martes, 11 de noviembre de 2014

LIZARA - ESTANÉS - SANSANET

Día 8 de Noviembre de 2014
La cámara solitaria.
Se nos va el "veroño" y sobre nuestros seres cae con fuerza y sin compasión "el invieroño". Y es que hemos pasado, en pocos días, así como el que no lo quiere, de caminar por la montaña con modelitos de verano a cubrir nuestras pieles con chaquetas de esas que abrigan. 
En el autobús, observo como José Mari y Belén, andan absortos con sus "esmarfones", divagando sobre varias aplicaciones que "son la leche", dicen. Yo pienso: "comenzaré la entrada de la "Viejamochila" con este tema, añorando aquellos viejos años en los que cantábamos durante los interminables viajes por aquellas viejas carreteras". 
Saliendo de Lizara.
Y mira por donde, recién tomado el café en Puente la Reina, alguien reparte unos papeles entre los pasajeros, en los que figuran un par de letras de canciones. No sé si me habían leído  el pensamiento o es pura casualidad, pero cerca de cuarenta gargantas, entonamos  "La Albada" y la popular "Aqueras Montañas" de Labordeta. No lloverá, pero "aquellas viejas carreteras"... El conductor las ataca con gran maestría. Tras salvar curvas y contracurvas, y dejar atrás Aragüés del Puerto, nos apeamos en el Refugio de Lizara, rehabilitado en 2003 tras sufrir un incendio. Nos calzamos y abrigamos y, tras la foto de grupo, ¡tos p´arriba!
A por blancos puertos.
Echo mis ojos hacia el Bisaurín y nada, que no se ve. El cielo está alicatado, las nubes cubren las cumbres, tan solo adivino a ver el collado de "Lo Foratón".
Hoy vamos con la cuadrilla del Stadium Casablanca.
Comenzamos a caminar por una embarrada senda por la parte posterior del refugio. Félix encabeza la comitiva de unas cuarenta almas y, como no, una vez más se empeña en desviarse del camino. Pero como no hay mal que cuatro gritos no curen, retomamos el "buen sendero".
Además. hoy nos acompañan dos mozalbetes orientales, uno de ellos calza unas bonitas "bambas".
Por la ladera.
Tras pasar por el pequeño refugio de Oldecua, la senda transcurre por una cómoda ladera. 
La vegetación va desapareciendo, algún pino, junto con pequeños bojes, luchan por desarrollarse en una zona hostil de dura roca.
En el cielo, decenas de chorbas vuelan con alegre aleteo  y algunos buitres planean junto a ellos, parece que van a golpearse unos y otros, pero su habilidad voladora lo impide.
Atrás, en la cola del grupo, Pablo comienza a ejercer lo que será su tarea del día, la de "hombre escoba", migrañas de una y bambas de otro, le van a dar trabajo.
Llegando a la Casa de los Forestales.
Casi sin darnos cuenta, ya hemos superado cerca de quinientos metros de subida, la nieve va apareciendo bajo nuestros pies.
Divisamos la Casa de los Forestales a la que llegamos y tomamos como si fuéramos "okupas", o mejor dicho, como "sardinas en lata".
Dentro del refugio, sacamos alguna "chuchería" de las mochilas. Ante la dificultad de moverme en tan estrecho espacio, salgo al exterior, que... ¡mas vale caer de frío que asfixiado!.
Sobre una roca, unos huesos reposan el sueño eterno, creo que no son humanos.

Delante de la Casa de los Forestales, Jesús, Maite, Lola y...
Caprichos del agua solidificada.
Y llegó la nieve.
Retomamos la marcha, comienza a hacer frío, hace viento y el sol anda de fiesta. En la Plana Mistresa, nos detenemos por ver si llegan los de atrás. Parados, nos quedamos fríos y decidimos continuar poco a poco. Cruzamos el agua del arroyo de los Castillones, buscamos la senda que, bajo la nieve, ha desaparecido.
Los hábiles rastreadores y los GPS, nos conducen por el sitio adecuado. Por detrás, "el bambas", que  creía que en la caseta terminábamos la ruta, lleva los "pies frescos", pero dice que en su tierra hace frío y que "va bien". ¡Orgullo oriental!
Con Maite en el Puerto de Bernera.
Salvando obstáculos, metiendo la piernas en la nieve y con toda la precaución que requieren las circunstancias, llegamos al punto más alto de la jornada, se trata del Puerto de Bernera a 2116 m. de altura. El Ibón Viejo, se ha escondido bajo la nieve.
Nos adentramos en uno de los valles más sobrecogedores del Pirineo, el de "Los Sarrios". Ya me sedujo en una ocasión siendo verano, pero verlo así blanco, callado, con techo (las nubes); verlo así ejerce un poder seductor sobre algunos de nosotros. Solo pensar en los que van apurados con Pablo, empaña un poco el espectáculo.
Por el Valle de los Sarrios.
¡Que pequeños somos!
Luis Antonio, encabeza el grupo, ahora lo hace por la ladera izquierda, salvando aguas que aparecen y desaparecen bajo la nieve y la verdad, ¡hoy no toca bañarse!.
Miramos a un lado y otro del valle, los sarrios no se dejan ver, seguro que ellos si que nos están observando, somos ejército.
Abandonamos el Valle de los Sarrios por una estrecha senda que la nieve esconde y hace algo delicada. Las aguas que riegan el valle, ahora caen con fuerza por el barranco que desembocará en el ibón al que pronto llegaremos.

