martes, 18 de febrero de 2020

DE ANIÉS AL CASTILLO DE LOARRE POR EL SANTUARIO DE LA VIERGEN DE LA PEÑA (semicircular)

Día 15 de febrero de 2020
Allí estaban el halcón y la perdiz.
              Allá arriba, entre el cielo y la tierra, vive, escondida entre las paredes calizas de la sierra Caballera, la leyenda de aquel caballero, guardián de la fortaleza del Castillo de Loarre, que marchó para la caza con caballo, ballesta y halcón. Avistada una perdiz que se había refugiado en una de las grietas de la pared, lanzo el halcón a por ella. ¡Ah, amigos!, pero halcón y perdiz debieron entablar relaciones pues ni el uno ni la otra regresaron. Debían ser, aquellos, tiempos de apreturas y no estaban las arcas para perder halcones, así que el caballero mandole a uno de sus criados que descendiera por la hendidura ayudado de una soga  y, llegado a los más profundo de la pared (aquí, a la leyenda le añadimos el milagro), se encontró con la Virgen, el halcón y la perdiz en completo estado de serenidad. Montó el caballero en su corcel y, ¡hale!, comunicó al pueblo el hallazgo que, subiendo en procesión, se hicieron con la imagen que colocaron en la hoy desaparecida iglesia de San Pedro, cosa que a la propia Virgen no debió de parecerle de recado, por lo que los lugareños decidieron restituirla en el lugar donde el criado la halló
Ermita de la Virgen de la Peña.
Sin montura.
          Pues allá que, los de Esbarre, vamos a ver si encontramos halcón o buitre. Pero, ¡la virgen!, ¡qué alta se ve la "ermita de la Idem de la Peña!.
          Descabalgamos del autobús, que no ha tenido a bien hacer parada alguna, en Aniés; aquí nos esperan dos caballeros y una doncella de los de la Osca, que refuerzan las filas de la infantería esbarriana. Los de caballería no han tenido a bien sumarse a la juerga pues, saliendo de la villa, vemos los equinos sin montura alguna.
        Abandonamos Aniés, entre almendros en flor, por una pista que, tras cruzar las primeras aguas del río Riel, pronto dejamos para tomar una senda que ataja, una y otra vez, el serpenteante trazado de dicha pista.
Floración.
Vista de Aniés.
Por el sendero.
Bajo el farallón que la sustenta.
         Poco a poco vamos remontando la ladera cubierta de pinos laricios y abundante vegetación mediterránea con abundante coscoja; el pájaro carbonero emite su característico canto a nuestro paso, confirmando que la primavera se está adelantando.
          Allí arriba, cada vez más cerca, vemos la ermita  a la que accedemos, salvando las paredes que la sustentan, por una empinada escalinata construida en la roca que bien podría haber inspirado a Led Zeppelin para componer su canción «Stairway to Heaven».
Stairway to Heaven.
Atendiendo a las explicaciones de Pablo.
        Unos antes y otros después, vamos llegando a la puerta de la ermita de la Virgen de la Peña, en donde nos espera Pablo, guía de la zona que nos va a hablar sobre este templo al que, en el segundo sábado de cada mes de mayo, suben en romería las gentes de Aniés a honrar a la Virgen y otros santos aquí presentes; bueno, y a disfrutar de un buen yantar.
            El templo se erigió sobre la roca, con altos muros de buena piedra sillar que permiten solventar el problema del desnivel del terreno. La actual ermita es al interior obra barroca y recargada en todos los sentidos. Su datación puede acercarse a los siglos XVII o XVIII. Muchos son los elementos formales que atestiguan su origen románico. Además, quedan piezas escultóricas reutilizadas en diversas partes del lugar.
Interior de la ermita.
Casa del santero.
           Desde la puerta de entrada al templo, sobre la que existe una curiosa pintura, por una tosca escalera, siguiendo la pared, alcanzamos la blanca casa del Santero o de los Cofrades, con tres plantas (Pablo dice que si contamos algún desnivel, son cinco), ventanales y una larga balconada. La casa acoge a los romeros durante el tradicional encuentro anual. En uno de los muros observamos un tímpano empotrado sobre él. Aparte de algunos objetos de menaje "estilo mi abuela", y de mesa por aquí, mesa por allí para la juerga de la romería, las plantas superiores disponen de unos magníficos miradores desde los que contemplamos la Hoya de Huesca y el Moncayo que se deja ver por encima de una espesa bruma.
Con Maite en el mirador superior de la casa.
En la cocina.
Preparando el vuelo.
