martes, 14 de septiembre de 2021

CAMINO PRIMITIVO, 7ª ETAPA.- DE GRANDAS DE SALIME A A FONSAGRADA

 Día 14 de septiembre de 2021
    
A por la séptima
Las previsiones meteorológicas anuncian día de tormentas; afortunadamente los encargados del tema han errado, lo que no es óbice para que, producto de la lluvia de ayer tarde, la mañana aparezca con una niebla de esas que se pueden cortar.
        Más legañosos que un "chow chow", bajamos a desayunar; en la mesa de al lado, una peregrina desayuna solitaria; su compañera de viaje ha decidido que lo del Primitivo no va con ella, por lo que le invitamos a que nos acompañe, pues salimos antes del alba y la niebla no deja ver ni las famosas flechas amarillas.
        Volvemos a las habitaciones, cerramos las mochilas, hoy el pan y fruta tendremos que adquirirlos en el camino y al lío.
Poco a poco, la niebla va levantando...
        Efectivamente, en la puerta del alojamiento nos espera Mirian, mujer portorriqueña con la que vamos a compartir alguna otra etapa.
        Fuertes como robles, los "cinco peregrinos" salimos de Grandas de Salime, atrás queda la colegiata y las fabas con callos de ayer. Como hemos de transitar algún pequeño tramo de carretera y el alba y la niebla se alían para dificultar nuestra visibilidad, saco el frontal con el objetivo de ser vistos por los vehículos.
        Saliendo de Grandas, cruzamos una carretera y continuamos por la calle del Carmen, que muere en su capilla, hasta alcanzar una bifurcación que tomamos por la senda de la izquierda, pasando por un bonito bosque de robles. 
... bueno, a ratos
Capilla del Carmen 
Va clareando
            Recorremos un rosario de aldeas (A Farrapa, Xuntacas, Cereijeira, Malneita, San Julián con su ermita, Castro con su huella de la Edad de Bronce...) y algunas capillas en las que, como de costumbre, nos detenemos a contemplar.
    Cuando dejamos las sendas y transitamos por la orilla de una carretera que no cesa de subir, aparece el Sol y se abre el paisaje sobre las montañas de una Asturias que pronto vamos a abandonar.                             
        Por si fuera poco,  allá lejos, al este, mares de nubes pintan de blanco la cola del embalse de Salime que en su longitud, de más de 30 kms, inunda estas tierras limítrofes.
Mar de nubes
Hermosa postal
Los cinco, en Santa María Magdalena
        Dejamos la carretera para alcanzar Peñafonte, a su entrada nos desviamos para subir a la iglesia de Santa María Magdalena, donde encontramos una gratificante fuente, cuya sola presencia nos da fuerzas para continuar el ascenso.
        La travesía de Peñafonte o Peñafuente, cabeza parroquial y núcleo de mayor tamaño de la misma, marca el paso por el último pueblo asturiano en el trazado del Camino Primitivo antes de alcanzar el alto del puerto del Acebo.
        El agua que mana de cada uno de los dos caños de la fuente, junto a la iglesia, de la que se dice puede derivar el nombre de la aldea, procede de distintos manantiales.

