viernes, 24 de noviembre de 2023

VALLE SASTARRAIN (un paseo circular)

 Día 24 de noviembre de 2023
        ––Maite ¿qué tal si aprovechamos estos días  de balneario, para entre aguas y aguas, ver si nos queda un hueco y nos damos un garbeo por los alrededores de Cestona, o Zestoa que es como se dice en euskera? Esto de los baños es un "sinvivir" (es broma): que si chorro por aquí, burbujas por allá, trago en ayunas de un agua que sabe a todo menos a eso (la compensamos con alguna birra), inhalaciones varias... Y todo en un paraje que nos atrae, donde los bosques vascos parecen atraernos magnéticamente. En cualquier momento libre, ¡hale!, cogemos la mochila y ¡a gastar calcetín!
Bosques y prados
            En esta ocasión, desde la misma puerta del balneario, tomamos un  agradable camino, por el que en otros tiempos discurría el ferrocarril del Urola, que discurre paralelo al caudaloso río Urola; y hoy, convertido en una bonita vía verde. La vieja estación es testigo del ir y venir de aquellas gentes dedicadas a la industria del valle.
La vieja estación
            Tras pasar junto al puente de Zubizarra, que da acceso a Zestoa, dejamos, camino, vias y río, para, a la altura del Palacio medieval Lili, desviarnos a la izquierda (W) para tomar otro camino que nos introduce en el valle Ekain.
Palacio Lili
        No tardamos en alcanzar el Museo Ekainberri, un centro en el que se encuentran reproducidas las pinturas rupestres de la cueva que se encuentra algo más arriba y, que entre todos los dibujos, se encuentra el conjunto de caballos más perfecto del arte Cuaternario.
Detalle de las pinturas de Ekain
        Poco a poco, el agua del arroyo Sastarrain (o Zastarrain) va cobrando el protagonismo que merecen sus bravas aguas, su música, su serpentear a través de un denso bosque en el que, en cualquier momento, nos podríamos encontrar con Basajaun, aquel señor del bosque de la mitología vasca.
Aguas del Sastarrin
        Absortos, hipnotizados por el paisaje, tras un pequeño despiste, dejamos las aguas del  Sastarrain para remontar las del arroyo Golzibar y vadearlo con  dificultad por el caudal que llevan estos barrancos.
Maite observa el curso del agua
        A partir de aquí, el sendero se torna poco amable para con nosotros dos, pues da la sensación de que, excluyendo algún animal, debemos ser los únicos humanos que lo transitamos en mucho tiempo. Árboles caídos, ramas, barro, etc., los salvamos con prudencia. Se nota que este sendero es poco transitado.
Tramo poco transitado
        Afortunadamente, nos introducimos en un impresionante castañar. El camino se encuentra tapizado por las hojas y los frutos, caídos desde sus altas ramas.
Por el castañar
Gradualmente, la exuberante arboleda cede su espacio a vastos y exquisitos prados, de un verde resplandeciente, donde ejemplares de ganado vacuno, caballar y ovino pastorean con serenidad, mientras estos, los observadores más cercanos, contemplan el transitar de estos dos seres humanos. Incluso tenemos la fortuna de presenciar, en la quietud de un charco, el fascinante proceso de eclosión de los huevos de rana, quedándonos maravillados al ver emerger de ellos a los diminutos renacuajos.
El milagro de la vida
        Las vistas se pierden entre las montañas vascas: los caseríos se dispersan en las laderas y valles; cuando pasamos cerca de uno de ellos, los perros nos saludan con feroces ladridos. Afortunadamente, las vallas nos separan de ellos. El heno, perfectamente apilado en "pajares", espera ser alimento del ganado, cuando llegue el invierno.
    El camino desemboca en una pista asfaltada que no dejamos hasta desembocar en el puente de Zubizarra, cerrando así el círculo de nuestra ruta. 
Paisaje vasco
Pajares, comida para el invierno
        Antes de regresar al balneario, echamos un vistazo a la Fuente Lauiturrieta, de monumental construcción de 1792, para acercar el agua potable a la villa de Zestoa. En 1821 se añadió el lavadero, convirtiéndose en punto de reunión de las mujeres del pueblo.
Fuente Lauiturrieta
Lavadero
        No regresamos por la vía verde, optamos por hacerlo por un agradable paseo que discurre junto a las orillas del Río Urola.
De regreso, junto al puente Zubizarra, por el Urola
        Hemos caminado por una ruta encantadora, sin más objetivo que deleitarnos con la belleza del paisaje, la exuberancia de la naturaleza acariciada por caudalosos arroyos, una enriquecedora porción de historia y la apacible soledad que tanto nos falta en las bulliciosas urbes.
        Hasta pronto


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2 comentarios:

  1. No sé si llego a tiempo, pero intentad hacer la ruta de la "Rasa mareal", desde la playa de Sakoneta hasta la playa de Algorri en Zumaia, recorriendo el Flych. Sólo se puede hacer con marea baja. Las veces que la he hecho he dejado el coche en Zumaia y hacer un PR hasta Sakoneta.

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