martes, 20 de febrero de 2018

CUBA 2108 - 14º. SANTIAGO DE CUBA

Santiago de Cuba
Cucurucho.
          Con mucho dolor abandonamos Baracoa, lo hacemos por la misma carretera, la de la Farola, que hace cuatro días nos trajo a este impresionante y maravilloso lugar.
               Una parada en el Alto del Cotillo para echar un último vistazo a estos bosques que, al fondo, nos muestran las aguas del mar Caribe. Una mujer nos ofrece el clásico cucurucho, un manjar local de la ciudad de Baracoa. Envuelto en una hoja de palma en forma de cono, es una mezcla de coco, azúcar y otros ingredientes como naranja, guayaba y piña. Estaba exquisito.
            Pasamos por el centro de Guantánamo, una ciudad más conocida por la canción (Guantanamera) y la cercanía de base norteamericana. Esta ciudad no podía ser menos que otras y a estas horas el movimiento de gente era enorme.
              Aprovechamos que hasta dentro de un par de días no íbamos a devolver el "carro". Antes de alojarnos decidimos visitar el Santuario Basílica del Cobre, a la que llegamos por una ¿carretera? que el GPS, que no entiende de baches, nos ¡malguió!.
              El Cobre es una población que toma su nombre de las minas  que existieron aquí, en las que trabajaban los esclavos hasta 1807.
          En esta basílica se venera a Ntra. Sra. de la Caridad, patrona de Cuba. El exterior muestra tres torres coronadas con cúpulas rojas, la actual basílica fue construida en 1927, en el sitio de un santuario anterior. 
Basílica del Cobre.
                Una cámara en la planta baja muestra una de las numerosas reliquias dejadas por agradecidos beneficiarios de la benevolencia de la Virgen, incluyendo una roseta y camisa del equipo de la medallista de oro olímpica, el diploma del premio Pulitzer de Ernest Hemingway, así como diplomas universitarios, innumerables fotografías y, lo más conmovedor, un mostrador en el que venden ¿reliquias?... ¡no!, camisetas, pelotas, guantes y bates de béisbol, deporte nacional de Cuba.
La Piedra de Fidel.
            Como todos los santuarios, en el exterior unos cuantos puestos callejeros tratan de venderte mil y un artículos sanadores. Nosotros decidimos "sanarnos" con unas pizzas y unas birras en un garito en el que, a lo mejor, Hemingway hizo lo mismo.
              A continuación nos fuimos a visitar el Cementerio de Santa Ifigenia en el que estaban ensayando un homenaje a Martí, en el 165 aniversario de su nacimiento que se celebra el 28 de Enero. En esta necrópolis descansan los restos de personas ligadas a la historia reciente de Cuba como José Martí, José Maceo, Manuel Céspedes... así como las cenizas de Fidel Castro.
También se erigen auténticos monumentos a la memoria de ilustres mujeres, entre ellas Mariana Grajales madre  Maceo; María Cabrales, esposa de Maceo, Elvira Calpe...

