domingo, 26 de agosto de 2018

RUMANÍA (Lago Bâlea-Negoiu-Podragu)

Montañas Fagaras

                        En la anterior entrada hacía referencia a una carretera, la Transfagarasan. Pues bien, se trata de una vía que nos introduce en el mismísimo corazón de las Montañas Fagaras, montes que, durante tres jornadas nos van a poner a prueba.
En oscuro, los Montes Fagaras.
              Les llaman los Alpes de Transilvania debido a lo agreste de sus cimas y a su gran parecido con la cordillera centroeuropea, con una extensión de 72 km de largo por 50 km de ancho, es la más larga y al mismo tiempo la más alta sierra de todos los Cárpatos rumanos, que se dividen en Orientales, Meridionales, de los que forma parte y Apuseni u Occidentales. Están situados entre el Valle del río Olt al oeste y los Montes de Piatra Craiului y Bucegi al este.
                    Su parte principal, con una anchura de 50 km, tiene una gran densidad de picos por encima de los 2.000 metros de altitud, de los cuales destaca el Moldoveanu, que con 2.544 metros es el más alto del país.
                En los antiguos circos glaciares se han formado decenas de lagos (aproximadamente unos 50), de los cuales el más grande es el lago Bâlea, nuestra sede durante dos jornadas, de 4,6 ha. El más profundo es el Podragu, de 15,5 metros de profundidad

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Día 15 de Agosto de 2018 (Hacia el Negoiu)
                Las siguientes dos jornadas van a poner a prueba la capacidad de aclimatación de "la cuadrilla" a alguna que otra dificultad.
               Aunque las previsiones meteorológicas para hoy anuncian tormentas de tarde, la mañana aparece con un cielo deslumbrante.               Cuando arrancamos a caminar, el sol todavía no consigue penetrar en el lago Bâlea (2034 m.), lago que rodeamos por su cara Sur transitando una senda que, poco a poco, va ganando altura.
                  Pronto nos despojamos de algunas capas de ropa, la cuesta (¡qué cuesta!) y la temperatura, así lo aconsejan. Abajo, el Lago Bâlea se va empequeñeciendo ante nuestros ojos.
Lago Bâlea.
Por la sierra.
           Alcanzamos el primer diente de una etapa cuyo perfil es una imaginaria sierra de carpintero, se trata del collado Paltinului (2345 m), ultimo punto en el que disfrutar de la panorámica de lago y de la serpenteante carretera Transfagarasan.
               A partir de aquí son varios los sube y baja. El siguiente collado, Doammei, en algún punto lo hemos de salvar haciendo uso de las manos.
                   Ahora la senda se dibuja por una cresta que nos sube hasta el pico Laitel (2391 m.). Volviendo la vista atrás, se observa el dibujo de la senda que nos ha traído hasta aquí, senda que se pierde tras la bella orografía de estas montañas.
Gastando yemas.
¿De dónde venimos?
Cima del Laitel.
Seguimos.
                De nuevo toca bajar unos metros, ahora el objetivo es el refugio del Lago Caltum (2136 m.), un espectacular rincón de origen glaciar que descansa bajo las paredes del pico Negoiu cuyo ascenso decidimos abortar, ¿motivo?, es algo tarde para tal acometida y las tormentas nos podrían coger de lleno.
                    Pues como "no hay mal que por bien no venga", el lugar en que nos encontramos se torna en un restaurante de "alto nivel" cuyas mesas y sillas son de una dureza rocosa; el suelo luce un tapizado de verde alfombra; en las paredes cuelga grandes cuadros de motivos naturales; en el techo, azul cielo, un gran plafón alumbra las estancias. Los comensales, vestidos con los más vistosos trajes de la moda alpina, sacamos de nuestros sacos las viandas de rigor para mojarlas con el mejor de los caldos que la vid tiene a bien regalar. Todo un placer.
Refugio Caltum.
Cima Negoiu (zoom X 30)
Collado Paltinului.
            ¡Ah! pero amigos, hay que regresar no vaya a ser que, también, nos mojemos por fuera. Sobre las huellas que habíamos dejado, vamos volviendo, ya se sabe, sube al pico, baja el barranco, sube collado, baja un poco, sube y echa las manos a la pared, baja y sube al siguiente collado: el Paltinului para avistar de nuevo el Lago Bâlea y ¡horror!. Parece que toda Rumanía haya decidido acometer la carretera Transfagarasan y acercarse a este lugar a pasar el puente de Agosto. Una gran caravana de coches, unos aparcados y otros que no andan, adornan la serpenteante vía de acceso.
Lago Bâlea ¡lleno hasta la bandera!
Finalmente... ¡llueve!
             Desde aquí descendemos por una vía más directa hacia el lago, las nubes nos están amenazando.         
          Una vez abajo, con las mochilas a cuestas, nos introducimos ante la muchedumbre intentando conseguir un rincón de un garito en el que nos sirvan las merecidas birras... ¡objetivo cumplido!.
            Nos recogemos en nuestro alojamiento, hay que ducharse y preparar el material para mañana.                  Se acerca la hora de la cena, cosa que debemos realizar en el comedor que se encuentra a algo más de cien metros, cuando "el cielo se abre y cae toda el agua de su depósito". ¡De buena nos hemos librado!.
Y, como se dice en nuestra tierra, cada mochuelo a su olivo; la cama nos acoge con inusitado cariño.
Buenas noches.

