser el más alto del país, para tomar un sendero que, en pocos minutos, nos deja en Bronchales, cerrando así una agradable ruta. 
        Atrás, alguien ha resbalado y, apoyada la mano en el suelo, se ha lesionado. Maite le ha protegido la muñeca con un profesional vendaje (ya en Zaragoza, le diagnostican rotura del radio). ¡Recupérate pronto, amiga!
        Y como es preceptivo, una vez aseados, hemos de hidratarnos en alguno de los varios garitos de la población, pero, ¡cáspita!, están todos cerrados. Afortunadamente, los amigos de "Vinitos Español" han tenido a bien, abrir las puertas a estos sedientos mozos y mozas y servirnos unas jarras que, literalmente, acaban con uno de los barriles. También nos sirven unas tapas a base de productos de la tierra y, asimismo, una buena ración de simpatía.
Misión cumplida
        El viaje de vuelta es placentero, el final de fiesta nos ha dejado algo afectados y Morfeo se alía con algunos de nosotros.
        Llegados a Zaragoza, volvemos a la realidad: en la entrada, por la autovía, la ciudad nos recibe con el humo de un incendio de varias naves de un polígono industrial. Al abandonar el autobús, nos da la sensación de entrar en un horno. El termómetro de mi buga, de regreso a casa, marca 41ºC. Y ya son muchos días; me pregunto si la raza humana estaremos haciendo todo bien. No sé.
        Hasta pronto


––––––––––––––––––––––––––––––––––––

Datos técnicos:
Recorrido
Perfil:
Distancia, 14,5 Km.
Desnivel positivo, 635 m.
Desnivel negativo, 631 m.


1 comentario:

  1. Hola José Luis, sigo leyendo tus rutas, me encanta como describes todo lo que haces y hoy no podía faltar mi comentario.
    Orgulloso llevo como apellido el nombre de localidad que describes en esta ocasión.
    Yo la he visitado 2 veces una en el año 80 hicimos acampada libre donde ahora está el camping del que hablas, recuerdo sobretodo el frío de las noches durante las semanas que allí pasamos, la amistad duradera que tengo con las personas y familias que nos acompañaron en esa aventura.

    Y este año pasado ya si que fui a realizar una ruta por la zona, en este caso es la misma, lo único que yo la hice en sentido contrario al vuestro.
    Y aunque aquel día fui solo, una temeridad por mi parte, recordé lugares de aquella primera vez que estuve allí., eso sí yo fui en noviembre y no pasé ni frio ni calor unos agradables 10-15 grados todo el dia.

    Como siempre gracias por tu blog.

    ResponderEliminar