lunes, 12 de mayo de 2014

LAGUARTA - PEÑA CANCIÁS - BORRASTRE

Día 11 de mayo de 2014
Amanece en Zaragoza, los habitantes de la calle mañanera (trasnochadora para ellos), han cambiado su aspecto. Las cogorzas de corbata y chaqueta torera que nos mostraban el lamentable espectáculo de película violenta hace tan solo dos semanas, hoy se tornan en rincones y bancos de bulevar, en los que algunas parejas de enamorados son atravesados por las "flechas de cupido".
Los de Esbarre, nos han preparado un regalito que comienza en la "inmortal" a las 7 horas en que el autobús arranca con destino a tierras de la Guarguera.
Hoy me pongo "revival" y Peter, Paul y Mary me escuchan a través de los auriculares "500 Miles" (804km.), en tanto voy observando los campos en los que el cereal, todavía verde, comienza a palidecer, le queda poco más de un mes para que su grano llene los silos de "Oregón" (Aragón). 
A la entrada de la Guarguera, se detiene el autobús, tenemos que esperar a tres de Jaca que parece que se han dormido, el otro trío, el de los auriculares parece que ya lo sabían y entonan "The Friendly Beasts" ("Las bestias cómodas" o algo así). Por fin aparecen (los de Jaca) y los recibimos con una simpática bronca.
Cartel en una fachada.
Tras recorrer la margen derecha que el río Guarga tiene a bien regar, 26 Km. bien curvados nos dejan en Laguarta, capital de este despoblado valle, perteneciente a la Comarca del Alto Gallego (Serrablo).
¡Laguarta estuvo sin luz eléctrica hasta agosto del 2006!.
Los libros cuentan que Sancho Garcés de Villacampa, mayordomo del Rey de Aragón Ramiro I (1067) data como tenente de la Partida de Lo Vico. Este es el primer personaje oriundo del municipio que aparece en la historia.
Pedro Villacampa
Siglo después, nace Don Pedro Villacampa y Periel (1776) héroe de los Sitios de Zaragoza, que llegará a ser Capitán General de los Reales Ejércitos que por sus tendencias liberales llegó a ser exiliado a Túnez por el Rey Fernando VII y que al que le fueron devueltos sus cargos y honores con la llegada de Isabel II al trono. Llego a ser Senador por la Provincia de Huesca.
Sobrino de don Pedro fue Manuel Villacampa y del Castillo (Betanzos, 1827- Melilla, 1889) Manuel Villacampa, con el empleo de brigadier, encabezó el último golpe militar, de orientación republicana, acaecido en el siglo XIX (septiembre de 1886), golpe frustrado que terminó con la condena a muerte del militar, pena que fue posteriormente conmutada siendo enviado, primeramente, a Guinea y, algún tiempo más tarde a Melilla, donde falleció en 1889.
Casa Palacio de los Villacampa
El Palacio de los Villacampa se encuentra edificado en pendiente aterrazada y consta de 3 bloques escalonados, construido con piedra sillar y mampostería, con tejados de losas a dos vertientes y ménsulas de piedra labrada en forma de gola bajo los aleros. El bloque más antiguo (el más alto) data del año 1542. 
El bloque central tiene un paso abovedado, con arco de medio punto que atraviesa el edificio (1642). 
El bloque inferior data según su puerta principal del año 1658. En este destaca la antigua capilla.
Es importante la colección heráldica grabada en piedra que se observa a lo largo de todas las fachadas, y donde además del escudo de armas de los Villacampa, aparecen las armas de importantes linajes aragoneses. Igualmente, aparece reflejado el anagrama de la Inquisición, como consecuencia de que Don Jerónimo Villacampa, uno de sus ilustres moradores (s. XVII) fue comendador del Santo Oficio. Ya ves, en la familia había de todo.
El bloque inferior de la casona Villacampa fue restaurado por la escuela taller de Sabiñánigo. En la actualidad y tras una intensa reforma, ha abierto sus puertas el Albergue Laguarta "Casa El Señor"
Iglesia de San Salvador
Frente a la Casa se alza la Iglesia de San Salvador, construida de sillarejo y piedra sillar en las esquinas y parte baja del muro sur.
De planta rectangular que queda dividida en tres tramos, con dos capillas a cada lado y cabecera recta y un poco más baja orientada al este. Consta de torre pórtico a los pies, de mampostería y tres cuerpos escalonados.
La iglesia sirvió de panteón familiar para la familia Villacampa. En su interior se conserva un doncel de piedra a modo de altar de la familia.
Salida.
En las mismas puertas de palacio, nos damos la primera capa de protección solar, nos calzamos las botas, nos ponemos frescos (el día promete ser caluroso) y la "armada esbarríana" comienza a recorrer sus primeros metros.
Por la carretera por la que hemos arribado a Laguarta, recorremos un pequeño tramo, cruza asustada una yegua en estado de buena esperanza y asustada, se refugia en un bancal superior. Tras cruzar el barranco de San Salvador, abandonamos la citada vía para adentrarnos en una senda que ya en sus primeros metros, nos anuncia el regalo del que hablaba al principio.
Torre de alta tensión.
No se el resto del personal, pero a mí me llama la atención la línea de alta tensión por la que pasamos. Ya se que no es lo  más bonito con que se puede adornar la montaña, pero hay que ir acostumbrándose a esta "nueva variedad de árbol", ¿A quien no le gusta encender la luz al entrar en casa?, como decía uno de mi pueblo, "es el progreso".
Pero los que progresamos somos nosotros, siempre en subida vamos ganado metros y perdiendo líquidos a través de nuestros poros.
Los de adelante aprietan de lo lindo, atrás "la sección botánica" va descubriendo la belleza con que la primavera adorna prados y bosques con mil y una flores que cámaras como las de Pedro y José Mari  recogen para que disfrutemos de ellas.
Barranco de San Salvador.
Llevamos ascendidos unos 200m. cuando nos adentramos en el barranco de San Salvador, el entorno está salpicado de grandes arbustos de boj y pino silvestre. En los prados, como en una explosión primaveral, los colores de las aguileñas, las violetas, las gencianas acaule y verna y otras muchas que mi ignorancia en la materia me impide mentar, tiñen la montaña de todos los colores que la paleta cromática recoge.
Llevamos ascendidos, unos 400 metros y una ligera parada, reagrupa al personal y aprovechamos para meternos en el cuerpo, aunque no sea más que una fruta, hoy no hemos parado a tomar café en el camino y las tripas suenan de lo lindo.
Atrás, una vez más, asoma el macizo de Guara, con el Tozal observando nuestro andar.
Cubillars a la izquierda y Tozal de Guara a la derecha.
Ricardo (coche escoba) y Piedad.
Hacia el oeste, bajo la atenta vigilancia de Santa Orosia y el Oturia, aparece la ciudad de Sabiñanigo y más allá la Peña Oroel hace lo mismo con Jaca, aunque esta última no la vemos desde este punto.
Siempre en dirección perpendicular a las curvas de nivel, o sea: siempre p´arriba, los aguerridos y aguerridas seguimos gastando suelas.
Llevamos recorridos unos 5 Km y ascendidos más o menos 500m. y ya divisamos, casi al alcance de la mano Peña Canciás. ¿Al alcance de la mano?, ¡y un jamón!. Esto del monte, mira que engaña, parece que ya estás llegando y...
Taillón Bazillac, Brecha, Casco, Torre...
Indicaciones en el collado.
...llegamos al collado "Gallardón" (¿será por el ministro que nos tiene cogidos del cuello, o qué?), lugar en el que dejamos el PR-HU 9, por el que hemos ido transitando hasta este momento para comenzar la ascensión al Canciás. ¡Mentira!, de ascensión nada, ahora tiramos los cuerpos p´abajo. Así de caprichosa es la montaña.
Por una florida pradera, descendemos unos metros hasta cruzar el barranco de Peña Canciás, sus limpias aguas, son un respiro, un oasis de frescor en un cálido día de primavera y son, también, punto de arranque de la pechugada final para ascender a la cima.

