miércoles, 5 de enero de 2022

SIERRA De San Pedro (Circular por La Collata)

 Día 3 de enero de 2022
Sabiñánigo
        No es menester irse lejos de Zaragoza para descubrir que por encima de la niebla, el cielo sigue siendo azul y el sol calienta la tierra, quizás algo más de lo requerido en estas fechas invernales. Además, tras estos días de fiestas navideñas (en realidad los homenajeados son los dioses griegos Dionisio y Adefagia), un poco de ejercicio no viene nada mal; así que Maite y un servidor cogemos el buga y ¡hale! ––vámonos al monte––.
        En poco más de una hora estamos en las piscinas de Sabiñánigo (760 m.), que el amigo "Google maps" indica estar cerradas (no te fastidia con el listillo de "Mountain View", con –1 ºC estaría bueno que estuvieran abiertas). Aquí aparcamos, nos ponemos las botas y comenzamos a caminar por esta sorprendente sierra que se eleva sobre la Val del río Basa al norte y el Barranco del Paco al sur.
Bajo la A-23, por las orillas del Basa
        Para comenzar el camino debemos de esquivar las obras de la A-23, asunto que acometemos descendiendo, bajo ella, hasta las orillas del río Basa, salvando sus aguas por una pequeña pasarela madera equipada con sirga, cosa que no viene mal pues el piso se encuentra muy húmedo.
        Durante unos metros caminamos por una pista de servicio que pronto dejamos para tomar una senda, que no dejaremos en todo el recorrido que en su mayor parte transita por la PR-HU 161.
        El sendero discurre zigzagueando por un bosque que, aún en invierno, nos sorprende pues la densidad de la vegetación es inmensa. Predomina el roble, cuyas hojas caídas han alfombrado el suelo; no falta el abundante boj, que nos acompañará en todo el recorrido, ni tampoco el pino.
Por la senda
En el Mirador De San Pedro
        Paso a paso, vamos ganando altura; un desvío nos indica dos posibilidades: la más corta por la derecha y la que pasa por una fuente por la izquierda. Como la segunda solo nos ofrece agua y de eso ya llevamos, tiramos por la más corta que con la agradable compañía del sol, nos deja en el "Mirador de San Pedro".
        Las vistas sobre el Pirineo son impresionantes: desde el Bisaurín hasta Tendeñera pasando por los Aspe, Collarada, Peña Telera, Balaitus, Sabocos, etc. Más cerca, Oturia se alza sobre el Puerto de Santa Orosia; más cerca todavía, la Punta Güé nos recuerda aquel día de noviembre de 2018 que subimos con los amigos de Esbarre. Abajo, los ríos Gállego y Basa se abraza abriendo un ancho valle en el que se refugian, en torno a Sabiñánigo, núcleos como Cartirana, Larrés, Sorripas, Latas, Sardas, Isún, etc. Un excelente lugar para dar rienda suelta a la cámara y captar este impresionante y ancho paisaje.
Desde el mirador
Collarada
Bisaurín
Ermita de San Pedro
        Avanzamos unos metros para alcanzar las ruinas de la ermita de San Pedro, de la que tan solo quedan en pie algunos muros perimetrales, construidos con mampostería de arenisca y sillares en las esquinas. De la puerta, se conservan solamente los grandes bloques de piedra de una de las jambas. En el muro de los pies,  se abre una pequeña hornacina enmarcada por sillares de piedra en la que alguien ha colocado una imagen del santo de esas de plástico que venden en los tenderetes de souvenirs sacros, en sitios tocados por el más allá. Lo de "edificaré mi iglesia" no va con esto, pues, la ermita, en diez siglos, no ha visto albañil alguno. Adosados a las ruinas quedan restos de un edificio que, al parecer, cumplía la función de cuadra. Confieso que no le he pedido las llaves del cielo al santo, pues es seguro que a un servidor no le dejan entrar en tal sitio ni de coña.
Valle del Basa con Allué en primer plano
        Dejamos tan santo paraje para seguir la senda que ahora transita por un cordal; a nuestra derecha (S), vemos el Barranco de Paco, en el que se encuentra el vertedero de Bailín, tristemente conocido por la contaminación de lindano en el río Gállego. A nuestra izquierda (N), los pueblos y aldeas del Valle del Basa, como Sardás, Fablo, Espín, Orús, San Julián, Yebra de Basa, Allué, Osán... Se adivina, asimismo, la ruta de las ermitas que sube a Santa Orosia.
