viernes, 24 de agosto de 2018

RUMANIA (Parque Nacional Piatra Crauilui - Bran - Brasov) (Piatra Mare y sus "Siete Escaleras")

Día 13 de Agosto de 2018 (PN Piatra Crauilui-Bran_Brasov)

           Desayuno completo (unos más que otros) y... ¡a montar en el micro! pues ha de trasladarnos hacia Zărnești. Desde este pueblo parte una pista que, en buenas condiciones, nos adentra entre espesos bosques en lo más profundo del Parque Nacional de Piatra Crauilui, un auténtico vergel de los Cárpatos en el que la vida se detiene por un instante.
                Poco a poco, por bosques y pastos alcanzamos el refugio de Curmatura. Desde la terraza las vistas son impresionantes, toda una excusa para sentarnos, echar un tentempié y disfrutar del momento.
Caminando.
¡Vamos, que nos vamos!
Hasta aquí hemos llegado.
            Deberíamos seguir hacia el pico Piatra Mica (piedra pequeña) pero una miembro del grupo se encuentra indispuesta, así que "todos a una" dejamos el pico en paz y... ¡vamos que nos vamos!. Con esta frase, en castellano aprendida y repetida en multitud de ocasiones por Cristian, descendemos por un sendero alternativo al de subida hasta el lugar de arranque, provisto de una fuente en cuyo alrededor comemos.
              Allí nos espera Costin y su "microbús", sacamos el equipaje que transporta y nos cambiamos de calzado, pues ahora toca volver a Bran a visitar su castillo, el ¿castillo de Drácula?.
Fila al castillo.
         ¡Qué horror!, cientos y cientos de personas, tan prietos como en el metro de Madrid en hora punta, haciendo cola para visitar un lugar sin más interés que el meramente turístico.
          En realidad el castillo de Bran o castillo de Drácula, ni tiene nada que ver con el personaje de ficción ni tampoco se encuentra en esta ciudad. Este castillo es un invento del antiguo dictador de Rumania, Ceaușescu, que a modo de explotar el filón que supone Drácula para los turistas, se decidió por Bran como su morada, dado que la localización real, el castillo de Poenari, es un conjunto de ruinas que poco tenía de especial.
Castillo de Bran
Patio
              Independientemente de todo esto, hay que aclarar que el sobrenombre de Drácula se debe en realidad a una confusión. El príncipe Vlad II de Valaquia, había ingresado en 1428 en la Orden del Dragón (Drac, en húngaro), de la mano del emperador Segismundo de Luxemburgo. Por ello fue conocido en adelante como Vlad Dracul, mientras que a su hijo se le llamó Vlad Draculea, esto es, hijo de Dracul. Sin embargo, en la mitología rumana la figura del dragón no existía y el término dracul designaba al diablo, con lo que Vlad III pasó a ser en rumano “el hijo del diablo”.
Una de la estancias.
Ello coincide con la leyenda sobre la crueldad y ánimo sanguinario de Vlad, recogida ya por crónicas de su época. En ellas se le presentaba como un príncipe aficionado a la tortura y entusiasta de la muerte lenta, que solía cenar bebiendo la sangre de sus víctimas o mojando pan en ella. Se calcula que en sus tres períodos de gobierno, que suman apenas siete años, ejecutó a unas 100.000 personas, en la mayoría de las ocasiones mediante la técnica del empalamiento. Por esta razón se le conoce desde el siglo XVI como Vlad Tepes, esto es, Vlad el Empalador.
                      La salida del castillo, con un calor achicharrante, me resulta un auténtico alivio, algo así como la liberación de una tortura que, de vivir ahora, Vlad el Empalador la adoptaría para alguna de sus aficiones.
Caña en la calle Republicii.
             Nos desplazamos a Brasov: ducha, paseo y caña, bueno lo de caña aquí no existe pues son auténticos tanques de cerveza, que no sientan nada mal tras una jornada tan ajetreada.
                 En el pequeño recorrido pasamos por el bello edificio del Consejo del Condado de Brasov de estilo neobarroco del siglo XIX.
         Posteriormente nos adentramos en el centro de la ciudad, un paseo por la animada calle Republicii para adentrarnos en la Piata Sfatului, corazón del antiguo Brasov. Mirando alrededor no parece que uno se encuentre en Rumanía, más bien da la sensación de estar en cualquier ciudad austriaca.
Consejo del Condado de Brasov.
Piata Sfatului.