Pradera.
Ración de erizón...y de cuesta.
Primero es el prado, adornado por algún que otro arbusto de boj y tras bajar otro poco, el suelo se cubre de erizón, "planta adorada" por los que tenemos la costumbre de andar por el monte luciendo pantorrillas.
Solo quedan 350 m. de desnivel para hacer cima y nos lo tomamos con tranquilidad, los años no perdonan y "hay cuestas que cuestan" y además, hay que hidratarse pues cada vez aprieta más el calor.
A algunos ya se les ve bastante arriba, incluso diría yo que ya han tocado techo.


Ahí estamos, en la cornisa.
Poco a poco, vamos llegando, no a la cima, sino a una antecima que se encuentra al este del Canciás. Nos asomamos y es de vértigo. Mil metros abajo divisamos el valle tallado por el río Ara que verterá sus aguas en el embalse de Mediano. Ligüerre, San Juste, Fiscal, Borrastre (nuestro destino final) e incluso, a lo lejos se divisa Torla, bonita población puerta de entrada al Valle de Ordesa.
Tan solo queda un paseo que aprovechamos para dar rienda suelta a las cámaras y plasmar con ellas el amplio paisaje que desde este punto se divisa.


Al fondo, el macizo central de los Pirineos. Delante...Maite.
Foto de grupo.
Y poco a poco, veintiocho animosos "muchachos y muchachas", vamos llegando a la cima de Peña Canciás de 1928 metros, no son muchos pero leches, ¡hay que subirlos!.
Una vez arriba no queda más remedio que hacer lo que se hace cuando estás en un pico del prepirineo: abrir bien los ojos, mirar a uno y otro lado, cargarte de energía y disfrutar del momento en compañía de buenas gentes.
Estamos un buen rato, realizamos la consabida fotografía de grupo, apretamos las botas, alargamos los bastones, mano de crema y... "tira p´abajo".

