martes, 28 de agosto de 2018

RUMANÍA (Valle Podragu, Sibiu, Bucarest y vuelta a casa)

Día 17 de Agosto de 2018
Preparados para la última.
             En la mayoría de blogs, con la montaña como telón de fondo, generalmente solemos pecar –si es que se le puede llamar pecado– en hacer resaltar los logros y victorias de quien relata los acontecimientos y batallas.
          Pero son, también, la humildad y la renuncia, factores que deben de reflejar la verdadera esencia de esta bendita afición. 
             Ya puedes marcarte algunos objetivos, ya puedes mirar aquella cumbre, ya puedes soñar con patear mil y una senda, que la montaña y las circunstancias son las que nos van a poner en nuestro sitio.
              Hoy se trata de eso: la cima rumana, el pico Moldoveanu, tendrá que esperar a otros momentos –o no, no pasa nada–, las predicciones meteorológicas y el cansancio acumulado en las últimas jornadas así lo aconsejan.
Inicio del largo descenso
Alborea a nuestras espaldas.
                 ¡Ah, amigos!, pero la recompensa es grata, pues hoy finalizamos estos días por los Montes Cárpatos rumanos, con un descenso de lo más hermoso. 
                  En el refugio la noche ha sido larga, sin necesidad de pedir bises el concierto ha durado más de lo esperado. La orquesta y coros de Podragu han interpretado grandes obras nocturnas –digo yo–-.
                Mientras llega la hora del desayuno, algunos salimos al exterior, el lago Podragu refleja el cielo que, por el momento, luce brillante. Los asnos del refugio ingieren la fresca hierba mojada por el relente del alba; tres perros, blancos como la nieve, merodean en los alrededores; algunos montañeros ultiman sus mochilas para emprender la marcha, otros ya lo han hecho.
Uno de los saltos del río Podragu.
                     Con una foto del grupo y la canción L´Albada de Labordeta al viento, comenzamos el largo descenso.                                       Afortunadamente caminamos bajo los rayos del sol lo que contribuye a que se nos vayan secando los materiales que en la jornada de ayer quedaron calados.
           La senda desciende amablemente por la margen izquierda del río Podragu, río que nos muestra sus saltos y remansos, río que nos enseña el camino que hemos de seguir, río que cruzamos varias veces por unos puentes construidos con resbaladizos troncos de madera.
¡Agárrate fuerte, que esto resbala!

Refugio Tornuri.    
              Nos detenemos a descansar en un refugio de esos que ya no se llevan pero que tienen un encanto especial. No sé si en este, Tornuri (1520 m.), la música nocturna sonará igual que en el de Podragu. En uno de sus viejos dormitorios, una estufa de época delata que por aquí, exceptuando en verano, no debe hacer mucho calor.
               Estamos descendiendo por un bello bosque: helechos, flores, pinos, abetos, hayas, musgo..., un jardín regado por las limpias aguas del río y sus barrancos. Hasta nos sorprende algo tan poco atractivo como son unos excrementos de reciente producción, pues ha sido un oso quien ha dejado su "marca" en nuestro camino.
Farolillos de suelo.
Más farolillos.
Engullidos por el bosque.
Verde tapiz.

Ya queda poco.
              Imposible describir la hermosura de estos bosques que emanan magia por cada uno de sus rincones, imposible captar sus colores con las cámaras fotográficas; tan solo los sentidos –todos– son capaces de absorber ese milagro que la naturaleza ha puesto en nuestro camino.
                El sendero desemboca en una pista forestal que recorremos un par de kilómetros hasta encontrarnos con Costin y su microbús. 
                 Solo nos queda darnos los correspondientes abrazos celebrando haber pasado unos días de trekking por unas montañas, algo duras de atacar, empero hermosas y muy gratas en su recompensa.
                       Con las piernas como postes, nos trasladamos a Sibiu, no sin antes hacer una parada para comer e hidratarnos con caldo de cebada amargada con un poco de lúpulo ("bere" la llaman por aquí).
Deberes cumplidos.
                        
                  Aunque mañana comenzaremos un par de días de  "turismo urbano"", damos un garbeo por la ciudad de Sibiu, animada por una concentración de coches clásicos y una feria de artesanía.
              Como todos los días, cena y adormir; afortunadamente, hoy no tenemos sinfonía nocturna.

                    Buenas noches.