                     En pleno centro histórico cenamos en un garito en el que no corre el tiempo, más de dos horas que nos facilitan una completa digestión entre plato y plato.
                     Los brazos de Morfeo nos esperan en las puertas del hotel para acompañarnos en un dulce sueño.
                    Buenas noches

Datos técnico de la circular por el PN de Piatra Crauilui
(El track, haciendo pulsando sobre la palabra wikiloc del mapa)


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Día 14 de Agosto de 2018 (Piatra Mare)
Primeros pasos.
           Nos acercamos hacia las montañas de Piatra Mare; Costin nos deja en Timisu de Jos, cuatro casas que van a ser testigos del arranque de los once del equipo.
          Caminamos, en dirección Sur, por una buena pista, junto al cauce del río Sipoaia que viene de Piatra Mare. Como auténticos duendes nos adentramos en bellos bosques, que nos trasladan a otros lugares.
             Las cascadas del Sipoaia y la esbeltez de los alerces atraen nuestras miradas, así como el cable de una  larga tirolina que, sobre nuestras cabezas, nos ponen los dientes largo. Pero hoy no toca enredar con esas cosas.
Río Sipoaia.
La taquilla.
                 Extasiados ante lo que nos rodea llegamos a una caseta de madera, donde comienza la Tirolina y donde se realiza el pago para el paso del Cañón de las Siete Escaleras. Nos encontramos a las puertas de esta maravilla de la naturaleza. ¡Al ataque! 
             Una a una, peldaño a peldaño, con precaución por lo húmedo del entorno, vamos salvando las escaleras. La tercera de las "siete escaleras" tiene nada más y nada menos que 15 metros (= 5 pisos de techo alto).
       De las demás, ni hablar; algunas se esconden entre la roca, otras se acercan al cauce de la cascada de turno. ¡P´aqué!
La tercera.

¡Ale! os espero aquí arriba.

¡A que nos mojamos!
S´acabó.
          Vamos subiendo por las escaleras pegados a las rocas, el agua se precipita junto a nosotros participando del momento. Cuando llegamos a la famosa tercera escalera, da un poco de cosilla. No es que sea muy complicada, pero sentir que si te escurres te la das, te hace sentir un poco de adrenalina. El cañón nos envuelve entre sus altas paredes. Nos sentimos muy a gusto disfrutando de este hermoso lugar.                  Terminada la subida de todas las escaleras, nos reagrupamos.
               Los siguientes 600 metros de desnivel son una agradable tortura, el esfuerzo de la ascensión es recompensado por el entorno que nos rodea: un espectacular bosque, primero de hayas y después de coníferas.
En la cabaña de Piatra Mare.
             Tocamos techo en la cabaña de Piatra Mare (piedra grande), un prado a 1630 m. de altura, en un privilegiado entorno.
              Es un buen lugar para sacar los alimentos de las mochilas y estrujar fuertemente los bajos de las botas de vino. Se trata de aligerar el peso de los porteadores "botovinícolas".
            Algún perro y varios asnos, habitantes del lugar, parecen querer compartir las viandas con nosotros. Afortunadamente, Cristian ejerce de pastor y pone a los animales en su sitio.
        Algunos nos acercamos a un altero para disfrutar de las impresionantes vistas hacia otras montañas y valles que mi ignorancia me impide distinguir.
Paisaje.
Las flores del bosque
               El descenso lo realizamos por un cómodo sendero que nos muestra, en alguno de sus árboles, las huellas del oso, animal que puebla estas montañas.
       Algunas flores adornan nuestro paso.
          En el camino nos desviamos hasta una especie de mirador que se cuelga sobre un abismal barranco de más de cien metros.
            Puntual como un reloj suizo, Costin nos espera al final de nuestra ruta para llevarnos a nuestro próximo destino, el Lago Balêa, a través de la carretera Transfagarasan que el dictador Nicolae Ceausescu, siguiendo el refrán español "cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar", se preparaba para una posible invasión de su país por parte de la URSS por alejarse de su línea política y no haber apoyado la invasión de Checoslovaquia.
Vista "parcial" de la carretera Transfagarasan

Lago Bâlea.
Así que se radicalizó, buscó aliados como China y Corea del Norte y decidió, entre otras cosas, que necesitaba una carretera que uniese el norte y el sur del país para poder movilizar rápidamente a sus tropas en caso de invasión. El Gobierno rumano puso al Ejército manos a la obra para construir la Transfagarasan: seis mil toneladas de dinamita después, decenas de trabajadores muertos y cuatro años de obras entre la nieve llevaron a construir una carretera que llega a los 2.042 metros de altitud, a su paso por el lago glacial Bâlea, y recorre, durante 90 kilómetros de inusitada belleza, los Cárpatos.
                Llegados al lago, observamos mucha animación, lógicamente estamos en fechas vacacionales y las gentes acceden con sus coches a este hermoso lugar.
                Largo día el de hoy, de lo más variado: cascadas, montañas, puentes, escaleras, desfiladeros, burros, abismo, carretera, lago y... ducha, cena y cama.
                        Zzzzzzzzzzzzzzzz


Datos técnicos
(El track, pulsando sobre la palabra wikiloc de mapa)


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