miércoles, 22 de noviembre de 2023

UN PASEO POR EL GÁLLEGO ZUFARIENSE

Día 19 de noviembre de 2023
        Aunque nuestro único propósito para este fin de semana era simplemente disfrutar de un merecido descanso en la "inmortal Caesaraugusta", aprovechando el calorcico del brasero, no podíamos dejar pasar la oportunidad de sumergirnos en la agradable mañana que nos ofrecía este clima caprichoso y lleno de sorpresas. Pues nada, vamos a ver qué pasa.
Hacia allá vamos
        En esta ocasión, la distancia y los desniveles dejan de ser protagonistas; lo que realmente importa es la grata compañía proporcionada por el grupo de "Marcha Nórdica CAI". 
Marchadores
        Además, la presencia de un río con aguas inusitadamente turbulentas, el Gállego (Galligo en aragonés o el Galligum romano), y el frondoso soto que lo abraza, logran compensar la ausencia de otras cotas. 
Un poco de luz en el río
        La ruta presenta un original trazado: no es circular, quizás algo lineal (no del todo), pero siempre cerca de un río, castigado donde los haya, pues desde su nacimiento, allá en el Col d´Aneu , hasta su desembocadura en el Ebro, ha de salvar varios embalses y desvíos para dar de beber al "Valle" y enriquecer a las eléctricas.
El protagonista de la película
        Pues allá que nos vamos. En pocos minutos estamos en el bar de la zona deportiva de la "Villa de Zuera" con un café, y un par de churros, para calentar la fresca mañana. Poco a poco van llegando unos y otras, para, a la de tres, comenzar a caminar.
        Para empezar llevamos nuestros pasos hacia el "Parque Fluvial del Gállego", pronto comenzamos a sentir el rumor de las aguas que el río, poco acostumbrado a ello, traslada hacia el Ebro. 

            Nos detenemos en un observatorio de aves, pero unas están dormidas y otras andan en otros lugares (ya llegará la primavera), tan solo se ven planear algunas cigüeñas. En estas fechas deberíamos ver volar hacia Gallocanta, a las bandadas de grullas, pero parece que el cambio climático las tiene a buen cobijo en tierras del norte europeo.
En el observatorio de aves
        Unos pasos más allá, el grupo al completo, nos detenemos en un mirador que se cuelga sobre el soto, balcón desde el que contemplar las variadas especies de una vegetación que todavía presume de los colores otoñales: capos, álamos blancos, sauces, fresnos, olmos..., cada uno de ellos con su pincelada de oro.
Vegetación propia del soto
        Más adelante, siempre en la margen derecha del río, llegamos a un pequeño monolito dedicado a las "13 Rosas", en homenaje a aquellas trece mujeres que fueron fusiladas por los franquistas. Pese a que los herederos de aquel régimen pretende acallarla, la memoria es imborrable. Y para los desmemoriados, léase este artículo.
            Sin abandonar el parque fluvial, dejamos este lugar volviendo sobre nuestros pasos, hasta alcanzar un mandala, desarrollado por los escolares de los centros escolares de Zuera, a base  de cantos rodados, pintados por los zagales, que pretende ser un espacio de reflexión sobre el cuidado que necesita nuestro planeta.
Mandala
        No dejamos el Parque del Gállego, ahora nos acercamos a una zona repoblada de pinos y chopos. Aquí se erige una obra escultórica de hierro, coronada por una paloma, símbolo de paz, que se denomina "La Concordia".
La Concordia
        Aprovechamos el lugar para realizar un inmerecido descanso, que algunos aprovechamos para tomar un, también inmerecido, tentempié.
        Pero hay que seguir el camino, por una alfombra de hojarasca, que se despliega majestuosamente entre las doradas tonalidades de una frondosa chopera. 
Caminando sobre alfombras
        El próximo paso nos invita a transitar por la GR.234, célebre por ser el largo "Camino de la Jorgeada", que conecta la emblemática Plaza del Pilar en Zaragoza con la serena Ermita de San Jorge en Huesca.
        Este tramo discurre, por unos metros, sobre la carretera N-330, que nos sirve para cruzar a la margen izquierda del Gállego y, posteriormente, pasar un túnel que salva otra vía, la A-23.
Señalización de la GR.234
        Abandonamos el GR.234, para seguir un camino que se abre paso entre el verde de los campos de mies, unas veces, y de la alfalfa (alfalce le decimos en Aragón).  
Mi sombra sobre la mies
        Miro hacia el norte, el Tozal de Guara y el Fragineto describen la figura de aquel gigante yacente, cuya leyenda conté en esta otra ocasión. Más allá, asoman algunas cumbres pirenaicas pintadas de blanco, como las Tres Sorores y Collarada. Las venas de otras cumbres, que desde aquí no divisamos, alimentan cursos fluviales como este que hoy protagoniza nuestra soleada mañana.
Patos en el Gállego
        Si más historia que las charradas de los unos y las otras, conversaciones de lo más variado, alcanzamos una especie de canal hormigueado, curso final del Barranco de la Violada, final, también, del camino.
Los andadores
        Tan solo nos queda desandar lo andado, rebobinar esta cinta en la que los protagonistas se funden con los colores de la naturaleza, en la que el Gallicum se resiste a los avatares de los "césares d´acá  y d´ahora".
Últimos pasos
        La caminata concluye en el mismo lugar del principio, pero aquel café mañanero se ha tornado en fresca cerveza y los churros han dado paso a unas tapas de esas de "chuparse los dedos".
        Más que caminar, nos hemos deslizado junto al río, bajo los árboles, danzando un otoño en su hechizo más mágico. 
Colores mágicos
        Pero no olvido que allá en, oriente, la guerra sigue dejando su trágica huella; duro invierno les espera, yo anhelo que la primavera traiga consuelo a los niños que el invierno haya respetado.
        Sueño con que nuestras humildes huellas tracen caminos de cordura, que los vientos dispersen la intransigencia de los personajes que, por acción u omisión, participan de esa y otras masacres. A nosotros nos queda el consuelo de seguir los senderos; senderos que, como este, no sean de ida y vuelta, que nos lleven hacia un lugar más humano.


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2 comentarios:

  1. Un placer volver a compartir caminos con vosotros y poder disfrutar de tu Crónica plagada de bellas imágenes.

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