viernes, 3 de noviembre de 2023

PANIZA-SANTUARIO NTRA. SRA. DEL ÁGUILA (circular por al fuente del Hontanar)


        Es martes, último día de octubre. Como todos los días, mientras desayuno pongo las noticias de la tele, me gusta estar informado (o mal informado).
        Terminada la primera de mis actividades, con el alba asomada a mi ventana, enciendo el ordenador y doy un repaso a la prensa digital. Por esta vez, las noticias de portada coinciden: "Leonor va a jurar"; esta noche es halloween, noche de terror; Leonor se vestirá...; más de 8000 muertos en Gaza; a Leonor le acompañarán...; 3500 eran niños; el abuelo de Leonor...; los hospitales de Gaza bombardeados; Leonor calzará...; por Ucrania también andan de verbena; Leonor... ¡Uf, qué suplicio!
––Maite, como "no" decía Mafalda, mañana nos bajamos del mundo
––Sí, JL, pero los de AEMET dan chaparrones
__ ¡Va!, pero suelen equivocarse
__ ¿A dónde vamos?
––No iremos muy lejos, pues tenemos compromiso en la comida
––Tú dirás
––Hace mucho tiempo que tengo en la mente, subir al santuario que, tantas veces he visto en los viajes al sur, en lo alto del puerto de Paniza
––Pues me parece muy bien, hoy apagamos la tele y mañana madrugamos
––Vale

Día 1 de noviembre de 2023
        Con las primeras luces del día, el buga arranca a la primera y en pocos minutos, ya estamos rodando, camino del sur, por la Autopista Mudéjar. 
        En el vasto cielo, las nubes vagan sin rumbo, pero el viento fagüeño, diligente guardián, las desplaza antes de que derramen su carga, llevándolas a tierras lejanas. Tanto es su poder que, incluso antes de alcanzar Cariñena, se revela ante nuestros ojos la majestuosa silueta de la sierra de Algairén, con el pico Pelao erguido en su máxima altura. En la distancia, a la izquierda, un cálido rayo de sol ilumina con gracia las inmaculadas paredes del santuario de Nuestra Señora del Águila, como si nos estuviera guiando hacia ese destino que aguarda nuestra visita con una "promesa divina".
Iglesia
          Las vides ya han dado su fruto, las hojas comienzan a cambiar su color, pronto vestirán de oro.
    No tardamos en llegar a Paniza, aparcamos junto a la ermita de San Gregorio.     
  No hace mucho que estuvimos en este pueblo, visitando la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, que data del siglo XVI, templo que se erige imponente sobre todo el municipio. En las cercanías de la pintoresca Calle Mayor y la animada Plaza de España, se encuentran una serie de elegantes palacetes y casonas renacentistas, todas ellas construidas entre los siglos XVI y XVIII.  Además, como testimonio de su pasado fortificado, el Arco de Montserrat aún se conserva, remanente de las antiguas murallas que rodeaban la población. Junto a la Glorieta de María Moliner, famosa bibliotecaria, archivera, filóloga y lexicógrafa, autora del Diccionario de Uso Español, nacida en esta localidad, se encuentra el salón del cine "Mariano Laín", recientemente reacondicionado en el que, sentados en las butacas del antiguo cine Eliseos de Zaragoza, los paniceros disfrutan de teatro, cine, conferencias, etc.
En el hall del Salón del Cine
Entre viñas
        A lo nuestro: La temperatura no está demasiado baja, pero Eolo, el dios del viento, parece estar especialmente activo hoy, lo que nos anima a cuidar de nuestros jóvenes cuerpos y prepararnos para comenzar nuestra ruta con precaución.
        Desde la misma ermita, un peirón (y el mapa) nos señala el camino que sale, en dirección SW, hacia el barranco de Carradaroca, que se abre paso entre los viñedos, ya cultivados, cuyos frutos finalizarán su vida en las mesas de los que nos gusta probar los ricos caldos de Cariñena. 
        El camino, durante los primeros kilómetros, lo han provisto de carteles indicativos de información botánica, en los que descubrir las diferentes plantas y los usos medicinales que de ellas se extraían,
Por el Hontanar
        Por el momento caminamos por una cómoda pista que discurre paralela a la antigua carretera de Teruel, hasta que, tras un par de kilómetros, nos desviamos por una tupida senda para pasar por la fuente de Hontanar, una zona de ocio y recreo amueblada con bancos, mesas, etc. (hontanar se refiere a lugar en el que nacen manantiales)
        El sendero, en uno de sus tramos más bonitos, desciende hasta el barranco, para posteriormente, ir ascendiendo entre carrascas deseosas de abrazar nuestro camino que, sin ser asfixiante, sube hacia las ruinas de la Paridera de las Navas.
        Hacemos un breve descanso en este solitario lugar, tan solo acompañados por el cercano rumor de los modernos carros motorizados, de hierro, que transitan por la cercana autovía, sumidos por las prisas del siglo XXI
Paridera de las Navas
Desde el puerto
        Un "empentón" más y alcanzamos el Puerto de Paniza, una especie de división, entre la Sierra del Águila y su espina dorsal, la Sierra de Algairén. Desde este punto ya se puede disfrutar del amplio paisaje que se abre hacia el norte, en el que los llanos de Cariñena ocupan un lugar destacado
        El santuario ya se ve, tan solo un par de kilómetros, por vía asfaltada, y ¡zas!, ya estamos en lo más alto de la sierra. Antes hemos observado la destreza de un par de ciclistas descendiendo fuertemente por una senda que, poco a poco, se va convirtiendo en una cicatriz de esas, que la montaña no agradece en absoluto (más tarde los hemos visto subir con sus monturas eléctricas, a las que denomino "Cáritas", pues cuando se necesita ayuda, la dan).
Santuario Ntra. Sra. del Águila
Frente al santuario
        Otro peirón, con la imagen de San José, nos anuncia que ya hemos alcanzado el Santuario de la Virgen del Águila. Aquí arriba, el viento sopla con más fuerza que en la subida; no importa, pues el paisaje que, a pesar de las nubes, se divisa, compensa el regalo de Eolo. No logramos ver el Pirineo, no así las cercanas sierras ibéricas. Entre grandes extensiones tupidos carrascales, se alzan algunos picos como el de San Bartolomé de Villadoz, o el de la Virgen de Herrera. Seguro que en un día despejado, este es un balcón en el que dar faena a las retinas oculares y a las cámaras fotográficas. 
        Del santuario, no mucho más que contar que de su cierto parecido a un cortijo andaluz, tanto por su forma como por su encalado. Del interior, poco se puede decir, pues permanece cerrado a cal y canto, aunque, en sus bajos, sí que se encuentra abierta un pequeña dependencia que, como refugio, acoge a quienes andamos por estos lugares.
Paniza, desde el santuario
Hay que bajar
            Como el tiempo no acompaña, nos despedimos de un grupo de jóvenes que, provistos de material con el que freír unos huevos,  se han refugiado en el garito y... ¡p´abajo!
        Los primeros metros, los desandamos hasta tomar una pista que llaman "Camino de la Virgen", por el que nosotros bajamos, pero que es recorrido, en romería,  el día de San José (¿?).
       En este tramo del recorrido, el carrascal se presenta en su máximo esplendor, mostrando una madurez imponente. Algunos ejemplares destacan por encima de los demás, como la impresionante "Carrasca de la Virgen", reconocida como un árbol monumental y singular de Aragón.
        Su nombre viene de una de las muchas historias que la religión tiene a bien concedernos, que cuenta que en el siglo XVI, la sequía fue de órdago. Lógicamente, como suele ocurrir en esas duras etapas de climatología adversa, la miseria dio origen a la leyenda que cuenta que la Virgen María, apareciéndose en un nido que águilas de esta carrasca, pidió a los lugareños de Paniza levantar un recinto sagrado en lo alto de la sierra, para devolver el agua a las tierras agostadas. ¿Y llovió?, ¡vaya usted a saber!
Bajo la carrasca milagrosa
De nuevo, las vides
        Esto es la leyenda, pero la historia cuenta que antes del siglo XVI, ya se realizaban cultos religiosos en estas montañas e, incluso, ritos paganos que la religión dominante, como de costumbre, se afanó en sofocar.
        El resto del camino, lo recorremos, entre viñas, por la misma pista, hasta alcanzar la carretera que lleva a Aladrén, para alcanzar, en pocos metros, la ermita de San Gregorio, lugar en el que hemos comenzado esta agradable ruta circular, realizada, esta vez, sin más compañía que algún milano y alguna águila que, desde luego no tiene ubicado su nido en la famosa carrasca.
        Volvemos a casa, Leonor ya habrá cumplido con el protocolo, haloween habrá dejado su huella en las calles de Zaragoza, pero en Gaza, en Ucrania, en Libia, Irán, Yemen, Etiopia... la muerte seguirá campando a sus anchas. Pero Leonor ya es mayor.