Datos técnicos
(El track se puede descargar pulsando sobre la palabra wikiloc del mapa)
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Día 16 de Agosto de 2018 (Del Lago Bâlea al refugio Podragu)
Bye, bye Bàlea.
          Las previsiones meteorológicas para hoy nos anuncian día tormentoso, pese a ello la mañana luce un cielo totalmente despejado.
         La comitiva arranca por sombra, la senda serpentea en dirección Este, definitivamente abandonamos este rincón del mundo que lucha por sobrevivir ante el acoso de miles de carros de hierro, muchos de ellos convertidos en refugio de una noche de jolgorio. Sí, abandonamos el Lago de Bâlea (2034 m.).
              Cerca de trescientos metros más arriba, el sol alumbra el collado Caprei (cabra) (2315 m). Un buen momento para despojarnos de la ropa de abrigo y disfrutar de una buena mañana (a ver cuanto dura).
Collado Caprei.

Hacia el lago Caprei.
               La senda, y nosotros sobre ella, en descenso se dirige hacia el lago Caprei (2240 m.); en sus orillas han pasado la noche algunos montañeros bajo la protección de sus tiendas de campaña.
                 El lago lo pasamos por su orilla Norte, sus aguas reflejan algunas cumbres, más adelante un monolito en memoria de montañeros.
               Poco más adelante se no abre otro valle, por él, tras atravesar un túnel de un kilómetro,  aparece la cara sur de la carretera Transfagarasan dibujando tantas eses como en la parte norte. No cabe duda, de haber invadido la U.R.S.S. esta parte del mundo, algún tanquista se habría mareado en este mar de curvas.
Hacia allá vamos.

         A lo nuestro; delante de nosotros tenemos uno de los recorridos más espectaculares que recuerde. La senda, unas veces se cuelga sobre grandes y profundos valles, otras se equilibra sobre accidentadas crestas. Nunca faltan las flores que adornen y perfumen nuestros pasos, ni fuente que apacigüe nuestra sed. De las flores, un  ejemplo:
Acónito.

Centáurea de las montañas.

Campanula carpática 

Caprichos.
              Debió de ser un ser extraño, o la fuerza de un rayo, quizás fuera la magia de la montaña quien horadara la roca que nos encontramos; es algo así como una indicación del camino que debemos seguir y que, momentáneamente, discurre por una agradable cresta que a Norte y Sur nos abre grandes valles. El norteño nos avisa de que ese mar de nubes que guarda en su regazo puede ser que nos visite, pero de momento se queda en su sitio.
               Pronto encontramos unos pasos que pone a prueba la pericia de unos y otras, se trata de los "Trei Pași de Moarte" (Los Tres Pasos de la Muerte).
Pasando el...

