viernes, 5 de mayo de 2017

HOCES DEL RÍO PIEDRA (Desde Aldehuela de Liestos)

Día 1 de Mayo de 2017
Las Hoces.
       De nuevo cargamos las mochilas a la espalda, hoy nos vamos a ver qué es eso de las Hoces del Río Piedra, al que se le conoce, principalmente, por el parque del Monasterio que lleva su nombre. Allí se produce el espectáculo de las aguas fluyendo en saltos y remansos. Pero el río que visitamos hoy, esconde sus aguas bajo el suelo y nos muestra la obra que ha ido esculpiendo a través de miles de años. Se trata de "Las Hoces del Piedra".
Principio.
         Maite y un servidor salimos temprano por la Mudéjar (A-23). Tras atravesar la calle Mayor de la bonita Daroca, "el buga" ataca con alegría el puerto de Santed. Camino de Used, el campo luce la limpia y verde mies que esta noche ha recibido un afortunado riego natural. El paso por Torralba de los Frailes me recuerda mi último viaje laboral y, sin querer, llevo la vista hacia los nuevos caminos de la concentración parcelaria de una obra perfectamente dirigida por una buena amiga.
        A la entrada de Aldehuela de Liestos, una señal indica el camino hacia las hoces. El primer tramo lo hacemos en coche, es una buena pista y preferimos quitárnosla y emplear el tiempo en recorrer algo más de lo previsto.
Hacia la Puerta de la Hoz.
         Con un cielo limpio de nubes (el cierzo se ha encargado de la tarea) y algo de fresco, comenzamos a caminar bordeando algunas fajas de cultivo cerealista. Pronto llegamos al lugar denominado "Puerta de la Hoz".
El sendero, GR.24, está muy bien señalizado e informado, tanto en lo relacionado con su recorrido como en la geología, fauna y flora de la hoz. 
         Avanzamos junto al Piedra, se trata de un río  de cauce irregular que nace en el páramo castellano y que normalmente, como hoy, se encuentra seco, pero que en momentos especiales de gran pluviometría renace y revitaliza la vegetación de ribera y todo su entorno.
Cueva del Asno.
         Son varios los pozos por lo que pasaremos, el primero es el de la Puerta de la Hoz que dejamos a nuestra izquierda mientras caminamos pegados a la pared de piedra. Más adelante encontramos la Cueva del Asno, con mesa y banco para descansar, pero como no lo estamos, proseguimos el camino. Alcanzamos el Pozo del Muchacho, el sendero avanza hasta el Pozo del Sombrerillo en el que la senda se bifurca: a la derecha sale la que lleva al Mirador de las Hoces que visitaremos al regresar, nosotros seguimos por la izquierda que sigue por la orilla del Piedra.
       El entorno que nos rodea es impresionante, la humedad del suelo facilita el crecimiento de múltiples ejemplares de carrasca, quejigo, sabina negra, enebro, chopo, fresno, sauce, escaramujo, guillomo, arce de Montpellier, cerezo de Santa Lucía, jazmín...
Arce de Montpellier.
Cerezo de Sta. Lucía.
Guillomo
Buitre leonado
mitre leonadoB      En el cielo, son los buitres quienes describen perfectos círculos al ritmo de la música que, aquí abajo, entonan los pájaros. Es lo que tiene el caminar solos, cuando lo hacemos en grandes grupos se siente más la música humana que la otra.
        Uno de los carroñeros nos observa desde su inmejorable puesto.
        Nos detenemos junto a lo que fue una vieja carbonera en la que un panel nos informa del antiguo oficio del carbonero.
Paso del Angostillo.
          Poco más adelante, el camino se estrecha en los denominados "Piedras Caídas" "Paso del Angostillo" que tras superarlos, encontramos la senda que habíamos dejado a la derecha y que desemboca aquí. La tomaremos a la vuelta.
          El sendero transcurre siempre por la ribera del Piedra que, como una serpiente, curvea creando múltiples meandros.