         Dejamos tan santo lugar para proseguir nuestro camino y alzarnos a la roca sobre la ermita, lugar en el que, bajo el sol de este febrero primaveral, hacemos una parada para recobrar fuerzas y echar un trago de la "odre de Jaulín". Bajo nosotros, los buitres se lanzan al vacío en pos de alguna corriente térmica que los eleve a los cielos (estos no usan stairway to heaven).
            Seguimos la marcha por un sendero que desciende hacia el barranco Mentiroso, antesala de un hermoso bosque de coníferas. El camino, que se muestra amable con el grupo, se dibuja sobre el terreno que transita por la plana de Nay bajo los farallones que sustentan las laderas de las sierras Caballera y Loarre; tras cruzar el barranco Lecinito alcanzamos una pista que en su trazado descendente, tomaremos al regreso a Aniés. Pero eso será más tarde, nuestro siguiente objetivo es la toma de aquella fortaleza que se erige allí en lo alto de una roca.
Por el bosque de pinos.
              Hacia allá vamos; más adelante, escondida entre plantas de escaramujo y protegida por una valla, alcanzamos la fuente de Petrolanga de la que mana el agua que alimenta la acequia del mismo nombre, encargada de regar los campos de Loarre.
             Más adelante, pasamos ante la ermita de San Juan de construcción muy sencilla del siglo XVII que se encuentra en plena restauración. Me asomo al interior observando su composición de una nave de cabecera recta, elevada sobre mampostería.
Castillo de Loarre.
Extraños buitres.
            Solo nos queda salvar algunos desniveles que nos acerquen hasta el centro de visitantes del Castillo de Loarre, dotado de un bar al que, literalmente, le dejamos sin reservas de cerveza. Algunos, pocos, siguen hasta un mirador que se eleva unos metros por encima, el resto nos quedamos a comer los bocadillos y demás manjares montañeros, con la mirada puesta en una rara especie de buitres que sobrevuelan el lugar (parapentes), mirada que también admira la majestuosidad del castillo, este recinto fortificado considerado como el castillo románico mejor conservado de Europa. Levantado sobre un espolón rocoso está formado por diversas edificaciones, la mayoría en buen estado de conservación, entre las que podemos ver las murallas y torreones, la fortaleza, la torre del homenaje o el mirador de la reina (con espléndidas vistas sobre la sierra y los llanos que se abren a sus pies), además de otras dependencias de origen monástico, como la iglesia o la cripta.  No me voy a extender en la descripción de esta fortaleza pues ya lo hice en otra ocasión que te invito a leer en "este enlace".
Ábside de la iglesia del castillo.
Cosas del buen yantar de los unos y...
...las otras.
Fuente de Petrolanga.
           La campa que nos ha acogido se torna en decorado para la foto del grupo, que con las mochilas en la espalda se dispone a "meter la marcha atrás". De nuevo pasamos ante la ermita de San Juan y la fuente Petrolanga para, en pocos metros, tomar una pista que en tres kilómetros y medio, ante la explosión floral de los frutales, nos deja en Aniés.
             La esbelta torre campanario que nace de planta cuadrada para tornar en octogonal, de la iglesia de San Esteban, nos guía hacia las calles de la localidad que transitamos en dirección al bar, pero ante las necesidades hidratantes de estas hordas, permanece con las puertas cerradas. No importa "siempre nos quedará Huesca".
La Hoya de Huesca desde la campa del castillo.
               No es la primera, ni la segunda, ni la... que el que suscribe transita esta ruta de una u otra forma, no importa: ante la historia de ayer y de hoy que esconden las paredes de la ermita y los muros del castillo, no hay postales ni souvenires, ni selfies, ni videos a vuelo de drone o parapente, capaces de captar la intensidad de un paisaje que, vuelvas una y mil veces, te magnetiza y sucumbes ante él.
               Hasta pronto.

Datos técnicos
Mapa del recorrido

Perfil:
Distancia, 16,5 Km.
Ascenso total, 700 m.
Descenso total; 700 m.

Track de la ruta

2 comentarios:

  1. Hola.

    Como siempre es una gozada poder leer tus entradas, tan amenas y bien documentadas. Yo he visitado en varias ocasiones ambas localizaciones, pero siempre de forma individual, no había pensado en unirlas en una solo, tomo nota!

    Un saludo

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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