Luis y Lola ante el Ibón de Estanés.
Se trata del de Estanés, al que llegamos, no sin dificultad. La senda zigzaguea entre piedras, hielo y nieve, tenemos que utilizar todos los sentidos para no darnos ningún susto. Además. son unos trescientos metros de descenso que tensionan hasta las cejas.
Al norte, en las Galias, por primera vez en la jornada, se ve el cielo. En este lado hay menos nieve y la temperatura se ha recuperado un poco.
El ibón, está desconocido, nada que ver con el verano en que los franceses acuden en masa con facilidad y nada que ver, tampoco, con el blanco aspecto que lucirá en próximas fechas.
La Zapatilla.
Nos detenemos a disfrutar del entorno, que captamos con nuestras cámaras. Esperamos a que se aproxime el "destacamento migraño-oriental". Una vez contactados por las emisoras y tener certeza de que van bien, retomamos la marcha, desviando nuestros pasos hacia el Este, en busca de la senda que, ya en tierras francesas, nos introducirá en el Bosque de Sansanet.
Aquí en la montaña, las fronteras están cargadas de mucha menos ideología, que los que a uno y otro lado habitan, las nubes no tienen nacionalidad, van de unos cielos a otros sin preguntar aquello de ¡¿se puede?!.
Sarrio (Rebeco)
Por un momento, nos sentimos protagonistas de un western: El quinto de caballería (nosotros) caminamos dándonos cuenta de que en las montañas que nos rodean, nos vigilan los indios (sarrios), faltan las señales de humo.  Y así es, los que no hemos divisado en el valle de su nombre, en este tramo están sobre las rocas, mostrándose quietos y observando nuestro paso.
Alopecia de las hayas.
Del macizo del Aspe, tan solo se deja ver La Zapatilla.


Ya introducidos en el bosque, observamos como el hayedo se encuentra en plena campaña de alfombrado del camino.
Al contrario de lo que ocurría hace dos semanas en Ordesa, aquí aún quedan visibles los colores que adornan el otoño.
Pasamos el desvío de la "Cabane D´Escouret", famosa por los  ricos quesos que su quesero elabora en verano y que alguna vez hemos probado. Maite y yo nos quedamos a avisar de un desvío, cosa que aprovechamos para dar cuenta de la tortilla de patata que hemos cargado en la mochila.
Bosque de Sansanet.
Maite contempla las aguas del barranco D´Aspe.
Adivinamos que ya andan cerca "los d´atras" y seguimos el descenso. Ya se escucha el suave murmullo de las aguas que el Aspe vierte en este bello lugar. Al otro lado del puente, nos espera Mari Carmen, que recién operada de la rodilla, no nos ha podido acompañar, pero tampoco nos ha abandonado.
Una última ojeada a las aguas y llegamos al aparcamiento en el que nos espera el autobús. El personal anda bocadillo en mano. Cuando llegan los orientales, el de las "bambas", se las quita y deja los calcetines en los pies, dice que "para que se sequen". ¡Sin comentarios!.
Piedad, Maite, Maribel y Lola, ¡Mujeres 16"

De vuelta, el autobús solo se detiene en una gasolinera, para que las urgencias sean evacuadas.
Ha sido esta, una travesía algo más complicada de lo que esperábamos, no preveíamos que la nieve y la climatología nos iban a examinar, no obstante, hemos pasado con buena nota y sin ningún incidente, pese a "las bambas".
Pero, para algunas de las mujeres, aquí no termina todo, mañana correrán la "Carrera de la Mujer" en Zaragoza.  Junto con otras 6500 participantes, con sus bellas y solidarias camisetas rosas, van a realizar, una vez más, la carrera contra el cáncer de mama. Nosotros, vuestros compañeros, estamos orgullosos de vosotras y contad con nuestro apoyo.
Hasta pronto.

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Track de la ruta, pulsa aquí.

Mapa y Perfil de la travesía:

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