Datos técnicos
(El track pulsando sobre la palabra wikiloc del mapa)

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Día 18 de Agosto de 2018
Sibiu
Ojos que nos miran en la Piata Mare.
             Tras el desayuno damos un garbeo por Sibiu, una población en la que constantemente te sientes observado, pues la llaman la ciudad con ojos. En sus tejados se abren pequeñas ventanas con diversas formas oculares.
           Los muros medievales protegen todavía el área histórica con calles estrechas, pasajes y edificios de siglo XVII. Durante centenares de años, este pueblo amurallado en el corazón de Transilvania fue uno de las fortalezas más poderosas y prósperas en Europa.
           Nos encontramos en el centro de la Piata Mare (Plaza Grande), sus casa delatan el pasado sajón de la ciudad.
Torres de los Carpinteros.
Iglesia y Torre del Consejo
                   Entre los edificios que rodean esta plaza está la Iglesia Católica Romana de estilo barroco que posee en el interior murales, detalles de oro en las paredes y un órgano con el que se suelen dar recitales; y, adosada al templo, la Torre del Consejo que hoy es un mirador pero que sirvió en el pasado como almacén, torre de observación, museo y hasta prisión. No lo podemos resistir y subimos a lo más alto, la ciudad se nos abre con todo su esplendor. A algunos nos llama la atención la maquinaria que alimenta los cuatro relojes de la torre.
                   Debajo de esta torre hay un arco por el que accedemos a la Piata Mica (Plaza Pequeña), la cual está rodeada de cafés y tiendas que alguna vez fueron los hogares de artesanos. Ahora hay una feria de artesanía y en 20 minutos intentamos comprar algún regalo, acometida casi imposible.
Desde la torre.
           Me acerco al Podul Minciunilor (Puente de los Mentirosos) con el fin de fotografiarlo, aprovechando que no hay mucho personal; anoche lo cruzamos y Cristian nos contó que sobre el nombre del puentecito recaen varias leyendas:
                Una de ellas contaba que si cruzabas el puente y decías una mentira el puente se derrumbaría... En este caso, creo yo, que el puente se debería de haber llamado "puente de la verdad".
            Otra leyenda dice que los comerciantes que tenían tiendas en la "Piata Mica" eran arrojados por el puente si los clientes se sentían engañados, creándose así la fama de que los comerciantes de la zona no se atreven a engañar a sus clientes.
Podul Minciunilor Desde la torre.
              Por último, se dice también que este puente era lugar de paso de las parejas jóvenes (cerca se encuentra la academia militar y muchos reclutas buscaban novia o simplemente tener con quien desfogar sus "tensiones" en la ciudad), y sobre este puente se hacían muchas promesas que, la mayoría de las veces, eran mentira.
             En cualquiera de los casos, ambas leyendas nos presentan un final trágico, final muy cruel en contraposición con la belleza del puente.
Bajo el Podul Minciunilor.

Catedral Ortodoxa.
             No hemos dejado de visitar la Catedral Ortodoxa, así como la iglesia Evangelista. 
          Como decía, ayer, a última hora, pudimos dar una vuelta por las calles de Sibiu, ciudad amurallada en la que aún quedan algunos restos medievales que originalmente incluían 39 torres, cinco baluartes, cuatro puertas y cinco baterías de artillería. Varias partes de estas murallas han superado el paso del tiempo, como las torres de los Carpinteros, bajo las que pasamos.
                       De igual forma, al recorrer el centro con sus calles estrechas, construcciones del siglo XVII, casas con techos de dos aguas y plazas, percibimos la riqueza de lo que fue un poblado con importante actividad comercial.
Interior de la Catedral.
                       Veloces como el rayo, acudimos al hotel y cargamos el equipaje en el microbús, nos queda un largo viaje hasta Bucarest pero en el camino realizaremos un par de paradas, la primera en el:

Museo Astra de Civilización Tradicional Popular
Iglesia.
              En las afueras de Sibiu, un paisaje soñado se constituye en el escenario del "Museo Astra de Civilización Tradicional Popular" que al aire libre nos envuelve en frescos bosques, soleadas lagunas y pequeñas corrientes que mueven las ruedas de los molinos de agua. En medio del museo, hay un lago que refleja los molinos de la región de Dobrogea que lo rodean, y los edificios de pescadores del delta del Danubio. Puentes flotantes son también parte del paisaje. Este hermoso entorno da marco al mayor museo al aire libre de Romanía, con el patrimonio más rico y el concepto temático más original.
Casa popular...
...impresa en el billete de 10 lei.
Molinos.
             Se trata de un museo muy bien instalado, que recorremos paseando por sus calles observando los edificios e instalaciones relacionados con el procesado de alimentos; transportes y comunicaciones; edificios donde se fabricaban herramientas domésticas y aperos de labranza; talleres e instalaciones relacionados con el tratamiento del cuero y lana; iglesias y posadas y una exposición de escultura moderna inspirada en la naturaleza y vida rural. Destaca el empleo variado de la madera. Como decía, hay molinos de agua, molinos flotantes que se usaron en el Mar Negro, talleres para la fabricación de seda y el trabajo del cáñamo, destilerías, forjas, prensas de vino... 