        Nuestro camino sube y baja (más de lo primero), vemos un desvío que lleva directamente a San Quílez, lo que nos acortaría el camino, pero "hemos venido a lo que hemos venido" y, ¡hale!, tira "p´alante". 
Osán
Peña Canciás
        A nuestro paso por el Peñón de Santa Engracia (1245 m.) alcanzamos el punto más alto de la jornada; frente a nosotros, a lo lejos, mirando al E, se ve Peña Canciás, y hacia el SO, pequeñas manchas de nieve delatan al Tozal de Guara.
        La senda desciende bruscamente para alcanzar el paraje de La Collata (1135 m.), punto de encuentro de varios senderos; nosotros tomamos el que, en dirección N, nos devolverá a nuestro punto de partida, pero para eso aún queda tajo. Son momentos en los que dudas en qué es mejor, llegar a la meta o recorrer el camino.
Descendiendo hacia La Collata
Por la cara norte
        En ligero descenso, nos adentramos en la llamada Selva Osán, pues no anda lejos del municipio de tal nombre que divisamos allá abajo. Lo de selva se explica: nos adentramos en un denso bosque orientado al norte en el que la humedad reinante embellece, más si cabe, la ruta que hemos tenido la suerte de elegir para hoy. Aparece el musgo en todo su esplendoroso verde, el boj deja de ser arbusto, los robles se han desnudado para tapizar el suelo y alfombrar el sendero que pisan nuestros pies (bueno, nuestras botas), los pinos presentan un mayor porte que los de la cara sur, incluso algunos de ellos han caído sobre nuestro camino, obligándonos a agachar el lomo, y eso a nuestra edad... Incluso, la humedad reinante deja su huella en forma de perlas.
Senda alfombrada
Perlas
Ruinas de San Quílez
        China, Chana, seguimos "p´abajo"; ya se escuchan las aguas del Basa, la senda gira hacia el NO, siempre por la umbría de la sierra. Abandonadas, como la de San Pedro, pardina y ermita de San Quílez, muestran sus ruinas durmiendo bajo la densa vegetación, entre la que, a duras apenas, puedo captar con la cámara algunas piedras que aún se mantienen en pie.
        Si no queremos quedar como estas ruinas, si no deseamos errar en nuestro objetivo, hemos de descansar y dar buena cuenta de ese producto tan exquisito que dan los gorrinos, allá en tierras turolenses. Estaba rico, rico. Levantamos el trasero y seguimos. 
Seguimos
        Ahora la senda se adentra, de nuevo, en el bosque en un sube y baja constante, exigiendo cruzar por un puente de madera como aquellos de antaño; frente a nosotros ya se ven las casas de Sabiñánigo. Pronto cerramos el círculo para volver a bajar a las orillas del Basa y dar por concluida esta ruta.
        Tan solo queda regresar a Zaragoza y combatir este catarro que, como todos los inviernos, comienza a invadir a este, vuestro amigo.
        Tanto a Maite como a mí, nos ha sorprendido gratamente nuestro solitario caminar por la Sierra de San Pedro, adentrarnos en esos bosques en los que la imaginación te hace ver rincones mágicos; sierra que nos ofrece un balcón que mira más allá que la propia vista y, también, esta sierra nos ha obsequiado con una mañana tranquila y serena.
        Hasta pronto

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Datos técnicos
Recorrido
Perfil:
Distancia, 11,06 Km.
Desnivel positivo, 650 m.
Desnivel negativo, 650 m.


2 comentarios:

  1. Hola.

    Una sierra preciosa, cubierta por una variada y densa masa forestal, a poco más de una hora en coche de la ciudad, pero poco conocida, ya que la gente pasa de largo, cuando va al pirineo.

    Encima, prácticamente todo sendero y con alternativas, para alargar o acortar al gusto, poco más se puede pedir.

    Salud, montaña y prospero año.

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  2. Una ruta no muy conocida pero bonita y asequible.

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