Nota.- Ruego a quienes os apetezca poner comentarios en este blog, os identifiquéis de alguna manera, pues me gustaría poder contestar a vuestras gratas palabras.


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6 comentarios:

  1. Hola “estalentaos”, yo también estuve allí mucho antes de conoceros. Brillante crónica que me ha traído recuerdos de otros tiempos. Gracias amigo

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    1. Como siempre, las huellas que tú marcaste en las montaña, siempre han sido un referente para quienes te admiramos y, por qué no, te apreciamos. Un abrazo

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  2. Gracias a tu blog seguimos recorriendo, y descubriendo, esta tierra nuestra.. tan próxima y tan lejana.

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  3. Hola.

    Lo mejor, es no hacer caso a la televisión, ni a la prensa, la misma noticia, dependiendo de la ideología, es blanco o negro, los periodistas, hacen tiempo que perdieron la credibilidad.

    En cuanto a la zona, ofrece una gran opción de pistas, caminos y senderos, estos últimos, con la moda de las bicis eléctricas, están aumentando. Desgraciadamente, es algo que irá a más, porque, con ese tipo de bicicletas, suben más veces con menos esfuerzo y aumentan el número de descensos.

    La zona, en concreto, no la conozco, siempre tiro hacia la sierra de Algairén, pero, ese bosque de carrascas, es una preciosidad. Sin falta, este invierno, tengo que subir, que está a media hora de casa.

    Salud y montaña.

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    1. Estoy de acuerdo Eduardo, pero me gusta saber de cómo están las cosas, la obligación de analizar las noticias corren de mi cuenta. Me consta que hay algunos periodistas que no se dejan influir por los poderes (demasiado poder) del estado. Lo de las bicicletas, tipo iberdrola, comienza a ser un problema; ya no hay que hacer tanto esfuerzo para imitar a las cabras, con perdón de estas: donde no había sendas, ahora hay barranqueras de fabricación ciclista, y no digamos de esas curvas en las que derrapar, levantando el terreno, les queda muy ¡guay!
      La zona de la Sierra del Águila no llega a tener los rincones y barrancos que la de Algairén, pero también vale la pena subir al "cortijo" y dejar que los ojos descubran la belleza del paisaje de nuestra tierra. Un saludo

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  4. Hola José Luis, cómo he escrito algunas veces tus textos son magníficos muy bien documentados y muy amenos, Gracias por tus esfuerzos, por favor continúa con estos relatos. Un saludo también para tu Partenaire.......- Roberto

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