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Monasterio de Cozia

Buen provecho
           Camino de Bucarest, en pleno Valle de Olt, paramos a comer en Cozia, un centro turístico situado en el Parque Nacional del mismo nombre.
          Tras la comida, nos acercamos al Monasterio Ortodoxo de Cozia, uno de los monumentos más notables del arte medieval de Rumanía.
             El monasterio está cubierto con frescos que se realizaron entre 1390 y 1931. Es el único monasterio de estilo bizantino en toda Rumanía. Hay otros restos bizantinos primitivos en los murales de decoraciones facetas con rosetas y marcos de piedra originales. También hay dos cúpulas bizantinas.
Monasterio Ortodoxo de Cozia
Detalle de los frescos del techo.
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A Bucarest
Nombramiento de la nueva "estalentada"
               Tan solo nos queda un largo viaje por una carretera muy entretenida con un inmenso tráfico para llegar a Bucarest, tomar posesión de nuestros dormitorios y, rápidamente, irnos a un establecimiento a realizar la "última cena" de este inolvidable viaje por Rumanía.
               Tras los postres, Marisa, última adquisición del grupo, es nombrada "neófita estalentada".
      A continuación, Cristian, nuestro guía rumano, es obsequiado con un "brachirulo" y la bota de vino que nos ha acompañado en todo el trekking. La verdad que con ambos obsequios se le da la pinta de un auténtico "rumaño".
El "rumaño" Cristian.

                Algunos tomamos la palabra  en agradecimiento a los guías, nos felicitamos de haber realizado, sin ninguna incidencia, un trekking que no es "moco de pavo".  De la misma manera, Javier y Cristian agradecen la buena disposición del "equipo" valorando positivamente las jornadas de montaña. Finalmente, brindamos por aquellos que por razones diversas, propias y ajenas, no han podido acompañarnos: Luis, Piedad y Benito.
                  Vuelta al hotel a recogernos en los brazos de Morfeo, mañana, antes de volar a Madrid, visitaremos algunos edificios de Bucarest.


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Día 19 de Agosto de 2018
Bucarest
Cristian nos cuenta cosas del parque Cismigiu.
       ¡Qué calor hace ya por la mañana!. Cuando uno decide viajar al centro de Europa no se imagina que las temperaturas son tanto o más altas que las del horno zaragozano.
       Afortunadamente, nuestro cicerone Cristian, comienza la visita por el frescor del Parque Cismigiu, el espacio verde más antiguo de Bucarest y el lugar donde antes se daba cita la alta sociedad. En la actualidad, es el espacio favorito de las gentes de ciudad.
           Algunas estatuas recuerdan hechos históricos, como  el monumento a los Héroes Franceses, que recuerda a los soldados franceses que murieron en la Primera Guerra Mundial durante la campaña rumana.
Jardines.

                   Un lago en el que se deslizan suavemente unos cisnes, le recuerdan a José Antonio la balsa de su pueblo, Jaulín.
                 Abandonamos la sombra de los árboles del parque para visitar otros lugares como el Ateneo Rumano, ubicado en pleno centro de Bucarest.
Ateneo Rumano.

Carol I.
           A base de donativos privados obtenidos por la campaña “Dati un leu pentru Ateneu”, se levantó este magnífico edificio de estilo neoclásico aunque posee una cúpula de estilo barroco, además de 8 columnas de estilo jónico. Este edificio es centro artístico  y cultural de la ciudad.
             Alcanzamos la plaza de la Universidad presidida por una estatua ecuestre del rey Carol I, erigida en las mismas puertas del edificio de la Biblioteca de la Universidad, estatua a la que alguien intenta comparar (los atributos equinos) con la de Espartero.
Biblioteca de la Universidad.
Iglesia ortodoxa.