... Paso de la...

...risa.
           Leches con el nombrecito, solo de leerlo acongoja al más pintado. Afortunadamente se encuentran bien equipados de cadenas y sirgas que nos facilitan salvar cualquier dificultad sin problemas. Además, los menos experto cuentan con la profesional ayuda de nuestros guías Javier y Cristian que no cesan en su empeño de que las cosas se hagan con seguridad:
–la mano derecha en la sirga
–¡donde?
–en la sirga
–¿y el pie?
–apóyalo en ese saliente
-¡ah! vale
–agárrate a la cadena
–¡voy!
–¡ya estamos todos!
                   Es todo un lujo contar con la presencia de este par de individuos.
                 Más adelante, vuelvo la cabeza, miro los pasos que hemos salvado y, ¡leches!, no está mal el asunto. No obstante aún tenemos que salvar algún que otro obstáculo de esta atractiva senda.

Allí queda el "pasito".
El último claro.
                Más adelante se encuentra el monumento a Nerlinger, miramos a la izquierda, abajo sobre un nevero reposa un rebeco y sobre nuestras cabezas las nubes y primeras gotas nos avisan de que hemos de cambiar de look.
                    Lo que sigue carece de imágenes, pues las cámaras se han refugiado en las mochilas. Definitivamente nos ha pillado la tormenta. ¡Jarrea a mares!
                 Caminamos por cresta: agua, granizo, viento, sendero convertido en barranco, truenos... ¡toos callaos! con la cabeza abajo, cada cual con su pensamiento. Solo se oye (esporádicamente) la voz de Javier –¡poned atención!–
              Tan fuerte es la tormenta, que accedemos a dos cimas, Arpasul Mare (2468 m.) y Mircii (2470 m.) sin enterarnos pues es tanto lo que cae que no se ve ni "un pij...".
Arriba, a la izquierda, el Micii.

Lago Podragu.
           –¡Maño, paice q´escampa!–
           Abajo se ve un lago al que, con la prudencia que requiere el paso por caliza mojada, accedemos tras descender más de doscientos metros. Estamos a las orillas del lago Podu Giurgiului (2250 m.), en sus orillas, esparcidos por doquier, quedan los resto de lo que debió ser un refugio. Volvemos la vista hacia la zona descendida y, efectivamente, allí arriba está el Mircii.
          Afortunadamente, la tormenta se aleja a otros territorios, el nuestro queda libre de amenazas.
           Pronto alcanzamos el collado de Podragu (2280 m.), al Este asoma el techo de Rumanía el pico Moldoveanu (2544 m), programado para mañana pero que nos tememos que la meteo y alguna que otra flojera nos animará a cambiar los planes.
Refugio Podragu
                Al Norte se abre el valle Podragu con su lago mayor, sus pequeños y... ¡el refugio Podragu! (2136 m.). Tras las dura jornada que hemos pasado, la aparición del sitio nos parece un oasis al que debemos descender con cuidado, no vaya a ser que las prisas y alegría nos jueguen alguna mala pasada. Aún así, más de unas nalgas prueban la dureza de la roca. Son pequeños asuntos de "bajo calado".
            Llegados al refugio, la primera faena es poner botas, chaquetas, mochilas, etc. al sol, a ver si antes de que nos abandone cumple con una de sus funciones.
Lógicamente no hemos parado a comer en el camino, así que una vez repartidas las literas nos sentamos en el comedor y disfrutamos del momento gastronómico.
Así somos.
             El resto de la tarde, hasta la hora de la cena, lo pasamos haciendo vida de refugio, que por otro lado, pese a las previsiones, nos parece un garito bastante digno para encontrarse en estas alturas.
Tras la cena nos metemos en las literas y ¡redios, qué concierto!.
Buenas noches (tradúzcase "buenas madrugadas").


Datos técnicos
(El track pulsando sobre la palabra wikiloc del mapa)

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