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Cuando llegue la luna llena 
iré a Santiago de Cuba, 
iré a Santiago, 
en un coche de agua negra. 
Iré a Santiago. 
Cantarán los techos de palmera. 
Iré a Santiago. 
Cuando la palma quiere ser cigüeña, 
iré a Santiago. 
Y cuando quiere ser medusa el plátano, 
iré a Santiago. 
Iré a Santiago
Luna llena.
         Primeros versos del poema que Federico García Lorca dedicaba a su amada Santiago. Tan solo estuvo tres días, pero fueron suficientes para enamorarse de la ciudad. Debieron ser los sonidos de bongos, claves, congas y güiros, los instrumentos de origen africano, los que inspiraron al poeta.
           Nosotros, como el poema fuimos a Santiago con luna llena. 
        Tras dar muchas vueltas por calles, plazas y callejuelas encontramos nuestro alojamiento. Sus propietarios Rosa María y Henrry (rmanglada@nauta.cu) nos recibieron y mostraron la casa en la que, seguro, iríamos a pasar los últimos días en Cuba confortablemente. Y así fue, ayudados por la simpática y siempre dispuesta Migdalia nos facilitaron la estancia para que pudiéramos pasar unos buenos días en Santiago de Cuba. La casa se encontraba ubicada en el barrio de Tívoli que fue habitado principalmente por inmigrantes franceses en la huida por la sublevación haitiana, el barrio se creó en la primera mitad del siglo XVII por españoles y criollos que vinieron de fuera.
Con Henrry, Migdalia y Rosa Maria
Música en el Parque Céspedes.
          Salvo un intento de jornada playera, abortado por una nube, el resto de días lo pasamos pateando las calles, visitando algunos lugares históricos y escuchando música.
          Si algo diferencia Santiago al resto del país es la música. En Cuba vayas a donde vayas, se escuchan los sonidos del son, de la rumba, del "cha cha cha"; pero Santiago transpira ritmo por sus poros, en cada una de sus calles, en el rincón de sus bares, en cada esquina: música y pasión africana.
       El ambiente y principales monumentos se concentran alrededor del Parque Céspedes y sus calles adyacentes. 
Exterior de la Catedral.
                La plaza que alberga este parque se aprecia por completo desde la terraza que hay frente a la puerta de la Catedral de Ntra. Sra. de la Asunción, iglesia de apariencia neoclásica en el siglo XIX y ecléctica desde el XX hasta la actualidad. Sigue hoy en pie con toda su belleza intacta y rejuvenecida, a pesar de ser una sobreviviente de las llamas, los ataques de piratas y corsarios, cuatro terremotos y por último el huracán Sandy en el 2012.
          En su imponente fachada principal, creada por el arquitecto santiaguero Carlos Segrera Fernández  destacan dos esculturas de mármol: una de Bartolomé de Las Casas y la otra del Almirante Cristóbal Colón, dos torres laterales y una puerta principal que termina en un arco de medio punto, encima de él una celosía coronada por un ángel sentado en una tumba; sobre esta un pretil escalonado sostiene en el centro la escultura del Ángel Guardián que mira atento a Santiago, con un clarín en la mano derecha, un libro en la izquierda y con las alas listas para volar.
Nave central de la Catedral
      El interior, recientemente restaurado muestra un aspecto grandioso, con magníficos frescos, un coro de sillería labrada a mano y un altar en honor a la Virgen de la Caridad.
    En el mismo Parque Céspedes visitamos, la casa de Diego Velázquez de Cuellar, conquistador español, primer Gobernador de Cuba y fundador de las siete primeras villas en el país. Fue construida entre 1516 y 1530, mantenida a pesar del tiempo y de los recientes incendios a los cuales se ha visto amenazada.


