sábado, 18 de septiembre de 2021

CAMINO PRIMITIVO, 10º ETAPA.- DE LUGO A FERREIRA

 Día 18 de septiembre de 2021
En el puente romano
        De nuevo volvemos a la formación de "a cuatro". 
    Justo a la salida, tenemos una panadería en la que adquirimos la reglamentaria barra de "pan gallego".                                                     
       Aquí, un cuarteto de mujeres me preguntan y les contesto, por el camino de salida. Es tanta la conversación que llevan entre ellas que, a lo lejos, vemos que han errado. Les nombramos "las mudas".
    Abandonamos Lugo cruzando el río Miño, a través de un puente de origen romano, dicen que del siglo I. Sin salir de la ciudad, llegamos al barrio de A Ponte, junto a un centro deportivo y la iglesia de San Lázaro da Ponte, donde se ubicaba el antiguo hospital de leprosos.
Puente romano
Río Miño
Iglesia de San Lázaro da Ponte
Por carretera
        Abandonamos la ciudad por una carretera que se abre paso entre urbanizaciones que posteriormente se convierten en campos de manzanos. 
        Nos encontramos con "las mudas" que han reconducido el camino. Durante un buen rato nos unimos a la conversación.
        Seguimos por la carretera que, ahora, afortunadamente, dispone de un sendero paralelo, lo que nos da más seguridad, pero al fin y al cabo, carretera es.
    Continuamos hasta Seoane, que atravesamos para seguir por tierras del Mera hasta alcanzar la aldea de Carrigueiros, con su Casa Grande (pazo). 

También hay senderos
            Más adelante nos encontramos con la capilla de San Bartolomé do Burgo, seguida de la fuente de Ribicás desde la que ascendemos hasta San Vicente do Burgo. En un garito dotado de vending y algunos bancos, hacemos un descanso para ingerir una fruta. Aquí nos encontramos, entre otros, a Mirian a la que su amiga Lucy, sabedora de que el Camino se suaviza y de que, necesita 100 km para que le emitan la compostela, se ha unido para acompañarla a Santiago.  
        En el kilómetro 87 a Santiago, un pequeño recodo recorta la curva de la carretera, pero volvemos a tomarla enseguida para pasar ante San Pedro de Abaixo y, más adelante, Taboeiro.
Iglesia de San Román de Retorta
        En un cruce de caminos, sobre un muro de piedra, montamos nuestro restaurante particular para acallar los jugos gástricos que, hace rato, están tocando a fajina.
        Dejamos atrás el desvío a Crecente y, siguiendo por carretera, llegamos a la iglesia de San Román de Retorta. El cementerio arropa la pequeña iglesia del siglo XIII. Del románico conserva su portada compuesta de un arco de medio punto formado por dos columnas de fuste liso y capiteles decorados con motivos vegetales.
          A unos ciento cincuenta metros  nos encontramos con la réplica de un miliario que se situaba a la orilla del camino real. En él se podía leer un texto en latín referido al emperador Calígula que traducido decía: "Caio César Augusto, bisnieto del divino Augusto, Pontífice Máximo, con triple potestad tribunicia, Cónsul por tercera vez, Padre de la Patria". En el siglo XIX fue trasladado de sitio por el propietario del terreno y utilizado como columna para un pendejo. Cuando se descubrió, fue regalado al obispo de Astorga para que pasase a formar parte de su museo, donde sigue en la actualidad.
Réplica del miliario de San Román de Retorta
El Camino Primitivo alfombrado
             A poco de salir de San Román nos encontramos con indicaciones de la nueva variante que discurre por la calzada romana, hacia Burgo de Negral y Pacio. 
        En varios tramos del camino volvemos a coincidir con "las mudas", que siguen a lo suyo.
        Poco antes de llegar a nuestro destino, en Pena da Galiña nos sentamos en la terraza de un bar para hidratarnos, pero dicen que tendremos que esperar como media hora para que nos sirvan unas birras (como decía, en el camino los hay de todo). Estamos cerca de Ponte Ferreira, así que nos vamos hasta nuestro alojamiento y, allí en su jardín, nos preparan una mesa, cuatro sillas y unas birras que, como todos los días, las tenemos bien ganadas.
        El alojamiento de Ponte Ferreira, se encuentra junto al río del mismo nombre, junto a un puente romano (dicen) de un solo arco y alejado de población alguna por lo que, tras una breve siesta, volvemos a practicar nuestra sesión de relajamiento: unas partidas de rumí.
        Sopa, tortilla de patata, postre y a "ñoñón"; los "angelicos" estarán contentos de que soñemos con ellos.
            Buenas noches


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