Naturaleza muerta.
Esta vez, Javier que ejerce de guía, nos baja por una vía más al oeste que la de subida, pero igualmente alfombrada de erizo que alguno, concretamente "el Luño", tiene a bien probar con la parte trasero-baja de su tronco corporal.
Sigue haciendo calor y como es pronto, seguimos bajando. Esta vez lo hacemos por el barranco del Tratus que en un agradable paseo nos lleva al de Canciás, mismo lugar por el que hemos emprendido la subida y lógicamente, ahora debemos ascender para detenernos en el collado que he nombrado anteriormente a parar y comer, que ya toca.

Barranco de Tratus.

Por la pradera, de vuelta.
De bajada, dirigidos por Javier.
Como siempre, las mochilas son un saco de sorpresas gastronómicas que ayudan muy poco a desalojar de nuestras figuras esas lorzas que las afean. Incluso observo como hay quien siendo presa del colesterol, ataca el queso con cara de ansiedad tornada a posteriori en satisfacción.
De postre toca, cargarse las mochilas (ahora más ligeras) y reiniciar la marcha, queda mucho tajo y no es cosa de echarse la siesta.
Caras alegres, cuerpos nutridos e hidratados y...


Hayas.
...el paisaje es otro.
La senda desciende en varias lazadas de forma brusca por un precioso hayedo con suelo totalmente tapizado de las hojas que el pasado otoño, sus rectos arboles desprendieron. Hojas que cubren piedras y raíces traicioneras que nos hacen andar con cuidado.
Ciertamente, esta cara (norte) nada tiene que ver con la del ascenso (sur). El bosque es impresionante, cruzamos varios barrancos (alguno de ellos de los de pescar con las botas), bonitas praderas con boj del tamaño de un árbol y hayas de grandes dimensiones.

Haya (el angular de la cámara, no da para capturarla entera)

Hay que ver como nos cruza el Luño.
Metros más abajo, el haya va dejando paso al pino y ya se sabe el fresco que da esta especie, vamos, que hace un calor que...
Aun queda otro barranco que cruzar, el de San Juste que en la pequeña población del mismo nombre, deja caer sus aguas en el río Ara.
Ya va quedando poco camino, ahora lo hacemos por una pista, un cartel nos indica la senda para llegar a San juste, lugar en el que en principio íbamos a terminar, pero nos anuncian que el autobús no puede llegar, así que seguimos por la pista en dirección a Borrastre...

Sala de curas.
...solo que Maribel no quiere pasar desapercibida y "una piedra en el camino le enseñó que su destino era..." y fue. Suele ocurrir que el cansancio y la relajación nos juegan estas pasadas. Esta vez, el equipo médico está compuesto por una auxiliar, una enfermera y una pediatra (la afectada), así que rápidamente se ponen las pilas y a curar a la accidentada.
Parte médico: "chichón, escorchón en brazo y pupica en la mano derecha que Maite limpia y protege con gran maestría.
Esta vez no ha sido más que eso, pero hay que andar con cuidado hasta llegar a casa.

Borrastre.
Iglesia de San Bartolomé. Borrastre.
Es valiente, esta Maribel. Se carga la mochila y todos p´abajo, ya queda poco. Delante de nosotros ya se divisa Borrastre que es escoltada por la Peña Canciás, 1200 m, más arriba. Se alza en el trecho más aprovechable de la ribera de Fiscal. Tiene una iglesia de nave rectangular, crucero, cabecera triabsidial de testeros rectos y torre elevada sobre al ábside central, consagrada a San Bartolomé. 
En marzo de 1257 era propiedad de Pedro Alcalá. Posteriormente se cita como propietaria de lugar a la Familia Maza (s.s.XVI). De señorío secular (1785). 
El autobús nos espera en la misma puerta de la iglesia, una fuente nos sirve para refrescar los cuerpos notablemente cansados y probar el frescor del agua que por su chorro moja los gaznates de los esbarristas. Pero como siempre, no es suficiente. En Fiscal dejamos el stock de jarras escarchadas de un establecimiento hostelero, completamente vacío, un líquido de color rubio con dos dedos de espuma se adivina a través del cristal de tan excelentes recipientes.
Y nada, en el puente del Guarga, dejamos a los jacetanos y el resto nos vamos para Zaragoza a disfrutar de un merecido descanso.
Hasta pronto


Datos técnicos.-

Recorrido

Perfil: Distancia, 19 Km.   Desnivel: Ascenso acumulado, 1077 m. - Descenso acumulado 1401 m.

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