Rompiendo el fuego

A la sombra.
            Conforme vamos recorriendo calles y avenidas de Bucarest, observamos una especie de matrimonio entre la modernidad y un pasado difícil de borrar. Como ejemplo de ello, el edificio del Palacio  del Parlamento Rumano que tenemos el "honor" de visitar.
               Este edificio no es solo descomunal por su inmensa decoración, sus cifras y proporciones que repite una y otra vez el guía que nos acompaña en la visita:
               Menudo peligro tenía el dictador Nicolae Ceaușescu cuando se proponía construir algo:
               En 1985 debía de estar muy aburrido, porque se le ocurrió la descabellada idea de levantar esta monstruosa mole, la obra civil más grande del mundo (un poco más pequeña que el Pentágono americano, de uso militar), en pleno centro de Bucarest para albergar su palacio personal.
Fachada principal del Palacio del Parlamento Rumano.

Entrando por una fachada lateral.
           Las obras comenzaron demoliendo varios barrios de la zona alta de Bucarest (1977. 10000 viviendas, 12 iglesias, 3 monasterios y 2 sinagogas se tiraron abajo para hacer hueco a este mamotreto).
       La idea era que la bautizada como "Casa del Pueblo", fuera el eje central de una nueva Bucarest inspirada en París. Como en la capital francesa, hacía falta una gran avenida central tipo a los Campos Elíseos, que sería el Bulevar de la Unificación el doble de ancho y largo que su homónimo parisino. Lástima que no sea ni la mitad de hermoso. 
           Para construir la Casa del Pueblo de Bucarest necesitaron literalmente un ejército de 20.000 personas, con miles de ingenieros y arquitectos, trabajando durante 24 horas al día 5 años consecutivos.
Teatro Rosetti.
Techo del Salón Alexandru Ioan Cuza

Entrada del 13 de septiembre.
             Las obras cesaron en 1989, año en que por fin se puso fin a la locura del dictador con un pelotón de fusilamiento, y el pueblo rumano pudo conocer la realidad de este monstruo levantado en el centro de Bucarest.
                 Esta “pequeña” Casa del Pueblo tiene 12 plantas, con 8 pisos subterráneos preparados para resistir ataques nucleares, 340.000 m2 por planta, 86 metros de altura, 1100 habitaciones, 40 salas de reuniones (la más grande del tamaño de un campo de fútbol). Realmente una pequeña ciudad entre paredes de hormigón.

                  El nuevo gobierno democrático se propuso tirarlo abajo y acabar con este símbolo de la dictadura, pero era más barato terminarlo que demolerlo, así que en 1990 decidieron instalar en su interior el Parlamento (de ahí su actual nombre).

Lámpara.
Plaza de la Constitución desde el balcón del palacio.
"Pequeña alfombra"
                   El tiempo fue pasando y ahora el Palacio del Parlamento de Bucarest también es sede del Senado, el Tribunal Constitucional, el Museo Nacional de Arte Contemporáneo y no sé cuántas cosas más.
             Aún así, gran parte del edificio continúa vacío, pues hay 4 plantas subterráneas a medio construir y otras partes sin terminar. Me gustaría conocer las cifras económicas del mantenimiento de esta mole.
             En fin, un testimonio de una época que los rumanos intentan dejar atrás. Espectacular por sus mareantes cifras y aburrido por la falta de pasión de su construcción.
                Más cansados que cualquier día de trekking, nos vamos a comer a un garito bajo la sombra de un toldo para y de postre... viaje de vuelta a casa.


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              Cuando, de nuevo, uno está en su hogar tecleando estas letras, echa la mirada a estos nueve días por los Montes Cárpatos de Rumanía y quedan olvidados los momentos críticos. Perdura el recuerdo de haber descubierto unas montañas mágicas, unos valles que se pierden en la inmensidad, los colores de las flores, los olores del bosque, el frescor del agua, el cántico de los pájaros y, cómo no, la compañía de unos amigos que en todo momento han estado, unos cerca de los otros, tendiendo la mano. Nada mejor que una frase de Charles Chaplin como colofón de estos días:
              "Todos queremos ayudarnos mutuamente. Los seres humanos somos así. Queremos vivir con la felicidad del otro, no por la miseria de los demás"
                      Hasta pronto
¡Gracias amigos!

1 comentario:

  1. Desnivel de 1.769 mts.!!!
    Esa es la que nos hubiera gustado recorrer a Encarnita y a mí.

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