Entrando en Galicia
        Antes de llegar a El Acebo (1030 metros) y entrar en Galicia, atravesamos una portilla y tomamos una senda que discurre entre tojo (retama), helechos y algunos ejemplares de serbal de cazadores. La subida hasta el monte de Curiscada nos exige un último esfuerzo hasta alcanzar unos molinos de viento, que para sí quisiera Don Quijote.                                     
        Rebasamos otra portilla antes de llegar a la cima y entrar en Galicia. Nos llama la atención, la nueva señalización del camino Primitivo en su trazado gallego, los rústicos mojones que hasta aquí nos han traído, se tornan en elegancia granítica de estos elementos que de aquí a Santiago van a ser tropecientos. Hemos contado en 100 metros de longitud, hasta cuatro hitos. Digo yo, que si reviviera el "rey Casto", se echaría las manos a la corona; ¡vamos, un derroche! 
Entramos en Galicia
El Camino en Galicia
        Desde aquí se divisa Fonsagrada. Descendemos hasta la Venta del Acebo (detrás de la cual parte un camino repleto de acebos). Entramos en la venta y salimos con unas raciones de empanada gallega y unas gotas de cerveza. Mirian, de lengua hispana, no se entiende con el ventero y sale con una ración que no se la salta ni un caballo de estos que pacen por aquí.
        Tomamos una senda que sale a la derecha y una ligera subida nos acerca a la Cabreira, a su salida seguimos por una vereda que discurre entre pinares. 
        En el camino encontramos varias capillas y ermitas, pero en Galicia han echado el resto en mojones, mas la información de lugares que han mamado de la historia y que han visto, y ven, pasar muchos peregrinos, pasa a segundo plano. Esto, entre otras cosas que iremos viendo en sucesivas etapas.
Una ermita
            Poco antes de alcanzar Fonfría encontraremos el manantial de agua fresca que, lógicamente, da nombre a la población. Seguimos sin encontrar una tienda que nos venda pan, incluso Maite le pregunta a una lugareña la posibilidad de que sea ella quien nos lo facilite: "negativo". Al llegar a las últimas casas tomamos, por la izquierda, una pista a través de monte de Penoucos hasta alcanzar la aldea de Barbeitos en la que se indica la existencia de un mesón que está cerrado. 
        El camino sigue en busca de Silvela y su capilla de Santa Bárbara del Camino (un cartel escrito a mano por algún vecino, así lo indica). 
        Poco más adelante nos encontramos con el mojón que indica la distancia a Santiago, 157,499 Km. Eso quiere decir que llevamos otros tanto andados y que nos encontramos, "justo a mitad del Camino Primitivo hacia Santiago".
Kilómetro 157,499 y ¡tan frescos! (fotografiados por Mirian)
Hacia A Fonsagrada
        Cogemos la pista que nos lleva hasta Paradanova, lugar donde se bifurca el Camino, bien hacia Puebla de Burón o bien hacia Fonsagrada. Lógicamente, elegimos el segundo.
        Dejamos Paradanova por un camino que sale detrás de la capilla de la Santa Cruz y que desciende a la ribera del río Arime.
        Lo poco que nos queda ¡cagüenlá!, es una subida que unida al tute que llevamos en el cuerpo, a no haber comido más que una mini-ración de empanada y a la distancia recorrida, los 130 metros de desnivel que nos separan de las primeras viviendas que tenemos sobre nuestras cabezas, nos hacen acordarnos del "rey Casto" y de toda la monarquía del mundo mundial. Nos cuentan los lugareños, que allí la llaman "la cuesta del silencio", pues todo el que la sube no "dice ni ¡mú!" (ni decir tiene que ni saque la cámara de su funda)
Iglesia de Santa María
        Esta bromita nos deja en Fonsagrada, la “fons sacrata”, ubicada en el casco urbano, de la que según una leyenda, manó leche para alimentar a una mujer necesitada y a sus hijos. Es tal el agotamiento acumulado que por primera vez, que no cree precedente, ni tan siquiera nos tomamos la birra reglamentaria.
        Tras la ducha y un descanso revitalizaste, nos damos un garbeo por A Fonsagrada en la que destaca la iglesia de Santa María, o las casas de Peñamaría y Tibidabo con amplias galerías y blasones en sus fachadas.
        Concluimos el paseo, acercándonos a una pulpería que nos habían recomendado para cenar y, como no, nos hemos metido al cuerpo varias raciones de este bicho provisto de sabrosos tentáculos. Añado que es el mejor que hemos y, posteriormente se verá, habremos comido.
¿Gustas?

            
Hay que ver que bien se duerme habiendo tomado una "jarritas de ribeiro"
            Buenas noches



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