      Poco a poco, la hoz se va ensanchando. A la derecha, el imponente Macizo alberga toda una ciudad de nidos de buitres (me refiero a los de alas, los otros (algunos) van llenando la cárcel de Soto del Real.
El Macizo.
Ruinas del Molino.
             Alcanzamos la zona de las ruinas de "El Molino". En una de las paredes del desfiladero unos niños se inician en la escalada. A la izquierda sale una pista que lleva a Torralba de los Frailes por lo que es, en teoría, el final de nuestra ruta desde donde regresar al comienzo. Pero ¡nada de eso!, tomamos un tentempié y decidimos coger una de las variantes del GR.24 que, de trazado circular, nos subirá al Mirador del Reconquillo.
       Tomamos el sendero que comienza en un azud tan seco como el resto del río Piedra que, china chana, vamos remontando. En este tramo, aunque seco mantiene mucha humedad en el subsuelo, crecen arces, robles, álamos, chopos, fresnos y otras especies ribereñas.
La propina.
También hay alguna cuesta.
          La senda es tan amable como lo caminado hasta aquí, tan solo deja de serlo cuando abandonamos el Piedra para ascender por el barranco de la cueva y seguir subiendo para alcanzar la vertical sobre la Hoz. Aquí la vegetación cambia por completo: aliagas, gamones, carrascas y quejigos pueblan un paisaje mucho más agreste que el que tenemos unos pocos metros abajo.
          Lógicamente, hemos girado 180 grados que nos llevan hasta el Mirador del Reconquillo, un privilegiado balcón. Bajo nuestros pies, el Río Piedra dibuja su curvo trazado que desde tierras alcarreñas hasta el Jalón lleva su duro nombre con orgullo. ¿Por qué "piedra"?: El río tiene una alta concentración de carbonato cálcico y al salir del manantial se deposita sobre el suelo, las plantas, los musgos, etc., creando así una costra caliza que va creciendo progresivamente, y es este carácter petrificador lo que ha dado nombre al río.
Mirador  del Reconquillo.
En el mirador del Reconquillo.
Alimoche
        Abandonamos este mágico lugar para, por una senda que dibuja el mismo trazado que la hoz, solo que unos metros más arriba, descender hasta El Molino en el que hemos iniciado este tramo circular.
        Por el momento, volvemos por el mismo camino por el que hemos accedido hace algo más de una hora, pero en dirección opuesta, o sea "aguas abajo".                  Sobre nosotros planea con su blanca estampa un alimoche, poco a poco se va perdiendo en el cielo.
             Justo al llegar al Paso del Angostillo, tomamos, a la izquierda, la senda que lleva a otro balcón: El Mirador de las Hoces.
En el mirador de las Hoces del Río Piedra.
         Al contrario que en el anterior mirador, el sendero asciende suavemente hasta el lugar. Frente a nosotros y bajo nuestros pies, grandes paredes albergan un número importante de buitreras de las que vemos despegar con majestuosidad algunos buitres.
         El espectáculo y la paz reinante, nos anima a sacar de las mochilas el alimento (escaso) que hemos traído y un par de birras que se han conservado frescas en una mini-nevera. ¡Un placer!.
Un último vistazo.
          El descenso nos deja en la senda que hemos transitado al principio de la ruta, concretamente a la altura del Pozo del Sombrerillo.
          Echamos un último vistazo a las paredes que encierran el desfiladero para que este momento que quede grabado en la retina (la batería de la cámara ha fenecido).
        Como dos toreros, abandonamos la plaza por la puerta grande, es decir por La Puerta de la Hoz y pronto estamos en el final de esta bella y sorprendente excursión, recomendable para todos los públicos.
Hasta pronto








DATOS TÉCNICOS

Recorrido

Perfil
Distancia = 16,7 Km.
Desnivel + = 350 m.
Desnivel - = 350 m.

No hay comentarios:

Publicar un comentario