Exterior de la Casa de Diego Velázquez.
           Convertida en museo, la casa presenta interesantes elementos arquitectónicos, como el artesanado, las celosías de sus balconadas y techo de cedro tallado. El último piso eran las habitaciones; la planta baja la parte comercial de la casa, donde Velázquez mantuvo sus oficinas y en algunas de sus partes fueron guardados carruajes de caballo.
        El parque, en cuyo centro se encuentra un busto de Céspedes, lo completan edificios como el Ayuntamiento y un hotel.
         Se vaya a la hora que se vaya, la música suena en la plaza, lujosos coches de época esperan a ser alquilados, en las esquinas te ofrecen lugares para comer...
Ayuntamiento
           Otra casa ubicada cerca del parque es la de José María Heredia, hoy convertida en museo, también una edificación muy interesante ubicada en la calle que lleva el nombre del patriota cubano.
         Este inmueble es en sí, una joya de la construcción de estilo colonial en la ciudad, y atesora en su interior importantes documentos, pinturas y otras reliquias relacionadas con la vida del insigne intelectual santiaguero, autor de famosas obras como el Himno del Desterrado y Oda al Niágara.
        Es en esta calle donde se concentra su corazón; bombea con toda su fuerza la sangre de la música santiagueña: La Casa de la Trova, el Museo del Carnaval, la UNEAC (Unión de de escritores y artistas de Cuba) y varios otros locales en los que bulle mucha actividad con el sonido de guitarras, tambores y canciones. 
En la Casa de la Trova.
        En el Museo de Carnaval asistimos a una representación del carnaval que se celebra en el mes de Julio. El carnaval santiaguero es una de las expresiones más genuinas de la tradición de esta antigua villa colonial. Su peculiar sonido, colorido y gastronomía, atrae a médicos, universitarios, obreros, campesinos, jóvenes viejos, mujeres, niños, a todas las personas, sin importar el origen. Se alimenta de las congas, los cabildos, las agrupaciones centenarias, los mamarrachos, los desfiles, la música...
         Junto a la calle Heredia se encuentra el Museo Emilio Bacardí Moreau, primer alcalde electo de Santiago. Este museo muestra buena parte de la historia de Cuba.
Museo Bacardí.
En el Museo del Ron.
          Otro museo que visitamos fue el dedicado a ron. El edificio muestra una mezcla entre los estilos ecléctico y neoclásico e incluye un amplio corredor y un hermoso jardín para completar las seis salas donde se conservan las diferentes colecciones. Desde la caña de azúcar, la fabricación del ron, la colección de botellas, la tonelería del patio y el proceso de embotellado; hasta la sala en que se exhiben maquetas de fábricas y el desarrollo de la industria hasta la actualidad. Degustamos unas copas de ron, se nota que no somos muy de bebidas fuertes, pero "no estaba mal el asunto".
Por la calle de Las Enramadas.
          Paseos por la plaza de Marte, calle Enramada y otras muchas nos mostraron una Cuba que, a pesar de todo, parece despertar de su letargo.
             Por un par de noches nos fuimos a escuchar música, ver bailar (e intentarlo nosotros) a la Casa de las Tradiciones, muy cerca de nuestra casa en Tívoli. Bailar, lo que se dice bailar, no lo conseguimos ni lo conseguiremos, además mover el esqueleto delante de los reyes del son te hace sentir minúsculo en el tema del baile. Eso sí, nos tomamos unos de los mejores mojitos de Cuba e hicimos amigos... somos fáciles.

Casa de las Tradiciones.

Última cena... en Santiago.
          En la última noche en esta ciudad cenamos en la casa, Migdalia nos acompañó conversando de asuntos como la vida que llevan en la actualidad, de cómo los que están fuera de su tierra quieren volver a ella, de la cartilla, de sus hijas y nietos y de otras muchas cosas que en un hotel no se hablarían.
          A las seis de la mañana del día 30 de Enero, un taxi nos recoge para llevarnos al aeropuerto y volar a La Habana en donde quedamos con Alina. Nos alojó en su casa de la calle Industria y, tras una buena charrada nos despedimos, con mucha pena, de ella.
          El día siguiente por la mañana, visitamos la monumental Necrópolis de Colón, comimos las primera y última langosta en "La Vitrola", restaurante que ya estrenamos los primeros día y que nos dejó "buen sabor de boca", tomamos café en la Plaza Vieja y por la tarde-noche partimos hacia el aeropuerto José Martí de La Habana para volver a España.

ENLACES AL RESTO DE CAPÍTULOS
Introducción
1.- La Habana
2.- Las Terrazas - Santa Lucía - Cayo Jutías
3.- Viñales
4.- Matanzas
5.- Cienfuegos
6.- El Nicho
7.- Trinidad
8.- Valle de los Ingenios
9.- Sancti Spíritus
10.- Camagüey
11.- Holguín
12.- Baracoa
13.- Parque Nacional Alejandro Humboldt
14.- Santiago de Cuba
15.- Regreso a casa

Una muestra:
Cementerio de Santa Ifigenia.

Cambio de motor del coche de Henrry.

Edificio.

Barrio de Los Cangrejitos.

Cotilleando en la Casa de Velázquez.

Casa de Velázquez.

Música en el jardín de Velázquez.

Más música.

Con Barbarito en la Casa de las Tradiciones.

Alameda.

Puerto pesquero.

Palacio Provincial.

Sombrilla y paraguas.

Migdalia nos cuenta que...

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